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Alemania, Francia y España mantienen el FCAS pese a la guerra entre las empresas líderes que amenaza con dinamitarlo

Los políticos evitan, de momento, que todo salte por los aires tras un encuentro sobre el que se guarda silencio oficial.

Los políticos evitan, de momento, que todo salte por los aires tras un encuentro sobre el que se guarda silencio oficial.
Infografía del programa FCAS. | Airbus

El futuro de uno de los programas de armamento más importantes del momento en Europa ha estado en juego durante las últimas horas en Berlín. La opción era seguir adelante con el proyecto o que todo, o casi todo, saltase por los aires. Para lidiar con la situación estaban presentes en una reunión clave los ministros de Defensa de Alemania (Boris Pistorius), Francia (Catherine Vautrin) y España (Margarita Robles).

Se trataba de decidir qué iba a pasar con el FCAS, el proyecto para desarrollar un caza de sexta generación que sustituya a los actuales Eurofighter Typhoon y Dassault Rafale a partir de 2040. Pero no sólo se trata del propio aparato, sino también de un ecosistema tecnológico asociado al mismo, como una nube de combate hiperconectada o drones de combate autónomos que actúen a las órdenes del caza, entre otros.

Dos de las tres empresas que lideran el programa, Dassault (Francia) y Airbus (Alemania), se encuentran desde hace tiempo en una guerra abierta que ha situado al FCAS contra las cuerdas. Hay diferencias importantes tanto en el plano conceptual del caza como, sobre todo, en el reparto industrial del proyecto. Y en esta guerra de intereses han llegado a entrometerse incluso algunos sindicatos con mucho peso local.

El papel más complicado era el de España. La ministra Robles, que estuvo acompañada en la cita por su número dos política, Amparo Valcarce, tenía la misión de pacificar en las disputas franco-alemanas para evitar que el programa descabalgase, de recordar a sus homólogos que Europa es más fuerte si está unida y que en la situación actual –con la amenaza rusa de fondo– las alianzas son más necesarias que nunca.

La primera maniobra española de equilibrismo fue designar a Indra como líder de España en el programa. Muchos esperaban que esa empresa clave iba a ser Airbus España, pero ésta está totalmente controlada por la matriz, que tiene mayoría alemana en el Consejo, y eso podía hacer que Dassault (la empresa que sabe diseñar, desarrollar y fabricar un caza) rompiese de la misma forma que en 1985 dejó el proyecto Eurofighter para diseñar su caza en solitario.

De momento, los políticos mantuvieron su apuesta por el FCAS durante la reunión celebrada en el Ministerio de Defensa alemán en Berlín. Algo poco habitual, pues suelen ser las empresas las que colaboran con normalidad y ellos los que enredan y llevan todo al desastre. Pero en este proyecto todo parece que va al revés de lo normal. Ahora queda por ver si Dassault y Airbus son capaces de olvidar las rencillas y ponerse a trabajar juntos.

Mientras las disputas siguen sobre la mesa, el programa va acumulando retrasos. Toca poner en marcha la fase 2 del programa, que debe desembocar en el primer demostrador, es decir, en el primer caza europeo de sexta generación de este proyecto. Y cuanto más tiempo pase más complicado será buscar opciones buenas para que los países lleguen a tiempo si finalmente el FCAS salta por los aires.

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