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Mercedes A 200 CDI: algo ha cambiado

Por fin Mercedes tiene en su gama un auténtico rival de los Audi A3 y BMW Serie 1. El nuevo Clase A deja claro que sus rivales deberán trabajar mucho.

Por fin Mercedes tiene en su gama un auténtico rival de los Audi A3 y BMW Serie 1. El nuevo Clase A deja claro que sus rivales deberán trabajar mucho.
Mercedes A 200 CDI

No hay que ser un genio para darse cuenta de que el nuevo Clase A no tiene nada que ver con el anterior. Mercedes ha cambiado de planteamiento... y ha acertado. Los A y B anteriores estaban más cercanos uno de otro en su filosofía y respondían a la fórmula de coches polivalentes, en algunos casos incluso con un enfoque bastante urbano. Ahora, en el nuevo Clase B pervive una parte de esa herencia, ya que sigue siendo un automóvil de propuesta familiar y que apuesta por la versatilidad en el uso diario. Pero salta a la vista que el nuevo Clase A es otra historia y, sin ningún género de duda, inaugura una nueva época en la marca de la estrella.

Hace años que los seguidores de los compactos premium esperaban un Mercedes que rivalizará de verdad con el Audi A3 o con el BMW Serie 1, y que no fuera un sucedáneo como el último C SportCoupé. Desde hace tiempo Mercedes intenta aumentar su abanico de clientes, especialmente entre los conductores más jóvenes, y para ello necesitaban un coche menos aburguesado en su gama, como este Clase A, con el que la marca alemana tiene mucho que ganar, pues apunta directamente a la línea de flotación de sus rivales.

Nuestras jornadas de convivencia con este A 200 CDI de 136 CV nos han dejado meridianamente claros varios aspectos. Por ejemplo, que el nuevo compacto de Mercedes se agarra al asfalto como una lapa. Su conducción es una gozada, el paso por curva es excepcional y el estupendo tacto de la dirección contribuye a que no nos cansemos de acumular kilómetros, gracias también a unos magníficos asientos. Nuestra unidad contaba con el cambio automático de doble embrague 7G-DCT –en opción por 2.422 euros–, que ofrece un funcionamiento impecable y que, con su veloz gestión electrónica, hace que los caballos y el par del motor se pongan inmediatamente al servicio del conductor. Vista la agilidad que manifiesta este A 200 CDI cuando se le pide brío, llega a parecer que su nivel de potencia está por encima de lo anunciado, sobre todo en las fases de recuperación –pasa de 80 a 120 km/h en 6,9 segundos–.

Al iniciar la marcha, el programa de funcionamiento que se autoselecciona es el Eco, que cambia de marcha a más bajo régimen y da prioridad al ahorro de combustible, pero si por circunstancias de la conducción necesitamos pisar a fondo, esa filosofía ecológica desaparece al instante y este A 200 CDI reacciona de inmediato. Y si encontramos la carretera apropiada y buscamos un mayor grado de diversión, con el programa Sport tendremos la herramienta perfecta para apurar marchas y exprimir al máximo el motor 1.8 turboalimentado de cuatro cilindros. Con la alternativa de realizar un uso manual, más a nuestro aire, a través de las prácticas levas del volante.

Sobresaliente en rendimiento

Mercedes logra un sobresaliente en comportamiento y en rendimiento, pues completa las virtudes ya mencionadas con un gasto medio real de sólo 5,6 l/100 km. Es un litro y medio más que el dato de homologación, pero se puede considerar un consumo lógico, más cuando nuestra unidad llevaba bastante equipamiento opcional, llantas AMG más grandes con unos neumáticos 225/40 R18 y el peso global de la versión automática sube 30 kilos frente al manual. A nuestro entender, donde la marca de la estrella no resplandece tanto es, por ejemplo, en el confort.

