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Primer desfile sin abucheos desde hace años

Zapatero fue increpado durante los últimos siete años. Sus Majestades los Reyes fueron recibidos con aplausos.

Zapatero fue increpado durante los últimos siete años. Sus Majestades los Reyes fueron recibidos con aplausos.
Rajoy y García Escudero.

Siete años después, el tradicional desfile de la Fiesta Nacional se ha desarrollado con absoluta normalidad. Y es que ésta vez no hubo abucheos a ninguno de los representantes institucionales que participaron en el mismo ni se aprovechó la ocasión para ajustar cuentas con el Gobierno.

Tanto sus Majestades los Reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofia, como sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias fueron aplaudidos a su llegada por el público asistente. Minutos antes, el anuncio de la llegada al acto del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, fue recibido con indiferencia. Ni pitos ni aplausos.

El primer abucheo a un presidente del Gobierno durante la Fiesta Nacional se produjo en 2005, en un momento muy delicado debido a las polémicas decisiones políticas que había empezado a tomar el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a las dudas que giraban en torno al accidente dos meses antes de un helicóptero Cougar en Afganistán, en el que fallecieron 17 militares españoles.

Desde ese año y hasta el mismo octubre de 2011, última vez que Zapatero presidió el acto, el acto central del Día de la Hispanidad se había convertido en un calvario para el presidente del Gobierno. Año tras año era recibido con abucheos, pitidos, insultos y gritos de dimisión por su concepto de nación "discutida y discutible", por el estatuto de Cataluña o por su empeño en resucitar las heridas de la Guerra Civil.

Tal llegó a ser la presión que se generaba ese día sobre el ya expresidente, que los asesores socialistas de Defensa tomaron diferentes medidas para intentar apagar el fuego. Aumentaron los vatios de megafonía para que ésta no permitiese escuchar los gripos, pero no funcionó. Se dejó de anunciar la llegada del presidente a la zona de autoridades, pero tampoco funcionó.

Jugaron a cambiar la ubicación del desfile y alejar al público de la zona de autoridades, pero tampoco funcionó. Incluso, se retiraron las pantallas gigantes de televisión para que el público no silbase a Zapatero cuando saliese en las mismas... pero el resultado tampoco fue el previsto.

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