
El Gran Premio de Brasil de 1991 es uno de los capítulos más recordados en la historia de la Fórmula 1. Cuando cayó la bandera a cuadros en Interlagos, Ayrton Senna levantó los brazos exhausto, con las manos agarrotadas, el cuello pinzado y las lágrimas mezcladas con el sudor. Había logrado lo que tanto se le resistía: ganar en casa tras siete intentos fallidos. "Dios me dio esta carrera", alcanzó a decir minutos después, visiblemente conmocionado.
34 años después, el monoplaza con el que logró aquella hazaña, el McLaren MP4/6-1, vuelve a ser noticia. El coche saldrá a subasta el 11 de diciembre en Dubái a través de la prestigiosa casa RM Sotheby's, que estima un precio de venta de entre 11 y 14 millones de euros.
Pero, ¿cómo fue aquella carrera en Interlagos? Senna llegó a aquella cita con un reto pendiente: vencer ante su público. Ya era bicampeón del mundo y un ídolo global, pero Interlagos se le resistía. La carrera fue una batalla bajo la lluvia. Nigel Mansell lo adelantó en la salida, pero el brasileño recuperó el liderato tras una persecución implacable. Pero los problemas empezarían a llegar, a falta de diez vueltas, el coche empezó a fallar: perdió la cuarta marcha, luego la quinta, después la sexta… Senna resistió con el monoplaza prácticamente inmanejable y, pese al dolor físico, mantuvo la ventaja hasta el final frente a Riccardo Patrese, que se quedó a solo cuatro segundos.
Tal fue el esfuerzo del brasileño que, cuando cruzó la meta, apenas podía moverse y tuvieron que ayudarlo a salir del coche. Aun así, levantó el trofeo entre lágrimas ante un público que rugía como un trueno. Aquel día, el MP4/6 blanco y rojo se convirtió en símbolo de resistencia y orgullo nacional.
El último gran V12 manual
El McLaren MP4/6, diseñado por Neil Oatley bajo la dirección técnica de Gordon Murray, fue el último coche con motor V12 y cambio manual que ganó un campeonato del mundo. Su motor Honda V12 de 3,5 litros y 720 CV podía alcanzar las 13.800 rpm, y su caja manual de seis velocidades exigía precisión quirúrgica. Con él, McLaren conquistó ocho victorias y el título de constructores de 1991, mientras Senna lograba su tercer y último Mundial.
Pero, tras la victoria en Brasil, el chasis MP4/6-1 fue retirado y almacenado en la sede de McLaren, en Woking. Allí permaneció más de 30 años, conservado como una reliquia del automovilismo. En 2020, el equipo lo vendió a un coleccionista privado que encargó su reacondicionamiento a Paul Lanzante, uno de los especialistas más reputados del sector. Ahora, RM Sotheby's lo vuelve a poner en el mercado acompañado de un certificado de autenticidad de McLaren y de los componentes originales necesarios para arrancar su motor.
Esta joya del automovilismo no es solo un coche de carreras, sino un pedazo de historia, la máquina que llevó a Senna a una de las victorias más heroicas jamás vistas en Fórmula 1.

