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La Cámara de Representantes aprueba el rescate de 787.000 millones de Obama

Tras varias semanas de pugnas partidistas sobre cómo reactivar la moribunda economía, la Cámara de Representantes de EEUU ha aprobado este viernes, con 246 votos a favor y 183 en contra, un plan de estímulo de unos 787.000 millones de dólares.

Tras varias semanas de pugnas partidistas sobre cómo reactivar la moribunda economía, la  Cámara de Representantes de EEUU ha aprobado este viernes, con 246 votos a favor y 183 en contra, un plan de estímulo de unos 787.000 millones de dólares.

 

LD (EFE) La Cámara de Representantes de EEUU ha aprobado este viernes un plan de estímulo de unos 787.000 millones de dólares, tras varias semanas de pugnas partidistas sobre cómo reactivar la economía del país. El plan salió adelante con 246 votos a favor y 183 en contra, entre ellos siete demócratas. Ningún republicano votó a favor.

La aprobación del plan en la Cámara Baja, y previsiblemente en las próximas horas en el Senado, es una victoria legislativa para el presidente Barack Obama, quien prevé promulgar el proyecto de ley en los próximos días. Tres semanas después de su investidura, "el Congreso está actuando de forma rápida y audaz para que se cumpla su promesa de nuevos empleos, nueva esperanza y un nuevo rumbo para el pueblo estadounidense", dijo la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi.

El plan de estímulo prevé la creación o mantenimiento de entre tres y cuatro millones de empleos, 308.300 millones de dólares en gastos fiscales, 267.000 millones en ayudas sociales directas y 212.000 millones en recortes tributarios para personas y empresas, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. La medida incluye ayudas para gobiernos estatales, la mayoría de los contribuyentes, estudiantes, desempleados y para quienes compren casa por primera vez.

El plan de ayuda, de 1.071 páginas, está ideado para atajar la peor crisis económica de EEUU desde la Depresión, que ha causado la pérdida de 3,6 millones de empleos desde 2007, y en la que millones de ciudadanos han sufrido o corren riesgo de afrontar ejecuciones hipotecarias. Entre otras cosas, la medida amplía de 26 a 46 semanas el período de subsidios para desempleados, aunque éste se extiende a 59 en estados con altas tasas de desempleo.

También prevé recortes tributarios escalonados de entre 400 dólares para individuos y hasta 800 dólares para familias hasta 2010, dependiendo de sus salarios. Además, autoriza fondos para los gobiernos estatales, la mayoría de los cuales afrontan graves presiones presupuestarias.

Por ejemplo, California, con un déficit de cerca de 41.000 millones de dólares, recibirá 26.000 millones, y buena parte de esos fondos se destinará a programas de educación y servicios médicos en los próximos 18 meses. Quienes compren casa por primera vez, entre enero y agosto de este año, podrán recibir un crédito tributario de 8.000 dólares, 500 más de lo que estipula la ley actual.

Los universitarios recibirían un crédito de hasta 2.500 dólares para su matrícula y otros gastos educativos como la compra de libros y ordenadores. El plan de estímulo no gusta a los republicanos, que lo tachan de costoso e ineficaz porque, a su juicio, hipotecará a futuras generaciones y hará poco por reactivar la economía.

La oposición remacha que el costo del plan, incluyendo intereses, asciende a 1,1 billón de dólares y contiene gastos "excesivos" que abultarán el déficit y la deuda nacional.

"(El plan) es una tremenda mentira, es una estafa, porque no va a crear los empleos que prometen y va a agravar la economía porque la mayoría de los fondos no va a tener un efecto inmediato. Nadie aboga por no hacer nada, lo que queremos es que se haga algo responsable", dijo a Efe el republicano Mario Díaz Balart, de Florida.

Su colega Dave Camp dijo que la alternativa republicana "hubiese creado el doble de empleos a mitad del costo actual" y se quejó de que los republicanos fueron "excluidos" de la sesión bicameral para elaborar el texto definitivo. Ante presiones del sector exportador y de los socios comerciales de EEUU, el plan diluyó la controvertida cláusula "Buy American" que, salvo algunas excepciones, exige el uso de hierro, acero y productos manufacturados estadounidense en obras de infraestructura financiadas por el plan.

Pero ésta se aplicará, según reza el texto, "de forma consecuente con las obligaciones de EEUU bajo acuerdos internacionales", por lo que las obras públicas podrán contar con productos extranjeros. La mayoría de los expertos vaticina que el paquete de medidas llevará su tiempo para surtir efecto y, aunque no frenará la caída de empleos de inmediato, sí comenzará a espolear su crecimiento para fines de 2009.

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