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Margallo sigue a lo suyo con el tema catalán

El exministro de Exteriores afirma que los catalanes "esperan una propuesta de diálogo" y propone cierta flexibilidad en los principios básicos.

El exministro de Exteriores afirma que los catalanes "esperan una propuesta de diálogo" y propone cierta flexibilidad en los principios básicos.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, a la salida de un acto | EFE

El exministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, defiende combinar "firmeza" y "flexibilidad" para afrontar la situación en Cataluña y, aunque admite que hablar con los independentistas es "infructuoso", avisa de que una parte de la población catalana "espera una propuesta de diálogo y unos cauces de entendimiento".

Margallo aprovecha su paseíllo mediático con motivo de la publicación de su libro Europa y el porvenir para volver a la carga con el proceso catalán. Después de airear los trapos sucios del Gobierno por los medios de comunicación y de protagonizar episodios como el debate separatista con Oriol Junqueras, Margallo apoya que el Gobierno sea firme en defender la unidad de España, la igualdad de derechos y deberes de los españoles y la solidaridad entre las diferentes Comunidades Autónomas.

Esto implica, subraya el exjefe de la diplomacia, dejar claro que "ningún referéndum de secesión se va a celebrar en Cataluña, entre otras cosas porque no tendría ningún efecto jurídico" e insiste en que "una secesión unilateral no sería reconocida jamás por Naciones Unidas y si no es reconocida por Naciones Unidas, no podría ni siquiera pedir el ingreso en la UE".

Pero a su juicio, esta firmeza en los principios básicos ha de combinarse con cierta flexibilidad para "tratar aquellos llamados motivos de desafección que han alejado a parte de la población catalana del amor a España".

Entre esos motivos que han "propiciado que el separatismo aumente en estos años" se encuentra, enumera el exministro, la falta de inversiones públicas en Cataluña que perciben los catalanes, unido a la percepción de que el Estado concede una protección insuficiente de su lengua y cultura y la insatisfacción respecto del sistema de financiación.

Al ministro le gusta citar al catalanista Francisco Cambó para sostener que"existe una realidad catalana indudable", pero esa realidad "tiene un componente hispánico también indudable". De ahí que García-Margallo apueste por "combinar esas dos cosas y buscar una aceptación de lo que es la unidad de España, el bien más preciado".

Cuando le preguntaron los motivos por los que no sigue siendo ministro, García-Margallo asegura que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no le dio ninguna explicación y él tampoco se la pidió. "Habrá considerado que la persona que me ha sustituido encaja mejor en la política que él quiere desarrollar", expone.

'Europa y el porvenir'

Sobre Europa y el porvenir, el libro que el exministro ha escrito de la mano del secretario de Estado para la UE, Fernando Eguidazu, defiende que la Unión precisa de una serie de reformas que "necesariamente pasan por una mayor integración europea", como es el caso de la gestión de los flujos migratorios, que pueden ser "uno de los elementos compensatorios a la caída de la natalidad".

Los autores también proponen reformar el mercado interior para aumentar la productividad; crear un mercado de servicios financieros que permita una regulación uniforme de los fondos de pensiones, o mutualizar parte de la seguridad social, por citar solo algunas de las medidas que plantean.

"Si no se hace Europa, seremos todos más pobres, y al ser más pobres tendremos menos recursos para destinarlos al bienestar social", advierte el exministro, que reconoce en cambio que avanzar en una mayor integración europea en medio del auge de los populismos en el continente en una misión harto difícil.

Ante las elecciones presidenciales de la próxima primavera en Francia , el exministro confía en que los dos principales partidos (socialistas y Republicanos) se unan en una segunda vuelta para impedir que la ultraderechista Marine Le Pen llegue al Elíseo. Y apuesta por que sea Alain Juppé el candidato de la derecha, al considerar que es una figura que genera menos rechazo entre la izquierda que Nicolas Sarkozy.

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