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El sector arenista estaría fraguando una campaña anti Casado tachándolo de "manchista" y "derechista"

"Tendrán que contar con nosotros que somos un 42%. Yo seré secretario del Grupo en el Senado. Esto puede durar lo mismo que Hernández Mancha".

"Tendrán que contar con nosotros que somos un 42%. Yo seré secretario del Grupo en el Senado. Esto puede durar lo mismo que Hernández Mancha".
Javier Arenas. | EFE

Todo comenzó cuando el veterano periodista andaluz Pepe Oneto hacía público un tuit en el que decía textualmente: "Comentario de Javier Arenas en el AVE de vuelta a Sevilla: Tendrán que contar con nosotros que somos un 42%.. Yo seré secretario del Grupo en el Senado. Además, esto puede durar lo mismo que Hernández Mancha…" 2:15 23 de julio".

Precisemos que Arenas es hoy por hoy secretario del grupo Popular en el Senado pero su afirmación de que lo seguirá siendo parece exhibir una seguridad que no deja margen al nuevo presidente del PP, Pablo Casado. El protagonista ha desmentido a Oneto, negando incluso que viajara en AVE a Sevilla. El periodista, mientras, se reafirma.

Naturalmente, Libertad Digital trató de indagar en los círculos que apoyan a Pablo Casado en Andalucía y han confirmado que, desde hace unos días, el nombre de Hernández Mancha es utilizado por los partidarios de Juan Manuel Moreno y Javier Arenas para elaborar un símil de lo que podría ocurrir en poco tiempo, si a la oposición interna que el vencedor del Congreso va a encontrar en el PP, se une la tromba orquestada por las izquierdas y los separatistas que ya unifican sus mensajes bajo el término "ultraderechista", camino señalado directamente por Celia Villalobos.

De este modo, "manchista" y "derechista" serían los ejes de una primera campaña anti Casado que se estaría fraguando desde Andalucía. Recuérdese cómo la figura de Aznar fue estigmatizada hasta casi el insulto con caricaturas que lo comparaban con Hitler y con Bush, a pesar de haber sufrido un gravísimo atentado terrorista y haber gestionado con éxito la crisis dejada por Felipe González en 1996. Tal resultado le valió una mayoría absoluta en el año 2000.

Pero nadie en la época de Aznar recurrió al espectro de Antonio Hernández Mancha que, por cierto, fue presidente del PP de Sevilla y en cuyo equipo estaban muchas personas que hoy forman parte de las estructuras del PP andaluz.

Según fuentes cercanas a Casado, el intento estratégico que se prepara desde los perdedores del Congreso es impedir que el nuevo presidente nacional pueda consolidarse a corto plazo. De hecho, es lo que hubieran acelerado de haber obtenido un resultado mejor que el ya sabido de 58 a 42 por ciento.

La amplia y suficiente victoria de Casado y el conocimiento de las marrullerías empleadas durante el proceso de elección de compromisarios y en el tratamiento de candidatos por parte de los aparatos provinciales y regionales, hacen más difícil el propósito.

Por ejemplo, el caso del alcalde de Málaga, el popular Francisco de la Torre, un ucedista de toda la vida y cuñado del fiscal jefe de Andalucía asesinado por ETA, Luis Portero, ha dejado claro cómo el aparato provincial de Málaga que comanda la mano derecha de Juan Manuel Moreno, Elias Bendodo, trazó un plan de desigual consideración hacia María Dolores Cospedal y Pablo Casado.

Igualmente, el aparato regional, bajo el dominio de Moreno, no hizo lo mismo que Alberto Núñez Feijoo, ni siquiera lo mismo que el propio Mariano Rajoy que mantuvieron su neutralidad hasta el final, al menos aparentemente. De hecho, facilitó la obtención de avales para la candidata Saénz de Santamaría.

Con estos mimbres en la cesta, a la calificación de "derechista extremo" a Pablo Casado que enarbolarán izquierdas y separatismos, se va a reabrir el caso Hernández Mancha como paradigma simplificado de alguien que careció de los resortes y cualidades necesarias para liderar un partido como el PP.

No es la primera vez que sale el nombre de Antonio Hernández Mancha en la política nacional. Ciudadanos, por boca de Albert Rivera, comparó a Pablo Iglesias con el extremeño y fugaz presidente nacional del PP.

Pero el propio Hernández Mancha dejó claras algunas cuestiones sobre su fallida moción de censura a Felipe González en 1987 y su posterior defenestración del PP.

El año pasado, Hernández Mancha dijo que "yo fui elegido presidente de mi partido en un congreso democrático por amplia mayoría –no a la búlgara– y no fui nunca designado por el 'dedo de Fraga' ni por el de nadie… Fraga sí distinguió con su dedo a algunas personas en Alianza Popular. Estos fueron: Verstrynge, el delfín de Fraga; Miguel Herrero, heredero ab intestato de Fraga cuando éste renunció a la presidencia; y José María Aznar, ni tutelas ni tutías. Hoy están: el primero con Podemos, el segundo con los nacionalistas catalanes y vascos y el tercero con Ciudadanos. Yo, en el PP".

Mancha justificó su fracasada moción en los problemas económicos en los que Fraga dejó sumido a AP tras su renuncia y en el poco tiempo que tenía –tres meses– "para romper el techo de Fraga y para evitar que ante la orfandad dejada por él la España no socialista sucumbiera a la tentación del voto útil a favor de Suárez". Léase hoy Ciudadanos.

Aclaró Hernández Mancha que su moción no fue contra González, "aunque pudiera parecerlo", sino contra Suárez, igual que la de Iglesias no tenía como objetivo Rajoy, sino el PSOE. "Puse la moción de censura a sabiendas de que no podía prosperar porque no tenía otra alternativa. La puse y la defendí sin tiempo de prepararla y, aunque perdí contra Felipe, la gané contra Adolfo, que me quitaba los votos. Desde mi moción de censura, él no volvió a levantar cabeza con el CDS y no hubo el sorpasso que anunciaba la prensa. AP conmigo mantuvo el liderazgo de la oposición".

Hernández Mancha recordó que gracias a él, "nueve años más tarde" Aznar ganó las elecciones. Y añadió: "Tengo la impresión de que Pablo Iglesias, el mejor parlamentario de la izquierda española en muchos años, ha intentado una estrategia como la mía pero con desigual resultado. Su objetivo no era Rajoy sino Susana Díaz. Sin embargo, en mitad de la procesión le cambian el santo y cunde el desconcierto: amaga con retirarla, suplica a Pedro Sánchez que él ponga una a lo que éste inteligentemente se niega… Y ante la disyuntiva de una retirada táctica… fue un verdadero fracaso", algo que no ocurrió en el caso de él y el PP.

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