Tras la resolución del Mundial de Fórmula 1 2024, que ha supuesto el cuarto título de de Max Verstappen, vamos a recordar la historia de Carlos Reutemann. Un genial piloto argentino, que apuntó durante mucho tiempo a ser el heredero de Juan Manuel Fangio, pero que se quedó siempre a las puertas del título. Especialmente en 1981, en una última carrera -precisamente en Las Vegas- que ha quedado para la historia, por lo que supuso, y por la polémica que levantó entonces, y que sigue levantando hoy, más de 40 años después…
Una llegada tardía
Carlos Alberto Reutemann nace el 12 de abril de 1942 en Santa Fe, Argentina. Criado en el seno de una familia humilde de origen alemán, su relación con los automóviles llega bien temprano. La necesidad apremia, y la necesidad en su infancia era trabajar en las vastas hectáreas de campo que cultivaba su familia. Ya con 8 años se desplazaba con un coche para mejorar la eficiencia.
Aquello le despierta un inusitado interés por el automovilismo. Y poco a poco se va granjeándo un nombre en Argentina. Pronto se destaca como el piloto más prometedor de Sudamérica, especialmente en Turismos. Tanto, que el Automóvil Club Argentino lo elige para una gira por Europa.
El debut en Fórmula 1, no obstante, es tardío. Poco habitual: con 30 años. Después de diversas victorias nacionales y una segunda plaza en el Europeo de Fórmula 2, Brabham le da un volante para correr en casa, en Argentina. Reutemann sorprende a todos, y se hace con la pole. Es el primer wildcard de la historia en lograr la primera posición de salida. En carrera, termina en séptima posición.
Un brillante debut que le permitirá firmar un contrato de tres años con la escudería británica. Y en 1974 logra su primera victoria en un Gran Premio, en Sudáfrica. Es el primer argentino en ganar una carrera tras Juan Manuel Fangio. Todos en el país se preguntan si tienen ante él al heredero del brillante piloto argentino.
Aquel mismo año logra dos triunfos más, terminando el Mundial en sexta posición. Puesto que mejora al año siguiente, en el que sube por primera vez al podio final, sólo por detrás de Niki Lauda y Emerson Fittipaldi.
El salto a Ferrari
Su indudable talento convence a Enzo Ferrari para su incorporación a la escudería italiana. Y lo hace, además, con un rol importante: Reutemann será el sustituto de Niki Lauda, quien tras su grave accidente en Nordschleife el año anterior deberá pasar una larga temporada sin competir.
Sin embargo, el austriaco regresa de manera casi milagrosa para el comienzo del curso, y Reutemann se debe conformar con ser el piloto suplente de Ferrari.
Todo cambia en 1977. Reutemann tiene confirmada una plaza junto al propio Lauda. Y tras una tercera posición en el primer Gran Premio en Argentina, en el segundo, en Brasil, logra una brillante victoria. Se sitúa líder del Mundial. Pero debe asumir su rol como segundo piloto, y termina el año cuarto en la general. General que se lleva de nuevo Niki Lauda.
Célebres son las imágenes de aquel año en que se veía a un Reutemann, incluso cuando subía al podio, con un rostro serio, que denotaba tristeza. La sensación de que podía hacer más. Pero no lo hacía. Es a partir de entonces cuando recibe el sobrenombre el El gaucho triste.
En 1978, y ya con Lauda en Brabham, le llegará su gran oportunidad en Ferrari. Y aunque cumple, acumulando cuatro victorias y tres podios más, en esta ocasión es otra causa la que le impide triunfar: la superioridad aquel año de los Lotus. Sus dos pilotos, Mario Andretti y Ronnie Peterson, serán, respectivamente, primero y segundo del Mundial.
Nuevamente, y aunque probablemente se tratara de su mejor año y se ganara el respeto de todo el mundo Ferrari, se repiten sus imágenes de piloto triste y decepcionado. Porque por muy bien que lo hiciera, que lo hacía, no podía alcanzar nunca a los Lotus.
Y quizá por ello la temporada siguiente recala, precisamente, en Lotus. Pero a diferencia de Fangio, que siempre supo escoger el coche ganador, Reutemann cambia de equipo en el momento equivocado.
La escuadra británica ya no es la misma del año anterior, y de la mano Reutemann y Lotus se van hundiendo durante el Mundial de 1979. Termina séptimo, con una inmensa decepción. Además, el vencedor final es Jody Scheckter, su sustituto en Ferrari.
