Sonaban los tambores de guerra propios de un derbi, donde los sentimientos afloran entre equipos y aficiones que conviven en la misma ciudad, pero lo único que sonó en Cornellá-El Prat fue la cada vez más afinada orquesta del Barcelona. Los de Luis Enrique se llevaron tres puntos vitales en uno de los partidos marcados en rojo en lo que resta de temporada y ven cada vez más cerca el título de Liga. El equipo azulgrana dio un golpe de autoridad en un ejercicio de precisión y poderío en el que le bastaron los primeros 45 minutos para enterrar cualquier esperanza de su rival y dejar resuelto el choque.
Conscientes de lo que hubiera significado una derrota en casa del vecino, los barcelonistas tomaron el mando desde el principio y sedaron cualquier conato de salida. Con el control abusivo del balón, pronto encontraron los espacios necesarios para poner en aprietos a los locales. Los centrocampistas azulgranas, entre los que entró Rafinha en lugar de Rakitic, camparon con total libertad frente a la incapacidad de un decepcionante Espanyol para robar balones.
Avisaron Neymar y Luis Súarez, hasta que en un despiste de la zaga espanyolista, Messi vio la incorporación de Jordi Alba. El lateral centró de primeras, Luis Suárez vio la maniobra y dejó pasar el balón para que Neymar batiese a Casilla. Fue la primera piedra de lo que vino después. Porque los visitantes, con el recuerdo de lo que sucedió en el Sánchez Pizjuán, mantuvieron la presión sobre el conjunto que dirige Sergio González.
Fuera de juego y expulsión de Jordi Alba
El Espanyol nunca supo cómo reaccionar y lo que llegó fue la sentencia en posición de fuera de juego. Iniesta sirvió el balón por encima de los defensas rivales a Luis Suárez, que se encontraba en posición adelantada, antes de recibir el balón y centrar al segundo palo. Allí, libres y presto al remate, estaban Neymar y Messi. El argentino recibió el esférico, controló y lo cruzó frente a Casilla para doblar la ventaja en el marcador.
Y con ese tanto, el partido quedó cerrado por completo. Ni siquiera el factor emocional de verse en uno de los partidos más esperados de la temporada pudo despertar el ánimo del Espanyol. Sólo Casilla pareció estar metido en el choque y fue el culpable de que el Barça no aumentase su renta. El guardameta salvó un disparo de Neymar y en el partido a su equipo, que tardó 27 minutos en realizar en primer disparo. Caicedo intimidó con una volea que se marchó alta en el pobre bagaje ofensivo de los locales.
Sin embargo, las cosas pudieron cambiar tras la expulsión de Jordi Alba. Todo transcurría con tranquilidad para el Barcelona hasta que el lateral se enzarzó en una protesta con el dialogante Mateu Lahoz, que perdió la paciencia y acabó mandándole a los vestuarios. El Barça tuvo que afrontar 35 minutos con un hombre menos, pero a esas alturas del encuentro los de Sergio González ya era incapaces de despertar.
Lo que vino después fue una sucesión de ocasiones de los visitantes, con un disparo al poste de Messi incluido y dos tímidos intentos del Espanyol por darle emoción al partido antes de que Héctor Moreno también acabase expulsado. El Barça no perdió la compostura, mantuvo el orden y no vio amenazada su autoridad en ningún momento antes de dar un paso más en dirección al título de campeón.
Ficha técnica
Espanyol, 0: Kiko Casilla; Arbilla, Álvaro, Moreno, Duarte; Lucas, Abraham (Salva Sevilla, m.61), Cañas, Víctor Álvarez (Montañés, m.74); Sergio García y Caicedo (Stuani, m.70).
Barcelona, 2: Bravo; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busquets, Iniesta (Xavi, m.87), Rafinha (Mathieu, m.64); Messi, Suárez (Rakitic, m.80) y Neymar JR.
Goles: 0-1, m.17: Neymar Jr. 0-2, m.23: Messi.
Árbitro: Mateu Lahoz (C. Valenciano). Mostró cartulina amarilla a Sergio García (min. 22), Álvaro (min.59), Arbilla (min. 63), Lucas (min.73), Cañas (min.80) y a Busquets (min.83). Expulsó en el minuto 54 a Jordi Alba por doble amonestación y a Moreno en el minuto 91.
Incidencias: Asistieron al encuentro 30.253 espectadores en partido disputado en el Power8 stadium. Los aficionados del gol norte protestaron durante el primer tiempo y no ocuparon sus lugares en la grada hasta la segunda parte.