
La Comisión Europea y el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores han presentado en las últimas horas el documento "Preservar la paz - Preparación en materia de defensa 2030", un documento de 16 páginas que establece los pasos que Europa deberá seguir para estar "lista para la guerra" dentro de cinco años. El texto, con tono de urgencia, busca consolidar la autonomía estratégica del bloque frente a las crecientes amenazas externas.
Esta hoja de ruta, que se presentará formalmente al Consejo Europeo de este mismo mes, traduce las orientaciones del Libro Blanco de Defensa en objetivos concretos, hitos anuales y mecanismos de seguimiento. Bruselas advierte que lo que los Estados miembros hagan "de aquí a 2030" marcará el futuro de la seguridad continental durante todo el siglo.
El diagnóstico parte de una realidad: "Europa no está preparada para un conflicto de alta intensidad". La guerra de Ucrania, las tensiones en Oriente Medio y la militarización de Rusia, que destina más del 7 por ciento de su PIB a defensa, han acelerado un proceso que la Unión Europea describe como "existencial". El mensaje es claro: "Europa debe invertir más, coordinarse más e invertir en la industria europea de defensa".
El documento define tres grandes objetivos. Primero, cerrar las brechas de capacidades militares. Segundo, crear una base industrial de defensa competitiva y autosuficiente. Y tercero, garantizar una cooperación estrecha con la OTAN, evitando duplicidades pero reforzando el peso europeo en la Alianza Atlántica.
Entre las prioridades de inversión, la Comisión menciona nueve áreas críticas: defensa aérea y antimisiles, artillería, misiles y munición, movilidad militar, ciberdefensa e inteligencia artificial, drones y contramedidas, combate terrestre, capacidades marítimas y habilitadores estratégicos. Todas deberán alcanzar plena operatividad antes de 2030.
Para lograrlo, Bruselas propone la creación de las llamadas "Capability Coalitions", consorcios entre Estados miembros que coordinarán el desarrollo y la compra conjunta de equipos. Cada coalición tendrá países líderes y colíderes responsables de los proyectos. La meta es que al menos el 35 por ciento de las adquisiciones militares se realicen de forma conjunta y que el 55 por ciento provenga de la industria europea.
La comisión de seguimiento, compuesta por el Estado Mayor de la UE y la Agencia Europea de Defensa, elaborará cada año un informe de progreso que servirá de base para las decisiones del Consejo Europeo. En paralelo, se lanzará un informe anual de preparación en defensa con indicadores específicos de avance.
Uno de los ejes más ambiciosos del plan son las iniciativas europeas de referencia. Cuatro proyectos sobresalen: Iniciativa Europea de Defensa contra Drones, la Vigilancia del flanco oriental, el Escudo Aéreo Europeo y el Escudo Espacial de Defensa. Todos buscan reforzar la protección del territorio europeo frente a amenazas aéreas, cibernéticas y espaciales.
La Iniciativa Europea de Defensa contra Drones pretende crear una red de defensa antidrón interoperable, basada en la experiencia ucraniana. La Vigilancia del flanco oriental, por su parte, reforzará las fronteras con Rusia y Bielorrusia, integrando capacidades aéreas, marítimas y terrestres para proteger el flanco oriental de la Unión Europea.
El Escudo Aéreo Europeo aspira a desplegar un escudo aéreo y antimisiles común, plenamente integrado con el sistema de mando de la OTAN. En paralelo, el Escudo Espacial de Defensa garantizará la seguridad de los satélites y servicios espaciales europeos frente a ciberataques, interferencias y amenazas cinéticas.
En el plano industrial, la hoja de ruta subraya la necesidad de duplicar la capacidad de producción de la industria europea de defensa. Bruselas insiste en que la inversión militar debe traducirse en innovación, empleo y competitividad. El nuevo Programa Europeo de Industria de Defensa (EDIP) y el instrumento SAFE, con un potencial de 150.000 millones de euros, serán sus pilares financieros.
El documento también prevé una integración plena de Ucrania en el ecosistema de defensa europeo. Kiev será considerada "la primera línea de defensa del continente" y se beneficiará de instrumentos como el Instrumento de Apoyo a Ucrania (USI, por sus siglas en inglés) y el Préstamo de Reparación, financiado con activos rusos inmovilizados. Además, se fomentarán alianzas industriales y tecnológicas con empresas ucranianas.
La estrategia se completa con una serie de facilitadores horizontales: la creación de un mercado único de defensa, la armonización de normas de compra y transferencia de equipos, y una red de movilidad militar europea que permita desplazar tropas y material en menos de cinco días entre Estados miembros.
El plan financiero prevé un aumento significativo del presupuesto de defensa en el próximo Marco Financiero Plurianual. Bruselas propone destinar 131.000 millones de euros al nuevo Fondo de Competitividad para defensa y espacio y 17.600 millones a infraestructuras de movilidad militar. Además, el Banco Europeo de Inversiones lanzará un fondo de fondos de 1.000 millones para escalar proyectos de defensa y tecnología dual.
El calendario de ejecución es ajustado. En 2025, se aprobarán los paquetes legislativos de defensa y los primeros proyectos industriales. En 2026, se lanzarán las coaliciones de capacidades y las iniciativas emblemáticas. En 2027, se espera un mercado europeo unificado y la plena operatividad del área de movilidad militar. Los años 2028 a 2030 estarán dedicados a cerrar brechas y consolidar las nuevas capacidades.
La Comisión y el Alto Representante presentará un informe anual de progreso ante el Consejo Europeo cada mes de octubre. Será el mecanismo político que mantenga el rumbo de una estrategia que Bruselas califica de "histórica" y "sin precedentes en ambición". En palabras del documento, "Europa debe estar lista para defenderse por sí misma y junto a sus aliados". La cuenta atrás hacia 2030 ya ha comenzado, y Bruselas ha decidido no dejar nada al azar.

