
El Atlético de Madrid sobrevivió a un partido espeso, cambiante y lleno de golpes de guion para imponerse por 2-1 al Inter de Milán gracias a un cabezazo de José María Giménez en el minuto 90+3... Poco más que añadir. En una noche de tensión permanente, con fases de dominio visitante y arreones rojiblancos marcados por la necesidad, el Metropolitano estalló cuando el uruguayo cazó un córner que parecía perdido y casi sin sentido cuando las fuerzas de los 22 futbolistas ya brillaban por su ausencia... Este triunfo deja al equipo de Diego Simeone de lleno en la pelea de la siguiente fase y premia un esfuerzo que se había complicado tras el empate italiano al inicio de la segunda parte.
El partido comenzó un poco loco y casi sin tiempo para instalarse. A los pocos segundos, Gallagher cometió la primera falta sobre Lautaro Martínez, y Dimarco dispuso acto seguido de un libre directo que Musso blocó sin demasiados problemas. El césped, comentaban desde la retransmisión, mostraba signos de resiembra y las imprecisiones acompañaron los primeros minutos. Según explicaron, el motivo era la visita de la NFL a Madrid hace unas semanas… Aun así, el Atlético de Madrid encontró su ocasión en la primera llegada clara.
En el minuto 9, un envío desde la derecha se envenenó tras un rebote que acabó en Álex Baena. El balón impactó en su cuerpo, el VAR revisó si había mano dictaminando que tocaba en el pecho del jugador, y terminó en los pies de Julián Álvarez, que empujó para firmar su décimo gol en Champions con la camiseta rojiblanca. Con el 1-0, el encuentro se abrió en intensidad: Sommer vio cómo un balón se paseaba frente a su área y Musso tuvo que frenar un potente disparo de Çalhanoglu en el 19.
El Inter de Milán respondió a este tempranero gol con constancia, acumulando llegadas por medio de Lautaro y Bonny. El Atlético de Madrid, mientras tanto, buscó aire en posesiones largas que no siempre encontraron profundidad. El tramo final antes del descanso alternó faltas, protestas y un par de intentos lejanos, incluido un remate alto de Dimarco. El primer tiempo se cerró sin cambios en el marcador pero con la sensación de que el partido podía volcarse en cualquier dirección.
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— Atlético de Madrid (@Atleti) November 26, 2025
El Inter empata y el partido cambia de temperatura
El segundo tiempo arrancó con otro sobresalto: Nicolás Barella estrelló un balón en el travesaño en el 45. A partir de ahí, en los primeros compases de la segunda mitad, el Inter de Milán monopolizó la pelota y amenazó con Dimarco, obligando a Musso a intervenir. La insistencia se transformó en gol en el minuto 54, cuando una combinación rápida entre Bonny y Zielinski encontró espacio al borde del área. El polaco definió raso y el empate encendió las alarmas en el Metropolitano.
Diego Simeone reaccionó con un triple cambio inmediato: Koke, Nico González y Pubill entraron para intentar recuperar control y ritmo. Giuliano Simeone tuvo una ocasión clara, y Baena y Barrios probaron desde media distancia, pero sin encontrar portería. El partido, ya desatado, encadenó ataques y sustituciones. El Inter retiró a su pareja goleadora —Lautaro Martínez y Çalhanoglu— para dar entrada a Frattesi y Esposito, mientras que el Atlético de Madrid buscó frescura con Griezmann y Sorloth.
En el tramo final, el Inter de Milán volvió a intimidar. Musso atrapó un cabezazo de Akanji en el 82 y el equipo italiano encadenó varios córners que mantuvieron en vilo al estadio. Nico González firmó un despeje decisivo en el minuto 78 ante un centro que llevaba peligro. Thuram trató de generar espacios, pero el Atlético de Madrid resistió con más empuje que claridad.
A falta de cinco minutos, el ambiente era de máxima tensión. Ambos equipos perdieron precisión en los metros finales y el cansancio se notó en transiciones cada vez más caóticas. Nicolás Barella sufrió un golpe involuntario de un compañero que detuvo el partido, una pausa que precedió a los cuatro minutos de prolongación.
Giménez desata la locura en el 90+3
Y entonces llegó el desenlace. En el 90+3, con el partido prácticamente cerrado, el Atlético de Madrid forzó un córner sin apariencia de peligro. El envío viajó al segundo palo, donde José María Giménez apareció con una potencia impecable para enviar el balón a la red en un remate incontestable. El Metropolitano explotó después de una segunda parte dominada en muchos tramos por el Inter, pero resuelta con la eficacia rojiblanca en el instante decisivo.
El 2-1, trabajado y agónico, permite al Atlético de Madrid mirar hacia adelante con margen y energía. En una noche de sufrimiento, Musso sostuvo, Diego Simeone agitó desde el banquillo y José María Giménez puso la rúbrica a una victoria que supo tanto a alivio como a reivindicación.

