
El ciclismo internacional vive un nuevo episodio de claudicación política. El equipo Israel Premier Tech, símbolo del deporte israelí en el pelotón mundial, ha anunciado este lunes su decisión de abandonar su identidad nacional para garantizar su supervivencia, después de todas las presiones, protestas y boicots en la reciente Vuelta a España, donde su mera presencia desató manifestaciones pro Hamás y alteró por completo el normal desarrollo de la competición.
El pasado domingo 14 de septiembre, en la última etapa de la Vuelta, miles de manifestantes bloquearon el centro de Madrid, impidiendo así que la prueba se desarrollara con normalidad. El detonante fue la participación del conjunto israelí, convertido en blanco de protestas por parte de grupos que denunciaban el "ensañamiento de Israel en Gaza". Aquella jornada marcó un punto de inflexión: el equipo, que durante días había soportado un clima hostil en las etapas del Navarra, País Vasco, Cantabria, Asturias, Castilla y León y Madrid, ha optado ahora por ceder y eliminar cualquier referencia a Israel en su denominación y su imagen.
En un comunicado difundido en redes sociales, la escuadra ha anunciado "un cambio para alejarse de la actual identidad israelí", argumentando que "el progreso a menudo requiere sacrificio".
Team update: Monday October 6https://t.co/9ETNX8vH6i
— Israel – Premier Tech (@IsraelPremTech) October 6, 2025
"A lo largo de este tiempo, los propietarios y la gerencia del equipo han reconocido la necesidad de un cambio. Con un firme compromiso con nuestros ciclistas, personal y valiosos socios, se ha tomado la decisión de cambiar el nombre y la imagen del equipo, alejándose de su actual identidad israelí. Este paso es esencial para asegurar el futuro del equipo", explicaron.
Pese al giro, el comunicado insiste en el orgullo por lo construido en los últimos once años: "Desde nuestras victorias en el Tour de Francia hasta los momentos difíciles del descenso, siempre ha sido un proyecto deportivo. Nos enorgullece la cultura que hemos creado y que nos ha permitido superar los desafíos de los últimos meses".
Sylvan Adams también se va
El texto también confirma la retirada del magnate Sylvan Adams, multimillonario canadiense-israelí, amigo personal del primer ministro Benjamin Netanyahu y principal mecenas del proyecto, conocido por su activismo sionista y por haber llevado al equipo al máximo nivel. "De cara a la temporada 2026, Sylvan Adams decidió dar un paso atrás en su participación diaria y ya no hablará en nombre del equipo, para centrarse en su papel como presidente del Congreso Judío Mundial, Israel", señala la nota.
La renuncia de Adams simboliza el fin de una era. Fue él quien impulsó la transformación del modesto Israel Cycling Academy en Israel Premier Tech, un conjunto que llegó a disputar grandes vueltas y que en su momento lucía con orgullo la bandera israelí en el maillot. Hoy, ese emblema desaparece en aras de la "neutralidad" y la "supervivencia" económica del equipo, presionado por patrocinadores y por un entorno cada vez más hostil hacia cualquier referencia a Israel.
El comunicado concluye con un tono conciliador: "Aunque nos espera un nuevo capítulo, que se revelará pronto, el equipo seguirá fiel a su promesa fundacional: desarrollar talentos ciclistas de todo el mundo. A nuestros fans: gracias por su apoyo incondicional a lo largo de los años, y especialmente durante estas últimas semanas".
La UCI, organismo rector del ciclismo, no tenía potestad para expulsar al equipo durante la Vuelta, pese a las exigencias de ciertos grupos radicales. No obstante, las escenas vistas en Bilbao, San Sebastián y Madrid —con pancartas, abucheos y bloqueos de carretera— dejaron una imagen insólita: un equipo profesional compitiendo entre gritos de "fuera Israel", bajo protección policial y en un clima de tensión política que poco tenía que ver con el deporte.
Con su decisión, Israel Premier Tech busca blindar su continuidad en el pelotón mundial, aunque el precio ha sido alto: renunciar a su identidad nacional para evitar el veto y garantizar su futuro financiero. Un precedente preocupante que plantea una pregunta incómoda: ¿puede el deporte seguir siendo un espacio neutral cuando el miedo y la presión política dictan las reglas?





