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Un milagro llamado Eibar

Hace sólo cinco meses, el conjunto armero palpaba la cara más amarga del fútbol. Hoy camina por puestos europeos.

El 23 de mayo de este mismo año, toda una pequeña ciudad vivía una pesadilla. El Eibar confirmaba su descenso a segunda. Cualquier descenso es un mal trago difícil de digerir, pero en el caso del conjunto armero fue especialmente cruel. Los de Gaizka Garitano bajaban de categoría tras golear en casa a un Córdoba desahuciado y veían cómo al Barcelona, ese equipo imbatible del triplete, le empataban en el Camp Nou tras ir ganando 2-0 contra el Deportivo de la Coruña. Extraño. Difícil de digerir. Si el Depor perdía, el Eibar extendería su sueño una temporada más. Una población de apenas 27.000 habitantes había disfrutado de la Liga de las Estrellas.

El contraste de sensaciones que se vivió aquella tarde en Ipurúa tardará en irse de la retina de los allí presentes. De la fiesta al funeral. De verse salvados a estar hundidos, sentenciados.

El golpe anímico fue complicado de encajar. ¿Volverían a ver a su equipo enfrentarse a los mejores clubs del mundo? El ascenso fue un milagro para un equipo que llevaba años haciendo las cosas muy bien en Segunda División. Un conjunto humilde pero saneado que, como el Numancia, es un ejemplo de gestión. Nunca gastan más de lo que tienen. El artífice de este Eibar es su presidente actual, Alex Aranzabal-doctor en Economía y Dirección de Empresas por la Universidad de Deusto-, quien desde el año 2000 se puso al frente del conjunto que se sitúa en la cuenca del río Deva, casi en el linde que separa Vizcaya de Guipúzcoa, e impuso su filosofía cuyos mimbres son sacrificio, creatividad, sencillez, cuidar la base y respetar la tradición.

Cuando todo el mundo comenzaba a asumir la realidad, el destino le tenía preparada una agradable sorpresa a la fiel afición armera. Los problemas económicos del Elche hicieron que el Eibar disfrutara de una vida extra en Primera. Resurrección en menos de mes y medio. A pesar de que no lo consiguieron en el campo, los azulgranas se mantenían en la Liga BBVA en los despachos.

Tras frotarse los ojos aún incrédulos, directiva y afición comenzaron a trabajar para reconstruir el equipo. Revolución total. Cambio de entrenador, expectativas nuevas de cara al segundo año de su historia en la máxima categoría del fútbol español.

Lo primero que hizo el director deportivo del conjunto eibarrés fue elegir al comandante que dirigiera el acorazado vasco. Fran Garagarza lo tenía claro: José Luis Mendilibar era el hombre adecuado. Un entrenador que ya conocía la casa. Fue el técnico que batió en la temporada 2004-2005 el récord de puntuación del equipo en Segunda División, con 73 puntos en 42 partidos. Los azulgranas lucharon por subir a Primera hasta la última jornada, aunque al final fueron cuartos en la clasificación. Además de u tal David Silva, despuntaron Joseba Llorente, Iraizoz, y el entonces futbolista Gaizka Garitano, precisamente el hombre al que Mendilibar daba el relevo en el banquillo del conjunto vasco.

Tras confirmar en el banquillo a Mendilibar, Garagarza, el propio José Luis y su segundo, Iñaki Bea, se pusieron manos a la obra para construir un equipo competitivo. El buen ojo y el trabajo de Garagarza se hicieron notar. Jugadores como el italiano Verdi -cedido por el Milán- o el japonés Inui -jugó más de 70 partidos en la Bundesliga con el Eintrach-, fueron fichajes muy trabajados de dos de las piezas señaladas para dar un salto de calidad. El trabajo de campo en el mercado de segunda dio sus frutos.

Los Keko -ex del Albacete-, Borja Bastón, goleador con el Zaragoza, Juncá -mejor lateral izquierdo el año pasado de la Liga Adelante con el Girona-, o Sergi Enrich -delantero que se destapó con 16 goles en el Numancia- eran de lo mejorcito de la categoría de plata, y están demostrando que condiciones y ganas les sobran para destacar en primera.

Tras 10 jornadas disputadas, el Eibar, un equipo con personalidad en el que todos participan de la presión adelantada que lleva el sello de su comandante, está sexto en puestos de Europa League, dejando excelentes sensaciones -saben a lo que juegan y lo ejecutan a la perfección-, habiendo perdido tan solo 2 partidos y consiguiendo mantener vivo el sueño de toda una ciudad. El milagro del Eibar sigue forjándose. Del descenso a Europa en apenas 5 meses. Increíble.

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