Las Fuerzas Armadas españolas se encuentran desplegadas en estos momentos en varias zonas de Europa del Este. Son parte del muro anti-Rusia que la OTAN ha ido configurando en los últimos años ante la creciente amenaza que el expansionismo ruso supone para algunos de los países que forman parte de la Alianza. Un sistema defensivo que se ha incrementado tras la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
El Destacamento Paznic del Ejército del Aire y el Espacio es uno de esos despliegues. Lo forman un centenar y medio de militares del Ala 12 (Torrejón de Ardoz), del Ala 15 (Zaragoza) ydel Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA), principalmente. Están acompañados por ocho cazas F18 Hornet, cuatro de cada Ala, de los que cuatro están en activación permanente y los otros están en reserva.
La misión de estos militares es ayudar a la Fuerza Aérea de Rumanía a controlar su espacio aéreo, en unos momentos donde las aeronaves militares de este país se encuentran en pleno proceso de modernización, pasando de los viejos cazas de fabricación soviética a nuevos cazas de fabricación occidental. Necesitan ayuda para controlar las violaciones que los aviones militares rusos hacen habitualmente de su espacio aéreo.
En este escenario, los cazas F18 españoles han sido activados en varios ocasiones durante esta semana fruto del aumento de los bombardeos que Rusia está llevando a cabo con aeronaves no tripuladas o drones contra la región ucraniana de Odesa, limítrofe con la zona este de Rumanía que está bañada por el Mar Negro.
La primera activación tuvo lugar durante el ataque con sistemas no tripulados a la ciudad fronteriza ucraniana de Izmail, en la ribera del río Danubio. Dos cazas F16 rumanos y dos cazas F18 españoles se situaron en las inmediaciones de la ciudad rumana de Babadag, en el delta del Danubio, y establecieron un área de vigilancia para que los drones rusos no entrasen en ningún momento en espacio aéreo rumano.
Durante los siguientes días, los F-18 Hornet españoles, en coordinación con los aviones rumanos F-16, despegaron en varias ocasiones, en activaciones de alerta o scramble, para realizar patrullas de vigilancia aérea con el objetivo de controlar posibles intromisiones de los sistemas no tripulados rusos en Rumanía.