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La rajada de Iago Aspas que levanta ampollas en Vigo

La estrella del Celta, cansando de tirar de un equipo muerto, estalla tras el partido ante el Cádiz que deja a los olívicos a un punto del descenso.

La estrella del Celta, cansando de tirar de un equipo muerto, estalla tras el partido ante el Cádiz que deja a los olívicos a un punto del descenso.
Aspas no se muerde la lengua | EFE

El Celta de Vigo se ha metido en un jardín importante. Los olívicos suman 6 puntos de los últimos 33 en liza y se juegan la permanencia en un partido a cara de perro ante el F.C. Barcelona el próximo domingo en Balaídos.

Tras la derrota en la final de Cádiz, Iago Aspas sorprendió a propios y extraños con unas incendiarias declaraciones en las que señala directamente al presidente, Carlos Mouriño, del bajo nivel que tiene la plantilla en cuanto a calidad se refiere.

El genio de Moaña, que lleva meses lidiando con una lumbalgia crónica que muchos días no le permite levantarse de la cama, estalló, harto de ser el único soporte de un equipo y una directiva que lleva demasiado tiempo especulando y viviendo de su talento.

Guerra Coudet – Campos y un plantel que pierde calidad

Tras renovar el contrato de Eduardo Coudet, el Celta sorprendió el pasado verano con el anuncio del sucesor de Felipe Miñambres. El director deportivo astorgano decidió marcharse al Levante en el tramo final de la pasada temporada y Mouriño confío a Luis Campos el proyecto deportivo. Coudet, que tenía mucho peso hasta ese momento en la planificación deportiva, pasó a ver como desparecían sus galones en los despachos. "Dedícate a entrenar que los fichajes son cosa de Luis", le dijeron desde el club.

Tras la venta de jugadores como Brais Méndez -14 millones de euros a la Real Sociedad-, Araujo -central de notable experiencia que se marchó al Club América por 3 millones- o la salida por la puerta de atrás de Denis Suárez en el mercado de invierno al Espanyol tras estar apartado durante toda la primera vuelta por sus diferencias con el presidente, el Celta vivió un mercado convulso por culpa de la incompatibilidad entre el antiguo entrenador de los olívicos, Eduardo Coudet y el actual asesor externo Luis Campos.

Las propuestas del luso eran rechazadas sistemáticamente por el técnico argentino, que solicitó los fichajes de Unai Nuñez, Carles Pérez, Mingueza y Óscar Rodríguez, jugadores que conocían el idioma y el fútbol español. El Celta trató de contentar a ambos y le puso sobre la mesa a Campos 20 millones de euros para fichar jóvenes promesas: así llegaron a la ciudad olívica hombres como Larsen, De la Torre o Swedberg, talentos que vinieron para ser importantes y que no han podido plasmar en el campo su calidad.

El resultado de este mix que hizo Carlos Mouriño y su mano derecha, el director general Antonio Chaves, ha dado como resultado una plantilla corta, con muchas carencias y que no anda sobrada de calidad. Aspas, que jamás se muerte la lengua, dio la voz de alarma el pasado mes de enero, cuando el club podía acudir al mercado a solucionar las lagunas que se dejaban ver en el plantel. Caso omiso hicieron en la planta noble de Balaídos a su estrella. Llegó Seferovic y nadie más. Tras la destitución de Coudet, Carlos Carvalhal logró localizar los problemas que presentaba el equipo y ponerles remedio, pero la nefasta racha de los últimos meses ha condenado al Celta a una situación crítica. O gana al Barcelona en la última jornada o deberá rezar para que el Getafe no pierda en Valladolid o el Almería puntúe en Cornellá ante un descendido Espanyol. Cábalas que hace mes y medio parecían impensables y que ahora dejan muy tocado a un equipo que puede vivir su centenario en la división de plata del fútbol español.

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