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En el interior de la ganadería de Victoriano del Río en Madrid

Muy cerca de Guadalix de la Sierra, en plena dehesa de la sierra de Madrid, se encuentra un lugar privilegiado en mitad de la naturaleza donde pastan unas 2.000 cabezas de ganado. Se trata de la finca El Palomar, propiedad de Victoriano del Río, un espacio natural donde disfrutar de la belleza del toro, de la tranquilidad de su vida en el campo y de un entorno inmejorable.

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El entorno privilegiado donde se cría el toro bravo es la dehesa. Al fondo, el municipio de Miraflores de la Sierra.

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La finca El Palomar está entre Soto del Real y Guadalix de la Sierra y cuenta con casi 1.000 hectáreas de dehesa dedicada a la cría del toro bravo.

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En la fincha se avisa del peligro que puede tener un excursionista que se adentre en el cercado equivocado. Un toro de lidia es una máquina de matar.

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Las peleas entre toros son muy comunes. Muchas veces se acaban cuando un tercero entra en la disputa. En algunas ganaderías usan perros para separarlos.

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Los toros pastan en los alrededores de la casa y de la plaza de tientas en la finca El Palomar.

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La plaza de tientas es donde se mide la bravura de las vacas destinadas a ser las madres que continúen la ganadería.

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La labor de los hombres del campo es fundamental para el mantenimiento de las ganaderías. 

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El mayoral y vaquero de la ganadería, Juan Iglesias, acompaña desde su todoterreno al periodista y al fotógrafo por los distintos cercados. Las labores de campo las hacen a caballo.

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Una característica de las ganaderías de bravo son las distintas puertas que abren y cierran los cercados. Nunca se puede dejar una abierta.

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De los 2.000 animales que Victoriano del Río cría en su finca sólo se lidian 80 en las plazas.

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Dos de los toros que se lidiarán esta temporada en las plazas de primera. 

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A los toros les gusta escarbar en los cercados en los que están por eso por el tipo de suelo en muchas ganaderías les colocan fundas a los pitones. 

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En los distintos cercados los toros mueven continuamente el terreno, muchas veces con los pitones.

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Los animales miden sus fuerzas a lo largo de su vida. El uso de las fundas ha permitido que se eviten muchas cornadas.

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Los toros reseñados para las plazas de primera se mantienen juntos en los cercados. Aunque parezcan tímidos no es recomendable andar entre ellos.

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"Las dehesas no existirían si no estuviera la ganadería" afirmó el ganadero Victoriano del Río a Libertad Digital.

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Dos becerros pastan en el cercado más lejano, donde están las madres y las crías.

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La colocación de las fundas ha evitado que muchos animales se lesionen los pitones y también que se hieran de gravedad entre ellos.

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Las vacas son fundamentales en la selección de las características que se buscan en el toro de lidia. Su selección se hace mediante la tienta, una labor campera en la que se mide su bravura.

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El toro bravo es un atleta que se prepara para la lidia desde que nace. En muchas fincas, como la de Victoriano del Río, cuentan con correderos para prepararlos mejor. Aquí les hacen correr dos veces a la semana.

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Los toros negros y burracos son las pintas más comunes en esta ganadería

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Uno de los toros reseñados para esta temporada camina hacia una de las vallas que protege los distintos cercados y árboles de la finca.

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Los cercados separan las distintas corridas que se van a celebrar a lo largo de la temporada taurina. 

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El atardecer cae en la finca El Palomar a poco más de media hora de Madrid.

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