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La deuda de las arcas regionales crece hasta los 76.000 millones de euros

La estructura autonómica española perjudicará más a los ciudadanos en tiempos de crisis. Al enorme déficit del Estado se suma ahora el agujero de las arcas públicas regionales. La deuda autonómica se acercará a los 76.000 millones de euros en 2009, según publica el diario Expansión.

La estructura autonómica española perjudicará más a los ciudadanos en tiempos de crisis. Al enorme déficit del Estado se suma ahora el agujero de las arcas públicas regionales. La deuda autonómica se acercará a los 76.000 millones de euros en 2009, según publica el diario Expansión.

(Libertad Digital) Los problemas económicos de las comunidades autónomas se agravan con la crisis. Las autonomías han suplido el retraso de la reforma de la financiación territorial con una evolución trepidante de deuda pública. En 2008, emitieron 5.500 millones de euros más, hasta el techo histórico de los 63.500 millones de euros, según los últimos datos del Banco de España.

Pero el agujero de las arcas regionales no se va a frenar, a pesar del compromiso del Gobierno de cerrar en febrero el nuevo modelo territorial de reparto de recursos. Así lo asegura David Gracia en las páginas del diario Expansión.

Las grietas del edificio son bastante grandes y las autonomías van a tener que echar mano de la deuda para repararlas. La agencia de calificación de riesgo Fitch Rating estima que el endeudamiento regional rozará en 2009 los 76.000 millones de euros, es decir, 12.000 millones más que en 2008.

De este modo, los ejecutivos regionales se suman a la fuerte emisión de deuda que ya ha anunciado el Gobierno central. Según el vicepresidente económico, Pedro Solbes, el ratio de deuda sobre PIB crecerá en torno a 14,2 puntos entre 2009 y 2010 (unos 150.000 millones de euros), hasta el 54%.
Fitch Rating no prevé, por el momento, revisar la calidad crediticia de los ejecutivos regionales.

Maquillaje de las cuentas

El endeudamiento y la creación de empresas de titularidad pública han sido instrumentos utilizados por todos los gobiernos autonómicos para maquillar sus cuentas. Con un crecimiento económico anual del 3,4% en la última década, la Ley de Estabilidad Presupuestaria obligaba a las autonomías a cerrar el ejercicio en superávit fiscal.

En ese mismo periodo, las comunidades han asumido un número de competencias cada vez mayor y, por tanto, también un gasto público más pesado. A la espera de que la nueva reforma de la financiación autonómica corrija el desequilibrio entre ingresos y gastos del Estado, los ejecutivos autonómicos han suplido esta escasez con más endeudamiento.

Las empresas públicas también han servido para cubrir algunos puntos negros de los presupuestos. El agujero acumulado por estos entes repuntó un 20% en 2008, hasta rozar los 11.500 millones de euros, según los últimos datos del Banco de España. Sólo la deuda de las empresas públicas catalanas, 4.995 millones, casi iguala, por ejemplo, a las de RENFE (2.780 millones) y Adif (3.426 millones) juntas.

El vicepresidente económico, Pedro Solbes, autorizó en verano a las comunidades a cerrar 2008 con un déficit conjunto del 1% del PIB –supuesto permitido por la ley siempre que el crecimiento del PIB sea inferior al 2%–. Pero los números rojos volverán a crecer este año a pesar de la reforma de la financiación. La recesión ha secado las arcas del Estado.

La recesión pincha los músculos de la recaudación

Las comunidades esperan con ansiedad el secreto mejor guardado de Solbes. El vicepresidente económico ha desgranado cómo se repartirá el dinero en la nueva financiación, pero no cuánto pondrá sobre la mesa.

La evolución de la actividad no anima a esperar grandes alegrías. La crisis derrumbó ya los ingresos públicos en 2008. Y, según la previsión de todos los organismos nacionales e internacionales, no fue más que la antesala de la recesión.

Según los últimos datos de recaudación de Haciend a (hasta noviembre), los ingresos del Impuesto sobre la Renta cayeron un 20% en 2008; la recaudación del IVA se recortó un 49%; y los Impuestos Especiales, en los que también participan las autonomías, perdieron un 20%. Otros impuestos propios de las regiones, como el de Patrimonio, cayó un 4,8%; el de Sucesiones y Donaciones, un 15%; y el AJD, un 39%. La caja, por tanto, hace aguas.

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