
Vaya por delante que sobre este tema los que menos culpa tienen de hacer lo que habitualmente hacen los bebés y niños pequeños son los propios infantes, pero lo sucedido en el partido entre Rafa Nadal y Kecmanovic este miércoles en el Mutua Madrid Open da para abrir debate o, como mínimo, reflexionar.
Durante todo el encuentro, que duró casi dos horas, fueron constantes los llantos, gritos y quejas de los niños pequeños y bebés que estaban en la grada del Estadio Manolo Santana junto a sus padres. Tanto Rafa como Kecmanovic se centraron en el partido y ni una sola vez pararon sus respectivos saques o puntos por este hecho, sin embargo, la realidad es que fue muy molesto y más en un deporte en el que se pide silencio a los espectadores.
De hecho, durante el choque algún aficionado llegó a gritar a los padres de alguno de los niños que por favor les sacasen del estadio tras "una hora" de gritos y lloros. Incluso fue aún peor el día anterior con el debut de Carlos Alcaraz cuando se pudo ver a bebés en las gradas cuando el partido ya superaba las doce de la noche. Lógicamente, no parecen horas muy propicias para que un niño esté en la grada y mucho menos tranquilo.
¿Se debe llevar a niños tan pequeños a espectáculos deportivos en los que se demanda silencio? ¿Es hasta cierto punto ético tener a niños tan pequeños despiertos hasta altas horas de la madrugada en un evento así? Juzguen ustedes mismos, pero la realidad es que tanto en el partido de Rafa Nadal como en otros duelos de este Mutua Madrid Open se han podido vivir situaciones surrealistas, incluyendo padres situando a los niños en el suelo con las cestas y no en sus brazos para intentar reducir el sonido de sus llantos. Los espectadores, indignados, no daban crédito.

