
La tauromaquia vuelve a respirar en el entorno de Quito. Más de una década después de que el correísmo impulsara el referéndum que vetó la lidia completa en la capital, un proyecto taurino de nueva planta vuelve a abrir una puerta que parecía clausurada: la posibilidad de recuperar un ciclo mayor en el corazón de la bella capital radicada en plena cordillera de los Andes. Una consulta promovida por Rafael Correa dinamitó la continuidad de la histórica Feria de Jesús del Gran Poder, que dejó sin actividad a la plaza de Iñaquito, un coso moderno con capacidad para 15.000 espectadores que a comienzos de cada mes de diciembre se convertía en el epicentro del mundillo taurino.
Aquel atropello animó también a un alcalde afín al correísmo a rescindir el contrato de explotación de la coqueta plaza Belmonte, una segunda decisión de corte prohibicionista que en este caso cerró un recinto legendario, de arquitectura íntima y ubicación privilegiada, que mantuvo viva la tradición taurina quiteña incluso en los años más adversos.
Con ambas plazas silenciadas, la afición de Quito se quedó huérfana y el eje taurino nacional se desplazó forzosamente hacia las provincias donde aún se pueden celebrar festejos íntegros. En ese desierto, una figura sostuvo contra viento y marea la llama de la fiesta: el torero, ganadero y empresario José Luis Cobo.
Tras haber lucido el traje de luces a ambos lados del charco y asumido las riendas de los hierros familiares de Huagrahuasi y Triana, Cobo ha sido durante años el auténtico pilar empresarial de la tauromaquia ecuatoriana. Sus ferias en Latacunga, organizadas con rigor, ambición y carteles de primer nivel, han sido televisadas por Movistar+ y OneToro, en una clara validación de los carteles que año tras año han venido citando a los principales toreros del momento.
Tras haber mantenido vivo un circuito que, en circunstancias normales, habría terminado arrasado por la presión política del socialismo bolivariano de Rafael Correa, Cobo da ahora un paso al frente. Todo llega en medio de un profundo cambio político, puesto que la izquierda fue derrotada con claridad en las elecciones presidenciales de 2021, 2023 y 2025.
Este giro deja espacio a un clima más abierto y favorable para la actividad taurina. Y es ese nuevo contexto lo que ha hecho posible la puesta en marcha de un sueño largamente acariciado: la creación de una plaza de categoría radicada a pocos minutos de Quito. El proyecto, de hecho, ya es una realidad. La nueva plaza se levanta en el Centro Agrícola de Machachi, a menos de media hora de la capital. Tiene una capacidad aproximada de 3.000 espectadores, un aforo ideal para recuperar ferias de prestigio sin renunciar al ambiente cercano y vibrante de los cosos de tamaño medio.
La temporada inaugural también está definida. Los días 4, 5 y 6 de diciembre pisarán su arena nombres de enorme peso: Roca Rey, Marco Pérez, El Fandi, Borja Jiménez y la novillera Olga Casado, amén de los principales toreros locales, como David Garzón, que es un matador ecuatoriano afincado en Madrid. El arranque confirma la ambiciosa vocación del proyecto.
Programar toros "con mucha ambición"
En declaraciones a Libertad Digital el empresario José Luis Cobo ha asegurado que "Latacunga es ya una realidad. Después de quince años, hemos consolidado esa Feria como una de las mejores de América y vamos a mantener su encaje en el calendario en el mes de octubre, coincidiendo con el final de los festejos en Europa y el inicio de la temporada de invierno que hacen los toreros a este lado del charco".
"Es cierto, en cualquier caso, que Latacunga está aproximadamente a una hora y media de Quito, de modo que pensando en la afición que permanece en la capital y sus alrededores, y coincidiendo con las fechas tradicionales de la ciudad, he querido dar un paso al frente y programar toros con mucha ambición, incluyendo la presencia de Roca Rey y Marco Pérez en mano a mano, así como la presencia de El Fandi, que es todo un ídolo en Ecuador, y de novedades como Borja Jiménez y Olga Casado, amén de los principales toreros locales", destaca Cobo.
El empresario afirma que "es una gran responsabilidad, siento el miedo y la tensión que me llegaban cuando toreaba, solamente que ahora en calidad de empresario y de ganadero. Es mucho lo que hay en juego, pero la ilusión y las ganas no me las quita nadie. Estoy en este proyecto con todas las ganas de que salga todo bien y esperamos que así sea, Dios mediante. La afición de Quito se está volcando".

