¿Cómo pasa una deportista de elite, una avanzada a su tiempo, una pionera del deporte patrio, a ser una de las más buscadas internacionalmente por ayudar a la causa nazi sin siquiera haber cometido crímenes de guerra?
Esta es la historia de Clara, Clarita, Stauffer. Una vida llena de aristas, de claroscuros, que hoy, casi un siglo después, sigue bien presente.
De pionera del deporte español…
La infancia de Clara Stauffer Loewe fue siempre plácida. Nacida en Madrid en 1904, es hija de Konrad Stauffer, un ingeniero químico alemán que había llegado a España en 1889 para impulsar la fundación de la cervecería Mahou, la cual llegaría a dirigir; y de Clara Sofía, nieta del fundador de la archiconocida casa de moda de lujo Loewe.
Casi sin darse cuenta pasa a formar parte de las altas esferas madrileñas. Y en ellas se mueve como pez en el agua. Desde bien joven se convierte en una figura asidua en todo tipo de festejos y celebraciones importantes de la capital. Le gusta asistir a todas las fiestas, sobre todo las de alta alcurnia. Y especialmente le gusta ser vista. Siempre se hace notar.
Una afición que compagina con su amor por el deporte. El esquí, la natación, el ajedrez… disfruta de cualquier competición, ya requiera esta más capacidad física o mental.
Es toda una pionera. Estamos hablando de los años 30. Una época en la que una mujer practicando deporte era algo poco habitual. A Clara la ayudan sin duda sus continuos viajes a Alemania. Allí conoce deportes y deportistas, y "cada vez que regresaba a España, me entregaba con más entusiasmo a los deportes predilectos en las Sociedades aquí organizadas. Yo no creo que las muchachas españolas sean peores ni mejores deportistas que las de los demás países. Al contrario, tal vez por temperamento haya aquí más entusiasmo, más decisión, más intrepidez. Pero tropiezan un poco sus impulos contra los prejuicios sociales, que poco a poco van cediendo terreno", comenta en una entrevista para El Gráfico en 1931.
Una entrevista que se produce justo después de su primer gran resultado: la victoria en la popular prueba a nado de la Laguna de Peñalara. Clara completa los 80 metros de gélidas aguas en un minuto y treinta y nueve segundos.
Aunque es el esquí con lo que más disfruta. "Puesta a elegir, me quedo sin duda alguna con los deportes de nieve. Cuando la montaña se tapiza de blanco, en los meses de invierno, si yo dispongo de tiempo para ir con mis esquíes a la Sierra, me considero completamente feliz", relata en la misma entrevista.
Miembro del Club Alpino Español, logra la victoria en varios campeonatos de esquí alpino. En las pruebas importantes solía quedar tercera, siempre por detrás de las eternas Aurora Villa y Margot Moles. Dos leyendas de nuestro deporte. Lo que no resta ningún ápice a su indudable calidad. De hecho, en segunda categoría, en la que no participan estas dos atletas que acabamos de mencionar, ya semiprofesionales, lo habitual es ver a Clara Stauffer proclamarse vencedora.
No hay duda de que estamos hablando de una de las grandes protagonistas de los albores del deporte femenino español. Quizá no se la pueda poner al nival de las grandes Lilí Álvarez o de las mencionadas Margot Moles y Aurora Villa, pero eso no significa que no pueda –y deba- considerarse a Clara Stauffer como una de las grandes pioneras del deporte en nuestro país.
…a colaboracionista nazi
Paralelamente a todos sus éxitos deportivos, Clara Stauffer va abriéndose camino en la esfera política. Ayudada, claro, por su buena posición social, y por sus continuos viajes a Alemania, donde entrará en estrecho contacto con el nazismo allí emergente.
En España encuentra su lugar en la Sección Femenina, la rama femenina de la Falange Española de las Jons, que Pilar Primo de Rivera había constituido en junio de 1934. Un espacio que permite a Clarita desarrollar todo su intelecto, que no era poco, sus influencias, sus intereses, sus peculiaridades políticas…
Stauffer será nombrada auxiliar central de Prensa y Propaganda. Es decir, será la principal responsable de la propaganda de la Sección Femenina durante la Guerra Civil, trabajando, entre otras, en la difusión de los valores tradiciones entre las mujeres, y su captación para la organización.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, su papel, su influencia, se multiplica. Clara Stauffer pasa a formar parte de una oscura red de protección y huida de algunos de los criminales de guerra nazis más buscados. Y lo hace con un papel fundamental.
En primer lugar, ofrece cobijo y oculta a aquellos perseguidos nazis -y otros fascistas europeos- que abandonan sus países tras la victoria de los aliados la Segunda Guerra Mundial.
