Hay dos Argentinas, cuando juega Leo Messi, y cuando no juega Messi. Y eso puede ser un problema. Porque el astro del Barcelona, al igual que hace un equipo, lo acapara todo. La atención y las miradas de sus compañeros, pero sobre todo, la atención de sus rivales. La albiceleste no crea, pero tiene mucha madera arriba.
Tanta como para arrancar el partido con gol en el minuto 2. Obra del único que sabe romper las redes ajenas, de Leo Messi. Quiere ganar un Mundial, y quiere hacerlo como máximo goleador. Fue una jugada por banda izquierda de Di María, cuyo remate se estampó en el palo tras tocar la pesadilla del del Madrid, el portero Enyeama. El rechace le cae a Messi tras botar una vez en el área, y sin que vuelva a botar, la empala con su zurda, con Enyeama batido. Primero de Argentina, parecía que le darían un baño.
Pero los de Sabella no están para eso. Y dos minutos después llegó el empate nigeriano por obra de Musa. Contra rápida ante la lenta defensa argentina que finaliza Musa desde la izquierda con gran parábola. No se sabe qué habría hecho Willy Caballero. Pero Romero, el titular de Argentina, no llegó.
Golazo de falta de Messi
A las dos selecciones les valía el empate, ya que así pasaba Argentina como primera y Nigeria como segunda. Porque en el otro partido Bosnia le estaba echando una mano a los africanos. No juega a casi nada Argentina, que necesita de la capacidad de Messi para hacer jugar. Tiene que bajar al centro del campo a asociarse con Di María para darle velocidad al cuero, cualidad de la que Gago y Mascherano adolecen. Pero es lo que pidió Messi.
Por suerte, arriba hay mucha metralla como para temer las acometidas de los Agüero, Higuaín y compañía. Pero no basta con eso. Y menos sí Agüero cae en combate lesionado. Habrá que ver qué tiene, pero en un Mundial, algo muscular puede hacer que no vuelva a jugar más.
Sin Agüero, Messi cogió aún más las riendas. Desde fuera lo intentaba Di María, pero siempre se tomaba con Enyeama. Era el principio de su pesadilla. Una pesadilla que Messi convirtió en sueño. Lo intentó una vez de falta directa. Paró Enyeama. Pero los nigerianos son amigos y le dieron una segunda oportunidad, ahora un par de metros más cerca. Esta vez sí, Messi a la red. El portero nigeriano se quedó mirando cuando podía haber hecho algo más. Su segundo gol, el cuarto en el Mundial. Y al descanso.
Messi sustituido en el 60
Porque todavía quedaban 45 minutos que arrancaron de manera frenética. Volvía a empatar Nigeria por obra de Musa. Messi y Musa, así iba el partido. Pero a la siguiente jugada, de córner, el lateral zurdo Rojo, el menos conocido de la albiceleste, puso el definitivo 2-3.
Quedaban 40 minutos hasta el pitido final. Pero poco fútbol. Ocasiones de Higuaín, ocasiones de Di María (y su pesadilla Enyeama) y alguna de Nigeria. Pero lo más destacado, por sorprendete y porque ocurre en escasas ocasiones, fue la sustitución de Messi en el 60. Queda mucho Mundial por delante y Sabella prefiera darle descanso a su gran estrella. Y si él se va, Argentina deja de jugar. Por suerte para la afición albiceleste, su selección continúa en el Mundial.
Continúa con Messi tirando del carro. De un carro del que otros tendrán que empujar si quieren ver un Maracanazo. Porque Brasil y Argentina sólo se verían las caras en una hipotética final. Messi y Neymar se esperan y se retan. Compañeros en el Barcelona, con 4 goles cada uno en este Mundial. Por suerte para Argentina, Messi sigue. Tres victorias, las tres por un gol de diferencia.
Ficha técnica
Nigeria, 2: Enyeama; Ambrose, Yobo, Oshaniwa, Omeruo; Musa, Onazi, Mikel, Babatunde (Uchebo, m. 65); Odemwingie y Emenike
Argentina, 3: Romero; Zabaleta, Fede Fernández, Garay, Rojo; Gago, Mascherano, Di María; Higuaín (Biglia, m.90), Agüero (Lavezzi, m.38) y Messi (Álvarez, m.64)
Goles: 0-1, m.3: Messi; 1-1, m.4: Musa; 1-2, m.45: Messi, de falta; 2-2, m.47: Musa; 2-3, m. 50: Rojo
Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Mostró cartulina amarilla a Omeruo, Oshaniwa y Odemwingie, de Nigeria
Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada del grupo F disputado en el estadio Beira-Rio de Porto Alegre ante cerca de 49.000 espectadores