En 1980 nuevo cambio de equipo, ahora rumbo a Williams. El coche es el adecuado, esta vez sí. Pero no la pareja de baile. Porque el número uno indudable de la escudería británica es Alan Jones. Así se lo hacen saber al argentino desde el principio. Y así se mantiene durante todo el Mundial. Mundial que se lleva el propio Alan Jones. Reutemann termina tercero. De nuevo, las imágenes de tristeza, pensativas, de incomprensión… cada vez que sube al podio.
La carrera más polémica
El Mundial del 81 comienza igual que el anterior. Williams es el mejor equipo, pero Alan Jones es su número uno, y Reutemann su segundo.
Sin embargo, consciente de que a sus 39 años probablemente no volverá a gozar de ninguna otra oportunidad similar, se rebela contra lo establecido. Ya en el segundo Gran Premio, en Brasil, se salta las órdenes de equipo, y termina por llevarse la victoria, precisamente por delante de Alan Jones.
Un claro mensaje de sus intenciones que, de manera inmediata, dinamita el ambiente en Williams. Reutemann cambia su rostro de tristeza por el de amenaza. No va a hacer caso a nadie. Va a luchar por ganar el Mundial. Su relación con la escudería es prácticamente inexistente. Con Jones ni se habla.
Sigue cosechando buenos resultados a lo largo de toda la temporada (gana también en Bélgica, último triunfo de un piloto argentino en la F1), y llega a la última carrera, en Las Vegas, al frente de la clasificación. Pero con una ventaja de tan solo un punto sobre Nelson Piquet, la apuesta de Brabham.
Y en esa última carrera, pasa de todo.
Reutemann logra la pole. El título mundial está más cerca. Pero en esa misma mañana, tras el warm up, se encuentra disconforme con la preparación del coche. Hay algo que no está bien. Lo reclama. Pero desde la escudería le aseguran que está todo perfecto.
Comienza la carrera, y tras una mala salida se sitúa detrás de Alan Jones. Un Alan Jones que ya ha mostrado en más de una ocasión que no iba a ayudar a su compañero de equipo a ganar el Mundial. Aunque él ya no tenga nada en juego. Y esta vez no va a ser diferente.
Poco a poco va perdiendo posiciones, hasta caer a la octava plaza. Mientras, Nelson Piquet alcanza en la última curva la quinta posición. Suficiente para superar a Reutemann en la general por un punto. Sus opciones de título se esfuman por un suspiro.
Un resultado que ya generó una gran controversia entonces, y que ha seguido generándola con el paso de los años. De hecho, recientemente, en el estreno de Lucky , el documental sobre la vida de Bernie Eclestone, el entonces director de Brabham (el coche de Piquet), confiesa que en aquella última carrera consiguió, a cambio de dinero, que Nelson Piquet recibiera mucho mejor trato médico de la organización que el recibido por Reutemann en los días previos a la carrera. Es decir, un soborno.
No sólo eso. Cora Reutemann, hija del piloto argentino, apunta en una entrevista para Cadena 3 de Santa Fe a otros dos hechos que le arrebataría el título a su padre.
Por un lado, que los vehículos de Brabham -el equipo del campeón Piquet- eran ilegales para competir, debido al efecto suelo, que estaba prohibido pero se pasó por alto. Nadie hizo nada.
Por otro, los extraños cambios de neumático que lleva a cabo en Williams a mitad de temporada, que reducen de manera drástica los resultados del monoplaza de Reutemann. No fueron pocas las voces, ya entonces, que apuntaban a un boicot de su propio equipo para que el piloto argentino no se llevara el Mundial, después de que la relación escudería-piloto hubiera saltado por los aires.
Una retirada agridulce
Sea como fuere, Carlos Reutemann se retiraría al año siguiente, apenas arrancada la competición, harto de todo aquello. "Pude vivir mucho y muy bueno", diría años más tarde. Pero con la miel en los labios de haberse quedado en varias ocasiones –especialmente aquella del 81- a las puertas del título Mundial.
Curiosamente, y remarcando de nuevo la mala fortuna de sus decisiones, su sustituto como número uno de Williams tras su retirada en el 82 sería Keke Rosberg, quien se hace con el título mundial aquel mismo año.
Reutemann sigue compitiendo como piloto de Rallys, y termina incursionando en la política. Llega a ser Gobernador de Santa Fe –en dos etapas- y Senador en el Congreso Argentino durante más de 20 años. Incluso está muy cerca de ser Presidente de la Argentina. Pero esa es otra historia…
El 7 de julio de 2021 fallece con 79 años Carlos Reutemann. Para muchos, el mejor piloto de la historia sin un título de Fórmula 1.