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Mas convoca el próximo "referéndum" para el 27 de septiembre

La campaña electoral de las autonómicas comenzará el 11-S, tras nueve meses de preparativos "de leyes y estructuras de Estado".

El presidente de la Generalidad, Artur Mas, y el dirigente democristiano, Josep Duran Lleida, se han salido con la suya en lo que respecta al calendario. Las elecciones autonómicas serán en otoño. El líder republicano, Oriol Junqueras, ha aceptado los plazos de Mas a cambio de la participación de representantes de ERC en los preparativos de las estructuras de Estado que se requieren para desconectar de España.

La primera lectura es que Junqueras se ha visto envuelto en la tela de araña tejida por Mas, Duran y los representantes de las entidades separatistas, Carme Forcadell, de la ANC, Muriel Casals, de Òmnium Cultural, y Vila d'Abadal, alcalde de Vich y presidente de la Associació de Municipis per la Independència (AMI), para convocar elecciones en otoño y no en marzo, como pretendía ERC.

Por contra, Mas no ha logrado que ERC disipe sus siglas en las de una candidatura unitaria encabezada por el propio presidente de la Generalidad, de modo que las autonómicas serán con "listas diversas". Los cimientos del acuerdo al que han llegado Mas y Junqueras, según la versión del primero, se basan en una actividad parlamentaria previa imprescindible para llegar a las próximas autonómicas en disposición de proclamar la independencia y en una "hoja de ruta para la independencia" que se está pactando con ERC y que figurará en el programa de ambas formaciones.

Fechas simbólicas

En el esquema de Mas, la operación tiene alta densidad simbólica. La fecha electoral, el 27 de septiembre de 2015, hará un año de la firma (la escena de la inoxcrom) del decreto de convocatoria del referéndum del 9N. Y la campaña comenzará oficialmente el 11 de septiembre, "Diada nacional" que ha marcado los picos de entusiasmo independentista en los últimos tres años. Antes, durante los próximos meses, se han de aprobar los presupuestos, "impulsar y culminar las estructuras de Estado", aprobar una serie de leyes y crear los instrumentos electorales, desgranó Mas, para no tener que depender del Estado en el operativo electoral de las próximas autonómicas. Se trata de traducir el impacto del 9N en unas elecciones de un valor "definitivo".

De esta manera, Mas inauguró una "precampaña" en la que el soberanismo intentará recuperar el aliento perdido en los últimos meses. En ese sentido, Mas llegó a pedir disculpas por el "espectáculo partidista" y se vanaglorió de haber recuperado el "clima de unidad y haber llegado a un acuerdo para convocar a la población catalana a las urnas en 2015, para que la gente se pueda pronunciar sobre el futuro de Cataluña".

La versión de Junqueras

A los pocos minutos compareció Oriol Junqueras, quien con aspecto menos entusiasta confirmó lo dicho por Mas con pocos matices, salvo el de que los presupuestos para 2015 todavía están pendientes de un acuerdo definitivo. De este modo, Mas y Junqueras han llegado a grandes pactos "nacionales", pero siguen pendientes los flecos de las cuentas autonómicas. Mas cree que no habrá problema. Junqueras tampoco, pero apunta que los presupuestos deben reflejar la necesidad de dotar de medios económicos la acción exterior de Cataluña, la creación de la Agencia Tributaria y de la Seguridad Social catalanas, las estructuras de Estado de las que había hablado minutos antes Mas.

Los detalles que impiden a Mas y Junqueras llegar a un acuerdo sobre los presupuestos no son obstáculo ninguno para que en el resto de asuntos, de mayor enjundia, ambos muestren una aparente confianza absoluta. El proyecto de la independencia está por encima de los egos, se empeñaron en intentar demostrar. En el turno de preguntas, Junqueras negó que haya cedido en la fecha electoral y acentuó que al fin hay una fecha y que los próximos meses permitirán a ERC y a los independentistas prepararse mejor para alcanzar la independencia.

No obstante, el tono de Junqueras fue menos épico que el de Mas. Compareció visiblemente más fatigado que el presidente y hasta un punto crispado. Y trató de restar trascendencia al acuerdo al hablar insistentemente de la lucha contra la corrupción, aunque sin citar a los Pujol. Además, se mostró más claro al referirse a las elecciones, a las que atribuyó un carácter "vinculante" en varias ocasiones. "Estas serán unas elecciones definitivas para la libertad de Cataluña" y apeló a aparcar las "cuestiones menores" en favor de la "oportunidad extraordinaria para la independencia".

"Hasta la victoria"

En síntesis conjunta, "el proceso continúa hasta la victoria", dijo Mas o "ahora que ya tenemos fecha, debemos ganar", apuntaló Junqueras. Sin embargo, el acuerdo deberá aguantar primero una intensa actividad parlamentaria y la campaña de las elecciones municipales. Hace sólo un par de meses, ERC era partidaria de que Mas agotara la legislatura. No le creían capaz de llevar a buen puerto su desafío al Estado con el 9N y asumían que la independencia debería comenzar a construirse en serio desde los ayuntamientos, por lo que ponían sus esperanzas en las municipales. Ahí y según las encuestas de octubre, rebasarían claramente a CiU. La celebración del referéndum alteró sus previsiones. Los sondeos muestran ahora una recuperación de CiU, así como una caída del separatismo. A partir de ahora, Mas y Junqueras pretenden recuperar el aliento del independentismo y mantener, al tiempo, su pulso por el liderazgo de la que consideran franja central del electorado catalán.

Los discursos ante la prensa de ambos fueron los primeros mítines de una larga e intensa precampaña.

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