Cuenta El Mundo que "los corruptos de Unió irán la cárcel como aviso a los políticos", vamos, para dar ejemplo. "El auto busca intimidar a ciudadanos y políticos tentados a corromperse". A los autores de esta sentencia se les va a caer el pelo. Aunque el notición de hoy es que habemus demanda, enhorabuena hombre, más vale tarde que nunca, nunca es tarde si la dicha es buena, etc... "El PP demanda al autor de los papeles de Bárcenas sin decir quién es", dice El Mundo, siempre tan quisquilloso. El diario de Pedro J. se pone de uñas para defender el honor de El País. "La redacción (de la demanda) es controlada y solo abiertamente dirigida contra el mensajero de los papeles falsos, esto es, el diario El País". "El PP yerra al demandar también al mensajero, en este caso El País", dice Pedro J. hondamente preocupado por lo mal que trata el PP al diario de Cebrián.
Mientras Pedro J. pierde el sueño a El País, ni fu ni fa. "La gestión del caso Bárcenas agudiza la división interna en el PP. El extesorero demanda ahora al partido por maltrato laboral". Ni palabrita de la demanda contra este periódico en el titular de portada. ¿Ves, Pedro J? Si ellos no le dan importancia. Ya en páginas interiores en un faldoncillo informa. "El PP demanda a El País y al autor de los falsos papeles del extesorero". Pero lo que cuenta es que "Rajoy intenta cerrar la crisis con un pacto de mínimos sin atacar a Bárcenas" porque en el PP "la división interna crece cada día" y se vive "una guerra fría".
ABC, sin embargo, cree que la demanda es clara y cristalina. "El PP y cuatro de sus dirigentes demandan a Bárcenas" y "le piden medio millón de euros". ¿Y esto lo sabe el PP? A ver si les va a dar un patatús cuando se enteren de que han demandado a Bárcenas.
Por cierto que el periódico de Vocento está hasta la coronilla de las amenazas siniestras de Montoro. La última es ésta: "Hay tertulianos y medios que pueden tener problemas con Hacienda". ¿A qué acojona? ABC le pega varios guantazos al ministro abusón. "Para asistir a este escarnio tributario por gremios, en el que ha señalado a actores, cineastas, partidos políticos y ahora tertulianos y medios de comunicación, mejor sería que clavase en la puerta de su ministerio esa lista de defraudadores que le quita el sueño. Pero mientras la leyes no lo permitan, el guardián de nuestras cuentas debería dejar de sembrar una incertidumbre generalizada e injusta sobre todo lo que le molesta".
Mientras, La Razón hace el papel de empollón pelotillero y chivato del ministro de Hacienda. "El Tribunal de Cuentas alerta de que IU impide fiscalizar sus balances. Cayo Lara reconoce la deuda de 1,2 millones con Hacienda", dicen los muy acusicas. "El coordinador federal de IU, Cayo Lara, apenas pudo explicar ayer cómo una organización política, que presume de ser ejemplar y que se dedica a repartir credenciales de integridad en la vida pública española, mantiene desde hace años una deuda con Hacienda", dice el chota de Marhuenda. Que no te pillen en ningún pufo, Paquillo. Donde sí que da en el clavo es con la demanda del PP. "El PP demanda al autor de la falsa contabilidad B y a El País. No va directamente contra Bárcenas". ¿Ha quedado claro ya de una vez? Contra Bárcenas no tenemos nada.
La Gaceta está que trina con el ministro de Justicia. "Gallardón defiende el matrimonio gay". Como lo oyen. Pero es que encima dice que "donde hay amor está plenamente justificada la unión de dos personas", el tío cursi. Vamos a ver. "Estas frases podrían ser de un programa televisivo del corazón" pero, señor ministro, por Dios, "al Derecho no le importa si los que celebran un contrato de matrimonio se aman o no", así que no se nos ponga romanticón, que no tiene edad. "Un matrimonio entre personas que decide unir públicamente sus vidas por razones familiares, económicas o hereditarias, es perfectamente válido, tanto si se aman como si no", tanto amor, tanto amor, hombre. ¿Para qué están los amigos entrañables? "El ministro parece haber sufrido un súbito ataque de cursilería rosa y él sabrá por qué". Casarse por amor, lo que nos faltaba ahora, ¿en qué siglo vive el ministro?