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La prensa de un vistazo

La venganza de Sánchez contra once millones de españoles

Sánchez ha vuelto de La Mareta al ver que se le escapaba un escaño y lo ha puesto todo patas arriba.

Sánchez ha vuelto de La Mareta al ver que se le escapaba un escaño y lo ha puesto todo patas arriba.
Pedro Sánchez. | EFE

El Mundo


"Vox revela una cita secreta con Feijóo para que no gire al centro". "Los de Abascal buscan reactivar al Partido Popular: "Están desorientados, tienen que aclararse"". Vox que deje de enredar ya, bastante daño han hecho. ¿Es que no se dan cuenta de que la inmensa mayoría de la gente no los puede ver ni en pintura? Les tienen más miedo que a Sánchez e incluso que a Otegi. Algo habrán hecho mal.


"Cristina Valido, sobre si Junts es una línea roja para investir a Sánchez: "No vamos a tener en cuenta quiénes apoyan una cosa o apoyan otra"". "Traza como líneas rojas pactos de legislatura que incluyan a Vox o a Sumar". Vamos, que va a apoyar a Sánchez.


Dice el editorial que "el tono despreciativo con que el presidente del Gobierno en funciones ha respondido a la petición de una reunión que le formuló por carta Alberto Núñez Feijóo anticipa una legislatura aún más bronca y divisiva que la anterior". ¿Más? Este tiparraco es más malo que la quina. Dan ganas de exiliarse, en serio.


"La actuación de Pedro Sánchez en los últimos días rezuma un revanchismo impropio de su cargo que permite vaticinar que su voluntad pasa por persistir o incluso ahondar en la marginación del centroderecha que le ha caracterizado". O sea, gobernar contra 11 millones de personas. Pero vaya, ya hemos visto que eso no le pasa factura. Una de dos, aguantar o largarnos de España.


"Si bien el bloque que forma con la izquierda radical y los partidos independentistas suma para alcanzar la mayoría en el Congreso, será únicamente por un escaño: o bien Junts o bien Coalición Canaria deberán votar sí. Se trata de una mayoría democrática y legítima, pero no de un mandato suficientemente claro como para que el PSOE pueda ignorar a los 11,1 millones de españoles que han votado al PP, a Vox o a UPN". No sabe gobernar de otra forma, él es así. Tenemos un serio problema.


El País

"Sánchez reforzará el modelo territorial para buscar un pacto". En román paladino, que dará a cada partido lo que le pida para que le apoye. "El presidente en funciones defiende en un vídeo traducir la mayoría social de las elecciones en mayoría parlamentaria e ignora las propuestas de Feijóo". O sea, ignora a 11 millones de españoles. No sé cuándo, tal vez no lo vean mis ojos, pero lo pagará, algún día lo pagará.


"El PP quiere dar la batalla por controlar la Presidencia y la Mesa del Congreso. Vox aspira a que los populares les ayuden a no quedarse fuera del órgano de gobierno de las Cortes". Está el PP como para ayudar a Vox. Bastante tiene con ayudarse a sí mismos.


Víctor Lapuente dice que "si en España sólo votaran los hombres, el 23-J la derecha hubiera sacado mayoría absoluta. Si sólo votaran las mujeres, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz gobernarían con comodidad". El dato lo saca de Metroscopia, una empresa de demoscopia, así que habrá que tomarlo con pinzas.


"La soterrada guerra civil que se dio el 23-J no fue la de la España remota de hace 90 años, entre hermanos de izquierdas y de derechas, sino la de la Europa actual, entre hermanos y hermanas. O, para ser precisos, entre las muchas españolas y bastantes españoles que abrazan la incorporación plena de la mujer en la sociedad y los muchos españoles y bastantes españolas que sienten resentimiento hacia ese cambio". Pues no, era Sánchez sí, Sánchez no y ganaron los nacionalistas.

ABC


"Sánchez cambia de planes para evitar la investidura de Feijóo". "Feijóo cree que el triunfo en las elecciones le legitima para pedir al Rey que proponga su investidura". No, si legitimidad tiene, lo que no tiene son apoyos. El editorial pide "luz y taquígrafos" en los pactos de Sánchez. Lo lleva claro.


Ignacio Camacho "cuando el resultado de unas elecciones se aprieta al punto de que al menos dos partidos se reclaman vencedores, basta observar el estado de ánimo de los votantes para saber quién ha perdido y quién ha ganado. En ese sentido el diagnóstico es claro: desde hace una semana, los de la izquierda están eufóricos y los del bando contrario no ocultan su desencanto". Absolutamente cierto, Ignacio, estamos, además de muy cansados, muy desanimados. Si ahora no hemos conseguido echar a Sánchez no lo lograremos nunca.


"El esfuerzo del PP por subrayar su triunfo es parte de su derecho a construir un relato que inyecte moral a sus partidarios. Y es legítimo mientras no pretenda confundir a nadie sobre las posibilidades reales del candidato a una investidura carente de los apoyos necesarios". Eso, no hay que dar esperanzas falsas.


"Si hay algo que une a esa amalgama heterogénea de nacionalistas, separatistas y extremistas de índole diversa es el propósito común de cerrar el paso a la derecha". Vamos, lo de siempre desde el Pacto del Tinell. Arrinconar a 11 millones de españoles.

La Razón


"Feijóo pide no «marginar» a la mitad de los españoles". Gracias, majo, pero ya nos hemos hecho a la idea. Dice el editorial que Sánchez "ha puesto sus cartas boca arriba con la intención de forzar la investidura a cualquier precio para convertir la derrota en triunfo: Frankenstein y un voto más, que buscará en Coalición Canaria o en Puigdemont. Sánchez ha demostrado que no sabe ganar ni tampoco perder y que no le preocupa ni le desasosiega desairar a esa inmensa mayoría de españoles que está contra su proyecto de ruptura autoritaria". Los que somos la mayoría social real que se carga la ley electoral.


Abel Hernández insiste en que Sánchez ha perdido. "Sánchez es un cadáver político, aunque sea un cadáver alegre y bronceado, que aún no sabe que está muerto". Francamente, Abel, creo que vives fuera de la realidad. "Estamos ante una grave crisis política, en la que lo que ha caducado no está dispuesto a hacerse a un lado y lo nuevo carece del empuje necesario para abrirse paso". "Y lo más escandaloso es que asistimos a una obscena búsqueda de votos, a cualquier precio, por parte del perdedor de las elecciones para evitar su propio funeral". Ya conocíamos al personaje.


Abel se revuelve contra el Rey. "Esta extraña circunstancia pone a prueba el reinado de Felipe VI. Ha llegado el momento de la verdad. Tendrá que demostrar su capacidad de arbitraje, con el riesgo, haga lo que haga, de que media España sufra una fuerte decepción y se vuelva contra la Corona. La gran pregunta que muchos se hacen en estos momentos críticos es: ¿Puede encargar la formación de Gobierno a un político que ha perdido las elecciones –un cadáver político– y que se presenta en La Zarzuela con el aval de un fugado de la Justicia, que dio un golpe contra el orden constitucional, y con el voto de una serie de formaciones cuya razón de ser consiste estrictamente en acabar con la unidad de España y cargarse la Constitución, empezando por la Monarquía? Si no acepta semejantes avales, corre el riesgo de un fuerte rebrote republicano en las filas socialistas. En caso contrario, la reacción en las derechas tendría consecuencias imprevisibles". Vaya jardín en el que te has metido, Abel. El Rey no puede hacer nada y presionarle es una insensatez. Algunos han perdido el juicio.

En España

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