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Ganadores y perdedores de los cambios en las Sicav

El nuevo régimen fiscal de las Sicav, aprobado en el último Consejo de Ministros, entró en vigor el pasado viernes 24 de septiembre. La maniobra de Salgado ha cogido desprevenidos a unos inversores a los que ha quitado de un plumazo una de las principales ventajas de estas sociedades.

El régimen fiscal de las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV) sufrió este viernes uno de los mayores cambios desde su creación. El Gobierno introdujo en el proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado una disposición por la que las retiradas de capital comenzarán a tributar al mismo tipo que las ganancias (es decir, el 19-21%). De esta manera, eliminaba uno de las principales ventajas de estas sociedades: la posibilidad de retirar dinero de las mismas sin pagar impuestos hasta que estas retiradas llegaran al capital inicialmente invertido. Además, añadía una coletilla para que también pagasen aquellos que intentasen reproducir esta operativa en una sociedad extranjera.

Esta ventaja era especialmente importante en las Sicav personales. Es decir, aquellas en las que sus cien socios no eran realmente inversores sino meros figurantes (mariachis en la terminología del sector) al servicio de la persona o familia que controlaba la sociedad. En las Sicav normales, con accionistas inversores, no es habitual poder retirar dinero, por lo que los beneficios ya tributaban al tipo normal. Sin embargo, para aquellos que tenían el control de un 99% de una Sicav, la posibilidad de sacar dinero sin pagar impuestos era muy atractiva (si abrías una sociedad con un capital de 10 millones, y querías retirar las ganancias, no pagabas impuestos hasta que te llevabas esa cantidad).

Hasta ahora, ha sido una herramienta muy poco utilizada. Según datos publicados por Cinco Días este martes, en 2010 apenas 33 de las 3.201 Sicav registradas ha retirado capital por un valor total de 137 millones de euros. Suponiendo que hubieran tenido que tributar al 21% habrían engordado las arcas de Hacienda en 29 millones de euros.

Con estos datos, en el sector se preguntan por qué Hacienda se ha metido en un fregado como es cambiar la normativa de las Sicav para recaudar menos de 30 millones. Desde que se conoció la inclusión de este artículo se han sucedido los artículos en prensa y los comentarios sobre sus consecuencias. Esto ha generado bastante incertidumbre en un sector (el de la inversión) muy sensible a este tipo de noticias.

Pero la mayor sorpresa sobre este cambio normativo llegó este jueves, cuando se conoció el contenido exacto del Proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado. El Ministerio de Economía ha decidido que la entrada en vigor de esta modificación no será el 1 de enero de 2011 (como se preveía en un principio), sino que tendrá efectos inmediatos, desde el mismo día del Consejo de Ministros en que se tomó la decisión, el viernes 24 de septiembre.

Eso ha pillado con el pie cambiado a muchos de los dueños de estas Sicav. En la semana transcurrida desde que se conoció la noticia, las agencias de inversión y los despachos de los gestores han sido un hervidero de consultas. Los propietarios se planteaban si llevarse sus acciones en los tres meses que, suponían, habría hasta su entrada en vigor. Ahora ya no lo podrán hacer. Salgado ha blindado las Sicav. Todo el dinero que se saque de ellas a partir de ahora pagará impuestos, sea por reducción de capital o por retirada de beneficios.

Para Francisco de la Torre, secretario general de la Asociación de Inspectores del Estado: "El momento para hacerlo quizás no era en mitad de una tormenta financiera. Estás jugando en un terreno de juego muy complicado, por lo que las reglas deben estar claras. Pero cuando metes un cerrojazo, tienes que hacerlo con efectos inmediatos".

Claves

Sicav y grandes fortunas: las Sicav sirven como instrumentos de inversión colectiva, pero también para que las grandes fortunas administren su patrimonio. Así, con las ventajas de una tributación muy baja (un 1% para los beneficios societarios), las familias más adineradas de España movían su dinero sin pagar como el resto de los mortales.

Por ejemplo, si un inversor corriente tiene acciones de Telefónica y las vende con ganancia, paga impuestos; si tiene el dinero en un fondo de inversión, no paga, pero tampoco puede decidir dónde invertir, puesto que eso es cosa del gestor; pero el dueño de una Sicav con el 99,9% de la propiedad, mueve su dinero a su conveniencia sin pagar un duro por las plusvalías.

¿A quién afectará?: en principio, sólo a las Sicav personales (las formadas por uno o dos accionistas mayoritarios y 99 mariachis). En las demás, no son comunes las reducciones de capital: si un accionista quiere recuperar su dinero puede vender su participación (o recibir dividendos de la sociedad en el caso de que los haya), pero tributa en el IRPF como cualquier otra ganancia del capital, al 19-21%.

El límite: la norma sólo afecta al capital que exceda al inicialmente invertido. Según los datos de Cinco Días, la mayoría de las Sicav tiene un capital muy cercano a los 2,4 millones (el límite). En estos casos (el 90% tienen menos de 3 millones), el margen de retirada es muy pequeño. Por lo tanto, serán las grandes fortunas con Sicav por encima de esta cifra las que tendrán que replantearse qué hacer con su dinero. Son pocas en términos cuantitativos, pero acumulan un importante capital.

Tres meses de dudas: el principal efecto que temía el sector cuando se anunció el cambio en la ley es que se produjera una venta de valores en el corto plazo que pudiera distorsionar el no precisamente tranquilo mercado español. Aunque no hay una cifra exacta, se calcula que el 50% de los 26.471 millones de euros en manos de las Sicav está invertido en valores españoles. En principio, nadie se va a deshacer de las participaciones significativas en una empresa (aunque alguno podría intentar vender, para luego comprar dos días después con una sociedad extranjera). Pero si un porcentaje elevado de estos inversores decidiera mover su dinero podría generar algún que otro trastorno en los parqués. No es que peligrasen esos 13.000 millones en acciones nacionales, pero tampoco sería cómodo para las empresas que se acumularan las órdenes de venta.

Los perdedores (además de los dueños de las Sicav): suponiendo que los accionistas quieran mantener sus carteras pero prefieran llevárselas allí donde la legislación sea menos dura, los grandes perdedores de la modificación legal podrían ser las agencias de intermediación y los asesores españoles. A partir de ahora, algunas de sus funciones pasarían a desempeñarlas sus colegas luxemburgueses (todos los analistas consultados citan el pequeño país europeo como el destino más probable de los capitales en fuga).

Los ganadores: el principal ganador será Hacienda, claro, que cobrará por un concepto por el que hasta ahora no recibía nada. En lo que llevamos de 2010 habría cobrado 29 millones de euros. La pregunta es ¿vale la pena arriesgarse a incomodar a inversores tan importantes por esta cantidad? Pero claro, también está el otro punto de vista, ¿por qué los ricos van a ser los únicos que se benficien de esta ventaja? Y al final, la cuestión que se resolverá en los próximos meses es ¿se seguirán abriendo Sicav en España?

¿Una solución para las grandes fortunas?: la opinión de los inspectores es que "en un país serio los beneficios fiscales no se pueden conseguir porque una gestora te ponga 99 inversores". Según su criterio, "las instituciones de inversión colectiva deben ser para inversión colectiva". De la Torre no niega la posibilidad de regular un tipo especial de figura para que las "grandes fortunas" manejen su patrimonio si así lo decide el Gobierno, pero no cree conveniente que esto se haga mediante un truco legal.

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