La línea AMG Sport de nuestra unidad –2.050 euros más– realza la imagen de este modelo con acierto (kit aerodinámico, parrilla específica, pinzas de freno con distintivo Mercedes, discos delanteros perforados, doble escape en acero pulido...), pero también implica un tren de rodaje más deportivo con altura rebajada de la carrocería. Los reglajes de la suspensión son duros, lo que unido al bajo perfil de los neumáticos mencionados hace que cualquier irregularidad del asfalto se transmita con bastante sequedad al habitáculo. Baches, juntas de dilatación deterioradas o las estrechas bandas de deceleración en travesías y urbanizaciones, se convierten en el enemigo público número uno del Clase A.

Durante la presentación de este modelo ya tuvimos ocasión de conducir brevemente alguna versión con reglaje de suspensión normal y con neumáticos 205/55 R16, que serían los que en realidad equiparía de serie este A 200 CDI; y pensando en la comodidad de los pasajeros, nos parece una solución más adecuada visto el deficiente estado de conservación que presentan muchas de nuestras carreteras. Sólo si eres de los que sueñas con una estética más agresiva y no te importa que tu coche vaya como una auténtica tabla... pues ya sabes.

Llamativo ruido del motor

Otro aspecto en el que la marca germana debería pulir algo más el resultado final es en la rumorosidad del motor. Los halagos deben llegar a nivel de prestaciones, progresividad o economía de uso a ritmos suaves –cuenta con un sistema Stop&Start para optimizar gasto en los trayectos urbanos–, pero desde el arranque inicial ya se percibe un ronroneo diésel superior al de otras mecánicas rivales. Ojo, no es algo muy llamativo, pero tampoco hay que olvidar que estamos subidos en un modelo premium.

Tampoco nos parece un acierto mantener el selector del cambio en la columna de dirección y el mando del limpiaparabrisas en el satélite de la izquierda. Un paso positivo dentro de la marca está siendo la eliminación del freno de estacionamiento de pedal, pero por qué no se evoluciona también en otros detalles. ¿Es tan importante dejar ahí la palanca del cambio pensando en mercados como el americano? La utilización habitual hace que uno acabe acostumbrándose, pero de inicio, cuando llueve por ejemplo, es fácil pulsar a la derecha para activar los limpias y, en realidad, situar el cambio en N (punto muerto), lo que desde el punto de vista de la seguridad no es muy oportuno.

Sí es un acierto el aspecto del habitáculo, con unos materiales de calidad y un acabado de alto nivel que en nuestra unidad, enriquecida con la línea AMG Sport, se resalta con distintos elementos decorativos, deportivas costuras en color rojo, una instrumentación con relojes en color plata y agujas rojas, molduras con efecto fibra de carbono, pedales en acero inoxidable cepillado y otros detalles que contribuyen a subrayar la mezcla entre lujo y deportividad. Las plazas delanteras son perfectas y detrás viajarán cómodos dos adultos, ya que la anchura implica cierta estrechez con un tercer pasajero; mientras el maletero se puede considerar correcto.

Énfasis en la seguridad

El equipamiento de serie es bastante completo y Mercedes ha puesto un énfasis especial en la seguridad, con una dotación que incluye hasta un airbag de rodillas para el conductor, un sistema que alerta ante el cansancio del mismo o un sistema de advertencia de colisiones. Sin embargo, llama la atención que el equipo de aire acondicionado sea manual –el climatizador automático bizona cuesta 680 euros–, o que haya que pagar aparte los faros antiniebla, las redes en los respaldos del conductor y el acompañante, la iluminación de los espejos de cortesía o el sensor de lluvia, por citar sólo algunos ejemplos.

En cambio, el ahorro en la factura llegará si nos acogemos al Plan PIVE, ya que este A 200 CDI se puede beneficiar de sus ayudas. Mercedes también ofrece un interesante programa de financiación y la opción de ampliar el periodo de garantía a tres años con una cuota desde 20 euros/mes –para 15.000 km/año– , incluyendo operaciones de mantenimiento, desgaste y reparaciones (excepto el cambio de neumáticos).

En definitiva, estamos ante un Mercedes que tiene gancho, y que seguro van a buscar esos conductores que quieren desmarcarse de rivales premium bastante más vistos, como el Audi A3 –a pesar de su reciente renovación– o el BMW Serie 1.

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