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La solución "frankenstein" deja a Susana Díaz amenazada por "dráculas"

El fin de la estrategia anti-Rajoy abre un gran flanco en el futuro de la trianera.

Aunque la presidenta andaluza ha resuelto con brevedad la crisis de gobierno producido por la marcha a Madrid de su Consejera de Hacienda, María Jesús Montero, unificando Hacienda con Economía y nombrando a una feminista cercana a Podemos para la nueva Consejería de Universidad y Conocimiento, desgajada de la cartera de Economía, el panorama que le espera en lo que le queda de legislatura no permite albergar optimismo político.

Además de la presión del caso de los ERE –que cuando menos está dejando la impresión del descontrol y la arbitrariedad absolutas sobre 850 millones de euros a lo largo de años–, y de la calle –Spiriman la ataca de nuevo con su crítica de la sanidad andaluza en lo que se cree será una de las grandes manifestaciones andaluzas desde 2010 el próximo domingo en Sevilla–, está la consecuencia de la solución "Frankestein" impulsada por Pedro Sánchez, la solución que nunca quiso Susana Diaz ni el conjunto de los barones que lo defenestraron.

Además de su gran "drácula", ahora presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ayer, la nueva situación política surgió de manera automática en el Parlamento andaluz. Dado que la primera consecuencia de la solución "Frankestein" es que el gobierno "enemigo" de Rajoy es ahora el gobierno del PSOE. Por tanto, todo lo que se criticó, exigió, denunció y recurrió ante el gobierno del PP debe mantenerse ahora o asumir que todo fue una farsa política.

Pero además sus pasadas actuaciones en materia de política nacional se han regurgitado parlamentariamente para recordarle que a ella nunca le gustó la cirugía "Frankestein" y que de haber podido evitarla, la habría evitado y no habría gobierno monstruo de izquierda y separatistas en La Moncloa.

El primero en atacar a Díaz fue Juanma Moreno, presidente del PP andaluz, que, a su vez, pende de un destino incierto e incluso monstruoso, como se le recordó enseguida. Clamó ante la presidenta de la Junta para que le siguiera exigiendo ahora al gobierno Sánchez los 4.000 millones por desfase de financiación autonómica que exigía a Rajoy. Más las infraestructuras que reclamó, más otras inversiones, muy mermadas en el presupuesto asumido por Sánchez.

Pero ahondó más y espetó a la presidenta que había sido la primera en aceptar la solución "frankestein" que alberga a quienes "reniegan de España, que se sienten superiores a nosotros y que se mofan de nuestra cultura andaluza y de nuestro acento".

Cuando "se apaguen los focos y se pase la novedad de los nombramientos, será imposible gobernar con 84 diputados sin hacer concesiones a populistas e independentistas…cuyo "único nexo común de ese barullo de fuerzas políticas que han apoyado a Sánchez para llevarlo a la Moncloa lo que quiere es destruir la unidad de España y la igualdad de todos los españoles".

El segundo –oh, sorpresa–, fue Juan Marín, líder de Ciudadanos en Andalucía que se opuso, recuérdese, al nuevo proyecto de financiación autonómica aprobado por los demás grupos del Parlamento andaluz, PP incluido. Por una vez, Marín se refirió al amiguismo y partidismo de la Junta de Andalucía señalando la existencia de 2.333 puestos de libre designación a los que los funcionarios de carrera no pueden acceder. De paso, aprovechó para exigir a la nueva ministra de Hacienda la negociación inmediata del acuerdo de financiación autonómica.

Los terceros fueron los líderes de la izquierda andaluza, Antonio Maíllo, de IU y Teresa Rodríguez, de Podemos. Maíllo, subraya El Mundo, le recordó a Susana Díaz que el bando que ha ganado el gobierno en Madrid es el bando que ella combatió e intentó desarticular hace dos años.

Lo dijo de este modo: "La moción de censura le ha dejado fuera del tablero… Esa moción de censura ha demostrado que usted ha estado siempre en el bando equivocado. Usted fue quien permitió que Rajoy estuviera en el Gobierno. Con usted al frente del PSOE, esa moción de censura nunca se habría presentado". Y apuntilló al final que lo único destacable de la gestión de Susana Díaz es "propaganda, quejío e incompetencia".

Podemos, que trató de subirse a la chepa de la "marea sanitaria" anti Susana Díaz, tuvo menos suerte. Por una parte, su confluencia con Izquierda Unida le ha sumido en una crisis interna al dimitir de sus cargos la diputada andaluza "pablista" Isabel Franco, que abre más aún la crisis abierta entre Teresa Rodríguez y la dirección nacional. El secretario de Organización pablo Echenique, al que Rodríguez acusó de maniobras para desacreditarla -, considera que el acercamiento electoral a IU es contrario a las directrices de Podemos a nivel nacional.

De todos modos, Podemos acusó a Susana Díaz de asfixiar la política de dependencia en la Junta con una situación laboral caótica. La acusó además de ser partícipe de la campaña de la "derecha" "que persigue deteriorar los servicios públicos porque no cree en ellos, porque no creen en el Estado del bienestar".

Los ajos de Díaz para ahuyentar a sus "dráculas"

La más llamativos estaban en la ristra arrojada sobre el presidente andaluz del PP, al que consideró temeroso de los AVES de vuelta tras la caída del gobierno Rajoy. Se refería al regreso a Andalucía de todo un Juan Ignacio Zoido, su enemigo interno número uno, pero acompañado de José Antonio Nieto, exalcalde de Córdoba y hasta ahora secretario de Estado de Interior, además de la vuelta de José Enrique Fernández de Moya, exalcalde de Jaén y luego secretario de Estado de Hacienda, entre otros menores.

Según Susana Diaz, el retorno de estos disidentes pondrá en grave aprieto el futuro de Moreno como presidente del PP andaluz que, como se sabe, fue nombrado a dedo por un Rajoy que ya no está. Habrá que ver si tras la resolución de la crisis interna, el PP nacional y andaluz sigue confiando en Moreno como el mejor presidente posible.

También tuvo unos dientes de ajo para Juan Marín y Ciudadanos, sus socios de gobierno. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, recriminó al partido naranja que no haya apoyado al acuerdo sobre financiación, al que llegaron el resto de fuerzas en la cámara andaluza.

Es más, llegó a argumentar que los puestos de libre designación se cubren "a través de un procedimiento reglado" y una tarea que se desarrolla en el "marco del diálogo" entre las representaciones sindicales y la Junta.

A Izquierda Unida y a su líder Antonio Maíllo le sacudió con una cabeza de ajo acusándolo de estar colaborando en la demolición consciente de su propio partido entregándolo a Podemos. "Cuando venga a hablarme de ruina piense en los escombros que va a dejar en su partido", le atizó.

A Teresa Rodríguez, la ignoró, seguramente debido al apoyo que Pablo Iglesias ha dado a Sánchez y a que la crisis interna de Podemos en Andalucía crece y crece.

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