El PSC se ha puesto manos a la obra en su labor de allanar el camino hacia un pacto entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. A escasos días de la noche electoral del 23-J, desde el PSC ha comenzado ya la inyección de mensajes en favor de Junts y de consignas comprensivas con su labor -básicamente, la de acabar con la unidad de España y la Constitución-. La principal encargada de esta campaña de imagen está siendo la portavoz del Grupo Parlamentario de los socialistas en el legislativo catalán —Grup Socialistes i Units per Avançar—, Alícia Romero. La socialista ha empezado a marcar ya un argumentario basado en que "la investidura de Pedro Sánchez debe llegar a buen puerto", que debe mostrarse "todo el respeto a Junts y sus decisiones", y que lo que salga de esas negociaciones será decisivo para Cataluña.
Oficialmente, el PSC asegura que "ni lidera ni tiene ninguna voluntad de liderar" la negociación con Puigdemont. De hecho, el primer acercamiento al prófugo golpista se ha realizado a impulso de Yolanda Díaz y por medio de Jaume Asens. Pero la labor de lavado de imagen ya ha comenzado y esa está siendo descaradamente cosa del PSC. Y es que, desde ahora Junts "merece todo el respeto, al igual que sus decisiones". Entre sus decisiones figuran con especial peso las de lanzar, junto con ERC, un golpe separatista contra la Constitución y la unidad de España.
La Declaracion de Barcelona
Hay que recordar que el PSC siempre ha estado al cabo de la calle de las negociaciones con los separatistas catalanes. Y desde la llegada de Pedro Sánchez al poder del PSOE exactamente igual. Un mes después de que el actual presidente del Gobierno recuperara el poder de su partido en junio de 2017, Sánchez firmó un documento clave con el PSC: la Declaración de Barcelona. El documento, sellado el 14 de julio de 2017, fue inmediatamente remitido a ERC. Y ERC y Junts lanzaron dos meses y medio después su golpe separatista del 1-O.
Casualmente, el compromiso de Sánchez y el deseo de ERC y Junts eran los mismos. Y exactamente igual al texto firmado por el ahora presidente del Gobierno: el "reconocimiento de la plurinacionalidad nacional y aspiraciones nacionales de Cataluña". Y ese redactado fue expresamente firmado por Pedro Sánchez justo antes del 1-O y justo un año antes de lanzar su moción de censura con apoyo, casualmente, de ERC y Bildu. Y bajo la tutela del PSC.
El documento firmado fue bautizado como "Declaración de Barcelona". El reconocimiento del poder catalán fue de tal magnitud que la portada del documento recogió los dos logos por separado: el del PSOE y el del PSC. En aquella época, el mando del PSOE era del mismo Pedro Sánchez que había recuperado ya el mando nacional del partido pese a la evidencia de su acercamiento a los separatistas y proetarras. Y, por parte de los socialistas catalanes, contó con el apoyo de Miquel Iceta, primer secretario de los socialistas catalanes, para dar cauce a todas las exigencias de ERC. Hoy el mismo Iceta es ministro en funciones de Sánchez y Salvador Illa, exministro, es el líder de los socialistas catalanes.