
Carles Puigdemont ha tomado las riendas de Junts per Catalunya (JxCat) a pesar de haber abandonado la presidencia del partido en favor de la presidencia de un fantasmal Consell per la República. Nada se mueve en la formación sin su conocimiento y autorización. No sólo es un referente "moral", sino quien tiene las llaves de la gobernabilidad en España. Y hace ostentación de ello mientras sus colaboradores más directos difunden las informaciones que aluden a su papel arbitral en la política española tras los resultados de las elecciones generales del pasado 23 de julio. La última de esas piezas es una doble página del suplemento del fin de semana de Le Monde sobre la figura de Puigdemont de la que se hacía eco el director de la oficina de JxCat en el Parlamento Europeo, Aleix Sarri.
Obres la revista de cap de setmana de @lemondefr i el primer article que hi trobes és aquest. Doble pàgina sobre el MHP @KRLS, el seu exili i trajectòria política, i la demanda d'amnistia i autodeterminació. El missatge no pot ser més clar. pic.twitter.com/z0S36rqiGX
— Aleix Sarri i Camargo (@aleixsarri) August 6, 2023
En ese contexto, Puigdemont ha impuesto una discreción absoluta sobre los contactos con los socialistas y el emisario de Sumar, el exdiputado de Podemos Jaume Asens, amigo del letrado de Puigdemont, Gonzalo Boye, y del exconsejero autonómico y diputado europeo Toni Comín, también fugado en Bélgica. Todos los mensajes procedentes del núcleo duro del expresidente catalán tienden a enfriar las negociaciones, a rebajar las expectativas y a echar agua en el vino de una hipotética investidura de Pedro Sánchez con el argumento de que no se puede dar una segunda oportunidad a la derecha con la repetición de los comicios.
Laura Borràs se mostraba tajante al respecto a su vuelta de unas jornadas independentistas en Córcega. "En JxCat no tenemos ningún interés en negociar la investidura de un presidente español, tenemos todo el interés en negociar la resolución del conflicto que España mantiene con Cataluña. Y eso implica no pensar en una investidura o en las próximas elecciones, sino pensar en una solución definitiva", decía la presidenta formal de JxCat en la red social de Elon Musk.
Poco después era el indultado Jordi Turull, el secretario general de la formación de Carles Puigdemont, quien enfriaba las expectativas de una investidura en respuesta a las optimistas declaraciones de Ernest Urtasun, la mano derecha de Yolanda Díaz, sobre la marcha de las negociaciones con ERC y Junts, que según él "avanzan de forma positiva". En tono irónico, Turull declaraba en su cuenta de Twitter: "Primera noticia, al menos en lo que respecta a JxCat".
Primera notícia, almenys pel que fa a @JuntsXCat https://t.co/LEw3Qwj3JU
— Jordi Turull i Negre (@jorditurull) August 9, 2023
A Puigdemont no le hacen mella las presiones, ni las empresariales ni las mediáticas. Se jacta de ello y mantiene un mutismo absoluto, al igual que sus colaboradores, sobre la Mesa del Congreso y la investidura. En todo caso, se dedica a subrayar los fallos del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) sobre el 25% de español en la enseñanza obligatoria en Cataluña o la propuesta de Yolanda Díaz para que se hable en catalán en el Congreso como elementos que perturban las aproximaciones socialistas y desmienten la mano tendida de los socialistas. Que la Sala de Vacaciones del Tribunal Constitucional haya desestimado el recurso de amparo de su defensa sobre la orden de detención en territorio nacional del Tribunal Supremo se suma a esos "detalles", aunque recurrido por la Fiscalía.
"Un tío al que no le comprarías un coche usado"
Puigdemont no se fía de Sánchez, del que ha llegado a decir en una entrevista en el diario independentista Ara que "no se puede ir a una negociación con este señor sin tomar todas las precauciones. Pagar por adelantado a un tío al que no le comprarías un coche de segunda mano es un deporte de riesgo". Y según otro diario catalán, La Vanguardia, a Puigdemont no le vale un acuerdo con Sánchez. Quiere un pacto que implique a la Corona y al Poder Judicial. En su lista de peticiones, la amnistía y la autodeterminación son innegociables. Todo lo demás, la condonación de la deuda autonómica, los traspasos de competencias estatales no le causa el más mínimo efecto, por no hablar de la propuesta de que se hable catalán en el Congreso. No se fue a lo que él y sus adeptos llaman el "exilio" para aceptar lo que define como "soluciones personales". Ha dejado claro que no piensa comparecer de grado ante ningún juez español y que no le vale el indulto que le hicieron llegar según su versión emisarios del PSOE tras una "rutinaria" comparecencia ante el Tribunal Supremo.
Los grandes empresarios de Cataluña quieren que facilite la investidura de Sánchez. Es el mensaje que le han hecho llegar reiteradamente. Se aferran a que en una conversación privada sobre la situación política española habló de amnistía pero no de autodeterminación, según publicó La Vanguardia.
La hipótesis de la repetición electoral
De momento, Puigdemont disfruta de su renacer político, de un recobrado protagonismo tras una larga temporada de palos de la justicia europea y ostracismo político, en gran parte provocado por ERC, otro de sus grandes enemigos. Los resultados de los comicios municipales y generales han acortado las distancias entre ERC y Junts hasta el punto de que en ese último partido creen que pueden recuperar la primacía en el bando independentista en caso de que se repitan las elecciones generales.
En cuanto a la posibilidad de que el PP y Vox puedan gobernar España tras una repetición electoral, el escenario no parece incomodar demasiado al prófugo ni a un sector no menor del independentismo que espera precisamente esa situación para reactivar a las alicaídas bases civiles separatistas.



