"No lo entiendo, era muy amable y siempre saludaba". Ésta suele ser la frase que vecinos y conocidos repiten cada vez que se destapa un horrendo crimen y su autor es detenido por la Policía. No así con el monje shaolín. Todos coinciden en destacar ahora sus rarezas, su actitud hasta agresiva, como si de espectadores de una tragedia, que pareciera mascarse a cámara lenta, se tratara.
En declaraciones a distintos medios de comunicación, vecinos de Juan Carlos Aguilar destacan que "no se trataba con nadie, ni te saludaba". Y, por supuesto, desatendía sus obligaciones: "No acudía a las reuniones y cuando le tocaba ser presidente de la finca no había forma de contactar con él". Asimismo, le definen como una persona bastante maniática con la que se hacía difícil la convivencia en algunos momentos: le enfadaba el ruido de los locales de la calle los fines de semana. "No te dejan dormir ni nada y eso le molestaba. Les tiraba cosas", a pesar de que habitualmente regresaba de madrugada a su casa, "pasadas las dos", subrayan.
Amenazaba a sus alumnos
Pero es el presidente de la Asociación del Templo Shaolín en España, Pedro Estévez Gil, quien tiene una peor opinión de él. Entrevistado En casa de Herrero, el monje de esta especialidad de artes marciales chinas ha confesado que le conocía "desde hace muchísimos años". Pero desde hace tiempo no se hablaban. No le gustaban sus métodos.
Sin embargo, siguió sabiendo de él a través de sus alumnos. Personas que habían acudido a su centro, que Aguilar bautizó como Monasterio Budista Chan/Zen Océano de la Tranquilidad, le contaban que "era muy agresivo con ellos; se enfadada mucho si querían asistir a otros cursos. No podían asomarse fuera con el castigo de que les diera una paliza en el combate".
Estévez Gil también ha desenmascarado al que muchos consideran un farsante. "Sí es monje shaolín", pero de manera "subjetiva". Y es que Juan Carlos Aguilar se jactaba en sus entrevistas de haber pasado tiempo en el templo budista Shaolin fundado hace 1.500 años. "Él estuvo allí un mes y poco, pero ni siquiera viviendo dentro del monasterio. No hay extranjeros que puedan permanecer en el templo tanto tiempo", señala.
El propio Templo Shaolín de España, único centro de esta disciplina reconocido oficialmente en el país, ha emitido este martes un comunicado en el que niega tener relación alguna con el monje detenido. Los responsables del Templo, que cuenta con escuelas en Madrid, Toledo y Barcelona, han acusado a Aguilar de ser "un poco sectario" y vender "lo que no era", ya que no poseía ninguna graduación oficial ni estaba autorizado por el Templo de Henan (China).
Según explican, el presunto asesino "se aprovechaba del nombre de Shaolín" para "salir en fotos" y promocionarse. Ahora temen que se criminalice esta disciplina. El Shaolín "es la cuna de las artes marciales chinas. No tiene nada que ver con el tema de la violencia con la que se nos esta presentando", se lamentó Gil.
El tumor cerebral, ¿la causa?
No obstante, fuentes de la Ertzaintza confirmaron que Aguilar lleva dos años en tratamiento por un tumor cerebral. Algunos apuntan que ésta puede ser la causa de su comportamiento violento. Los expertos señalan que depende de dónde se localice el tumor.
Por ejemplo, en tumores de los lóbulos frontales "pueden aparecer alteraciones y trastornos de la función cognitiva (cambios de humor y falta de atención), alteraciones de la conducta y de la personalidad", entre otras. También ocurriría así, si el tumor se sitúa en los lóbulos temporales, donde además de trastornos visuales, auditivos, del equilibrio, del olfato y gusto, del lenguaje o de la memoria, pueden aparecer alteraciones emocionales y de la conducta".