Vicente y Cañizares dan al Valencia un angustioso triunfo ante el Málaga

L D (EFE) La falta de ocasiones de gol y las constantes interrupciones en el juego, como consecuencia de las numerosas faltas que se cometieron, caracterizaron el primer tiempo de un partido de poca calidad y en el que el Valencia llevó la iniciativa. El gol marcado por Ayala, el primero que logra en Liga en el campo de Mestalla, cuando tan sólo se habían disputado nueve minutos de juego, hizo pensar que el encuentro iba a ser cómodo para el equipo ché. Pero no lo fue porque el conjunto valencianista no está fino y encontró muchas dificultades para abrir brecha en la defensa del conjunto andaluz, hasta el punto de que una penetración de Angulo por la derecha, poco antes del descanso, fue la segunda y última oportunidad de su equipo antes del paso por vestuarios.

Enfrente, el Málaga tampoco daba excesivas señales de peligro a pesar del buen trabajo en el centro del campo de Gerardo y Juan Rodríguez. Prueba de ello es que Cañizares apenas entró en juego. Los balones largos, enviados sobre el Chengue Morales, quedaban en nada y tan sólo un par de disparos lejanos y desviados de Juan Rodríguez completaron las señales de vida del conjunto malagueño. Antes de los diez minutos de la reanudación, Di Vaio dispuso de la hasta entonces mejor oportunidad de gol del encuentro, pero Arnau la malogró con una buena parada, poco antes de que Mista enviara un balón a la cruceta.

Estas opciones de gol no reflejaban la superioridad del equipo local que, a medida que pasaban los minutos, empezó a sentirse nervioso e impreciso, estado de ánimo que no es una novedad en el Valencia de la actual campaña. Cuando todo estaba preparado para el sufrimiento de la afición local y sólo faltaba que el Málaga se animara a meter presión al Valencia, una acción ofensiva de Vicente, al que acompañó la fortuna de un rebote, puso el 2-0 en el marcador en el minuto 67, lo que tranquilizó al conjunto local que, de inmediato, dispuso de dos nuevas opciones de gol, también en jugada de Vicente.

Sin embargo, el Málaga no se rindió y aprovechó una penetración por la izquierda para volver a sembrar el pánico en Mestalla con un gol del ex valencianista Salva. El equipo de Antonio Tapia empezó a mostrarse cada vez más suelto, sobre todo tras los cambios, y el Valencia a acusar el síndrome del 2-2, con imprecisiones, faltas, muchos nervios y la necesidad de recurrir a Cañizares para salvar los puntos a la heroica, aunque el cuadro local desperdició en los últimos instantes dos o tres ocasiones para haber conseguido una victoria que diera moral y confianza en las propias posibilidades.