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La línea fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo se desmarca de las declaraciones de Bonafini

Las Madres de la Plaza de Mayo, 'línea fundadora', se han desmarcado de la carta de las Madres de la Plaza de Mayo lideradas por Hebe de Bonafini, asegurando que como madres "y dadoras de vida, nuestro impulso es proponer, a diferencia de lo que hace ETA para lograr los fines que reclama, acciones constructivas de diálogo y de avance en las negociaciones dentro de un Estado democrático".

En una carta enviada este sábado al "Primer Encuentro para la Paz" que celebraban en Vitoria varios colectivos constitucionalistas y que dirigen "a quienes han elevado sus críticas ante la posición asumida por la señora Hebe Bonafini" las autoras recuerdan que el grupo que conforman se retiró en 1986, "en disidencia con las actitudes autoritarias de la señora Bonafini". "Nos ha afectado mucho -continúan- que se piense que la opinión de Hebe de Bonafini es compartida por todas las madres".

Con el objetivo de aclarar su posición, Las Madres de la Plaza de Mayo 'línea fundadora' expresan su compromiso con la vida y se muestran contrarias a las acciones "que producen muerte como medio de resolver las diferencias políticas de los pueblos y entre los pueblos".
"Como siempre estamos a favor de la vida y pensamos que las partes en conflicto tienen el deber de encontrar los modos de conciliar en paz sus diferencias", concluyen.

Cambios en la página web

Las Madres de la Plaza de Mayo han decidido cambiar su página en Internet para salir al paso de lo que consideran "calumnias". En la web señalan que "lamentamos que después de 23 años de lucha no violenta, en defensa de la vida, la justicia y los Derechos Humanos, tengamos que salir a responder las calumnias". Este colectivo integrado por madres de desaparecidos en Argentina asegura que "jamás apoyamos los crímenes de ETA ni los de ninguna organización política" aunque sí muestra su apoyo "a los familiares de los presos vascos, y defendemos el derecho a un trato justo y humanitario".

"Como organismo defensor de los Derechos Humanos, es nuestra obligación denunciar a los Estados cuando toleran o implementan la tortura, las ejecuciones o las vejaciones a los detenidos. Si se comete un crimen, el castigo debe ser la cárcel. Cuando el Estado viola la ley, se transforma en un estado terrorista. Ningún crimen, ningún delito, pueden justificar la tortura como mecanismo de represión".

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