Las insinuaciones de dopaje todavía escuecen en can Barça. Por ello, el Barcelona tiene previsto acudir a los actos protocolarios previos al enfrentamiento de Liga con el Real Madrid con la máxima frialdad, con la intención de evitar abrazos y efusivos apretones de manos.
Y es que las relaciones han cambiado mucho entre Sandro Rosell y Florentino Pérez. El pasado mes de noviembre, cuando el Real Madrid acudió a la Ciudad Condal, los presidentes pasearon por el RCT de Barcelona, dejándose fotografiar por la prensa gráfica en clara sintonía.
Sin embargo, las insinuaciones de dopaje aireadas por la COPE y en las que figuraban como informante el Real Madrid han hecho mucho daño en Barcelona. De momento, como no pueden asegurar que el club blanco esté detrás, las culpas han caído sobre la emisora. Pero todo el barcelonismo es consciente de que una mano blanca agitó la cuna del dopaje.
Como se apunta desde El Mundo Deportivo, son sólo hipótesis, pero la mecha ha prendido en el Barça y, por ello, quieren evitar cualquier tipo de apariciones públicas, más allá de las estrictamente necesarias. De hecho, acudirán a la comida de directivas, aunque intentarán acudir cada uno por su lado para evitar una incómoda foto para Rosell.
Afirman, eso sí, que si el Barcelona "tuviera pruebas o la certeza de que fue una mano madridista la que apretó el botón del ventilador (del caso de dopaje) dejaría plantado a Florentino y habría rechazo la comida oficial".
Desde el diario catalán se apunta a que la directiva azulgrana, "ya no se ve a Florentino como un presidente a la altura de una institución para el Real Madrid". Eso sí, descartan cualquier tipo de desplante porque el Barcelona "pondrá su cara más diplomática" para evitar calentar los partidos, en especial, la final de Copa, donde se juntarán las dos aficiones.