
El estudio Jornada escolar continua: Cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo sostiene que la jornada continua en los colegios, cada vez más frecuente en los centros escolares, perjudica el rendimiento de los alumnos, resta horas laborables a los padres y tiene un impacto mayor en las mujeres.
El informe, elaborado por el director de Educación en EsadeEcPol, Lucas Gortázar, la profesora de la facultad de Educación de la UAM, Marta Ferrero, y Ángel Martínez, analista en EsadeEcpol, cifra en 8.048 los millones que se dejan de ingresar por la jornada continua en las familias que no tienen acceso a cuidadores y que tienen que reducir su horario. Según los autores, el modelo está cada vez más extendido en los centros públicos de Infantil y Primaria y el proceso se ha agudizado durante la pandemia.
Ángel Martínez ha comentado En Casa de Herrero, de esRadio, algunas de las conclusiones del informe. Para los alumnos, "es bueno un mayor tiempo en la escuela", con un "impacto positivo en términos académicos y socioemocionales". Ha señalado que un horario a tiempo completo (de 9:00/9:30 a 16:00/16:30 con un almuerzo temprano y un descanso) en alumnado de 3 a 12 años mejora el rendimiento y "se adapta mejor a sus biorritmos".
Las familias, mientras, tienen mas posibilidades de conciliación frente a una jornada continua que puede ser "demoledora" para algunos hogares en términos de ingresos laborales brutos perdidos todos los años, defiende.
Según Martínez, son los profesores "los más beneficiados" en términos de bienestar y conciliación con la jornada continua y son ellos quienes promocionan el cambio en sus centros educativos. El sistema tiene que ser después refrendado por los padres pero el experto destaca cómo en algunos colegios el proceso se inicia año tras año hasta que se consigue y después se detiene, impidiendo el regreso al anterior sistema, algo que está haciendo que se avance hacia la generalización de la jornada continua "irremediablemente".
Martínez también destaca cómo se está produciendo otro proceso: el trasvase creciente de hogares en los que trabajan padre y madre a centros concertados con horarios partidos que les permiten "conciliar sus trabajos con el cuidado de los hijos".
El experto insiste en que "no tiene sentido" que los alumnos "empiecen tan pronto" y "coman tan tarde" para que "los profesores puedan irse antes". Y ha rebatido el argumento de muchos partidarios de esta jornada de que "el rendimiento está por los suelos después de comer". "No es lo que nos dice la pedagogía, la atención repunta en las últimas horas", sostiene, mientras que esto "no pasa en la última clase de la jornada continua".
Los autores, ha apuntado, defienden que la decisión sobre una u otra jornada se adopte "de forma centralizada" por las autoridades educativas. Su propuesta es que se avance hacia una jornada partida "de 35 horas, de 9.30 a 16.30" y se "aumente la permanencia en el centro" de los profesores. Según defienden, con la "recaudación perdida" por la jornada reducida se podría impulsar ideas como el aumento de la cobertura de las becas de comedor, ampliar horarios de profesores o dotar de infraestructura a centros que no cuenten con comedores.