Generalmente, en el inmenso piso que tenía Clara Stauffer en el barrio madrileño de Argüelles. A él llegaban los fugitivos que habían conseguido atravesar la frontera entre Francia y España, se les daba cobijo, y un rápido cambio de identidad con pasaportes falsos, partidas de bautismo, contratos de trabajo en empresas amigas, refugio en hogares de amistades y correligionarios repartidas por toda España, especialmente en Cantabria y Asturias.
Y Clarita es quien lo organiza todo. Mientras continua mostrándose como una respetable dama de la alta sociedad madrileña, a escondidas y desde el corazón de la capital gestiona una especie de ONG de criminales de guerra.
No sólo eso. Su red también participa en la organización de la huida de estos criminales de Guerra, para que pudieran salir de Europa. Es la denominada Red Odessa, la red de colaboración secreta desarrollada por grupos nazis para ayudar a escapar a sus miembros.
España, y por lo tanto Clarita Stauffer, son pieza clave para culminar esta huida rumbo a Sudamérica. Especialmente a la Argentina de Perón, aunque también a Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile, Perú o Bolivia.
No es de extrañar que algunos nombres muy célebres se hayan asociado a la figura de Clara Stauffer. A la colaboración de la madrileña para su salvación y/o huida. Nombres como el de Ante Pavelic, el fundador de la Ustacha; de Otto Skorzeny, una de las piezas claves en la Red Odessa, o Léon Degrelle, o incluso Adolf Eichmann, uno de los responsables de implementar la política de exterminio nazi contra los judíos. Entre muchos otros.
Perseguida…y salvada
Una actividad, una colaboración, por la que Clara Stauffer sería perseguida durante un tiempo. De hecho, en 1947 el Servicio de Inteligencia Británico la puso en su lista de los 107 agentes nazis más buscados en España. Lo que, teniendo en cuenta que nunca participó en la Guerra de manera activa, denota su gran influencia.
Ese mismo año el Consejo de Control Aliado presenta al ministro de Asuntos Exteriores español, Alberto Martín-Araujo, un documento en el que se incluían 104 nombres bajo el título de "Lista de repatriación". En esa lista tan solo aparece una mujer: Clara Stauffer. El motivo, según el informe:
"Su misión oficial es administrar los fondos destinados a los alemanes más necesitados y propiciar la liberación de reclusos de esa nacionalidad detenidos en España. Sin embargo, sabemos que sus auténticos objetivos son bien diferentes. Si no organiza las rutas de escape de alemanes evadidos, al menos es evidente que está en estrecho contacto con quien lo hace. Esta organización se encarga de la recepción, alojamiento, trabajo, documentación y protección de aquellos que entran clandestinamente en España".
No se sabe muy bien cómo, quizá por sus relaciones en las altas esferas coyunturales de España, quizá por la falta de interés de que se destapara todo aquello… lo cierto es que Clara Stauffer consigue salir airosa de aquella denuncia, de aquella búsqueda. Cesa de cualquier actividad que la pueda volver a involucrar en el asunto. Y continúa en Madrid.
Continúa, de hecho, como protagonista de la sociedad madrileña; y continúa, también, practicando deporte. Incluso, aunque parezca increíble, continúa ganando campeonatos. Especialmente remarcable es la victoria obtenida en la prueba de veteranos de natación de la travesía de Peñalara. Poco antes había terminado segunda en el Campeonato de España de Esquí para veteranos.
La muerte de Clara Stauffer Loewe se produce hace justo 40 años, el 4 de octubre de 1984, a la edad de 80 años.
Pero su personaje vuelve a estar de actualidad. La escritora Almudena Grandes, en paz descanse, recuperó en 2017 su figura y su historia en su novela Los pacientes del doctor García. Una obra en la que combina elementos reales con otros ficticios de la España de posguerra, y en la que Clara Stauffer es uno de los personajes destacados.
Hace apenas unos meses, la novela era llevada a la pantalla de televisión con el mismo título, Los pacientes del doctor García. Y en ella aparece, por supuesto, la vida, la figura, de Clara Stauffer.
La pionera deportista española, inspiradora de tantas que vendrían después; pero sobre todo la espía y colaboracionista nazi. La instigadora de que tantos criminales de guerra pudieran huir y tener una segunda vida. Una historia, una leyenda, la de Clara Stauffer, que aún hoy sigue sorprendiendo, maravillando… y asustando.
Este artículo puede formar parte del libro 'HEROÍNAS a través del deporte', del mismo autor. Una colección de 25 historias de mujeres deportistas que iniciaron nuevos caminos, rompieron barreras, y trascendieron en las generaciones venideras, en la línea del artículo que acaban de leer.