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'Moviment Catalunya', una plataforma para enterrar al PSC

Los nacionalistas del PSC "bendicen" a Iceta, pero crean una nueva corriente crítica y proponen sustituir las siglas del partido en las municipales.

Si las perspectivas del PSOE son negativas a corto plazo, las del PSC incluyen hipótesis como la fractura definitiva del partido creado de la fusión de todas las corrientes socialistas en 1978. El socialismo catalán está dividido entre los partidarios de la consulta y el sector oficial, que ha pasado de ser contrario al referéndum a enviar mensajes contradictorios al respecto. Los propios dirigentes que hicieron caer a Pere Navarro para aplacar a los soberanistas se muestran ahora incapaces de contener las críticas e iniciativas de ese sector, formado por los antiguos consejeros y cuadros de los gobiernos tripartitos. La salida del partido del portavoz de Avancem, Joan Ignasi Elena, que ha roto el carnet pero mantiene el escaño de diputado autonómico, no ha debilitado a los catalanistas del PSC. Al contrario, han aprovechado la circunstancia para presentar, jaleados por ERC, un Moviment Catalunya con el que pretenden formar listas municipales que eviten las siglas del PSC, así como dar apoyo al bloque de partidos separatistas.

Miquel Iceta, el único candidato a ocupar la primera secretaría de la formación, parecía contar con el aval de los más ilustres críticos, desde el alcalde de Lérida, Àngel Ros, al exalcalde de Gerona, Joaquim Nadal. Hasta las diputadas Marina Geli y Núria Ventura, que votaron a favor del derecho a decidir en el parlamento autonómico junto a Elena, rehusaron acompañarlo en su salida hacia el partido de Ernest Maragall, la Nova Esquerra Catalana, y se mostraron favorables a que Iceta asumiera el mando, siempre con la condición de que no será el candidato del partido en las próximas autonómicas ni aún en el supuesto de que Artur Mas sustituya la consulta del 9-N por una especie de plebiscitarias.

Sin embargo, lo que hace sólo unos días parecía la pacificación del partido ha evolucionado hacia la misma situación que provocó la renuncia de Navarro, las irreconciliables diferencias entre los partidarios de sumarse al bloque separatista y quienes abogan por el federalismo, las terceras vías o incluso la permanencia de Cataluña en España. El Moviment Catalunya ha sido interpretado por el núcleo de Iceta como una traición en toda regla que además pondría en riesgo el único "patrimonio" que le queda al PSC tras la derrota autonómica, el poder municipal que aún conserva tras la concatenación de derrotas electorales después de siete años de tripartito.

Como respuesta, Iceta ha propuesto un referéndum de carácter consultivo relativo a una reforma constitucinal que incluyera el reconocimiento de Cataluña como nación, un pacto fiscal y el blindaje de las competencias culturales y lingüiísticas. Algunos de sus compañeros no dudaron en calificar el "plan B" de Iceta como una improvisación al tiempo que él afirmaba que la doble pregunta de Mas es una "chapuza".

En esas condiciones, el peso del PSC en la elección del sustituto de Rubalcaba en el PSOE y en la deriva respecto a Cataluña que pueda tomar Ferraz oscila entre la irrelevancia y la intrascendencia. A día de hoy, la federación catalana es más problemática que el partido en la Comunidad Valenciana o en la de Madrid. Y ni Eduardo Madina ni Pedro Sánchez han mostrado demasiado interés por hacer campaña entre los suyos en Cataluña, un campo político minado. Sólo José Antonio Pérez Tapias, el tercero en discordia, se dice partidario de una consulta, pero no parece que sea el aspirante más popular entre los socialistas catalanes. Se intuye que Iceta, único representante del PSC en la ejecutiva del PSOE, decantará la federación catalana a favor de Pedro Sánchez, cuyo "discurso" sobre el proceso separatista es lo suficientemente ambiguo e indeterminado como para acoplarse a las contradicciones y complejos del socialismo catalán. En cualquier caso, el PSC ya no es el partido que resultó determinante para la elección de José Luis Rodríguez Zapatero frente a un Bono cuyo argumentario nacional no encajaba con los postulados del PSC.

El socialismo catalán está a punto de ser fagocitado por ERC, cuya liderazgo en el denominado proceso ha tenido como primeras consecuencias un fuerte desgaste de CiU y la práctica aniquilación del PSC, cuyas previsiones electorales le sitúan en el cuarto o quinto lugar entre los partidos catalanes, con porcentajes de voto similares a los del PP y por debajo de Ciutadans. Ahora, Moviment Catalunya irrumpe en escena como aquella Iniciativa per Catalunya con la que la izquierda nacionalista catalana enterró las históricas siglas del PSUC.

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