Gabriel Rufián dio un discurso sonrojante en la tribuna del Congreso, que encendió a los diputados del PSOE y provocó protestas tanto en su grupo como en otros sectores de la cámara. Ana Pastor sólo le llamó la atención al final, ante las intenciones del portavoz de ERC de seguir hablando pese a haber agotado el tiempo, mínimo, de esta segunda sesión del debate de investidura.
Tras referirse a Rivera como "maese cuñado", a Felipe González como "Felipe GonzáleX" y a los socialistas como "señores del PSOE Iscariote", Rufián se erigió en portavoz de los "socialistas de corazón" y citó varios ejemplos, extraídos de las redes sociales: Rubén, que les llama "traidores"; José Antonio, cuya madre "trabaja fregando suelos" y "llora cada vez que los ve en la tele"…
Diputados socialistas, con Eduardo Madina a la cabeza, protestaron desde su escaño y se escucharon gritos de "demagogo". Pastor pidió silencio y Rufián pudo continuar su discurso: "Señores del PSOE, sociedad anónima: ¿no les da vergüenza que de izquierda sólo les quede el sitio?"
Tras llamar "cacique" a Susana Díaz y aludir a Borrell como "un consejero de Abengoa al que echaron a patadas que ahora parece otra vez de izquierdas", insistió en preguntarles si "no les da vergüenza dar la gobernabilidad a alguien que recibe a pelotazos a los pobres".
Terminó dirigiéndose a Iglesias: "Teníais razón, el bipartidismo ha muerto". Y trató de continuar su discurso ya con el micrófono apagado.
Instantes después colgó en Twitter el discurso íntegro, quejándose de las "interrupciones" y de que no le habían dejado acabar.
Este el discurso que no nos han dejado acabar. Con interrupciones, hemos hablado 3' de 5'. A mí me daría vergüenza. pic.twitter.com/XrOpMOP6md
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) October 29, 2016