
Apenas tres semanas después de romper de forma estruendosa en el Congreso, cuando Podemos anunció que abandonaba Sumar y que sus cinco diputados pasaban al Grupo Mixto, se ha producido un nuevo movimiento en el continuo flujo y reflujo que siempre ha caracterizado a la izquierda radical o extrema izquierda, lo que algunos llaman "el espacio a la izquierda del PSOE".
Un espacio en el que conviven un batiburrillo de siglas que se unen, aunque se odien, y luego se separan en función de las perspectivas electorales. Partidos que no dejan de ser, en muchos casos, proyectos totalmente personalistas, que carecen de estructura y aportan pocos votantes a las coaliciones electorales en las que coyunturalmente se integran.
El portazo de Noriega y Anova
El adelanto unos meses de las elecciones en Galicia por parte del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha pillado a ese espacio de la extrema izquierda en la comunidad autónoma un poco descolocado. Un espacio monopolizado por el BNG y el PSdGa.
La negativa de Martiño Noriega a encabezar la candidatura de Sumar dejó a Yolanda Díaz sin un socio importante en Galicia, Anova, que ha pedido el voto para el BNG. Por ello tuvo que conformarse, primero, con una candidata sin ningún tirón, Marta Lois, una de las personas de confianza de Yolanda Díaz a la que hizo apenas hace unas semanas portavoz en el Congreso.
Ayer, además, se anunció que existe un preacuerdo entre Sumar, Podemos e IU para concurrir juntos en las elecciones gallegas del próximo 18 de febrero. No es ni un premio de consolación frente a lo que habría supuesto coaligarse con Anova.
Haciendo, como diría Pedro Sánchez, de la necesidad virtud, y pese a las inexistentes relaciones de las cúpulas de Sumar y Podemos, y a las profundas heridas abiertas entre ambas formaciones —no hay que olvidar que Yolanda Díaz acusó a los de Ione Belarra de transfuguismo— han alcanzado un pacto, todavía no ratificado formalmente, para concurrir juntos a las elecciones gallegas del próximo 18 de febrero. Es decir, Marta Lois va a encabezar una coalición de la que forma parte un partido de tránsfugas. Un partido que, además, no pinta nada en Galicia.
Al pacto gallego se suma también Esquerda Unida, la marca gallega de IU —que tampoco pinta nada en Galicia— a la que, en otro tiempo, perteneció Yolanda Díaz, que ha demostrado ser una consumada especialista en ir quemando siglas y deshaciéndose de sus enemigos sin contemplaciones a lo largo de su ya larga carrera política.
Otros partidos más pequeños aún, como Equo y Alianza Verde también van a formar parte del conglomerado gallego encabezado por Marta Lois.
Pablo Iglesias echa leña al fuego
Y en medio de esta historia de reencuentros en Galicia, el Diario Red, el medio que dirige el exlíder de Podemos Pablo Iglesias, ha defendido en un editorial que la mejor decisión de la militancia del partido morado en Galicia es rechazar la coalición con Sumar y pedir el voto para el BNG, tal y como ha hecho Martiño Noriega.
Según el medio de Iglesias, el preacuerdo anunciado por Sumar "vuelve a cometer todos los errores que ya cometió Yolanda Díaz respecto de la coalición" para las elecciones generales del 23-J. "De hecho, la oferta es incluso peor", incide. "No solamente se borra por completo el nombre de Podemos en la candidatura y se vuelve a imponer a la cabeza de lista (Marta Lois) sin establecer ningún mecanismo de debate o decisión para ello, sino que esta vez ni siquiera se ofrece a los morados ningún puesto que pudiese tener probabilidades aceptables de resultar electo el próximo 18 de febrero", ahonda.
¿Coalición con un partido de tránsfugas?
Sin embargo Yolanda Díaz defiende que Sumar es la "clave" para formar una mayoría de izquierdas, junto a socialistas y el BNG, y está persuadida de que si los gallegos votan "como el 23 de julio" habrá "cambio en Galicia".
Por lo tanto, todo vale si se rascan unos votos y se quita el Gobierno de la Xunta al PP: por ejemplo, que partidos a los que has acusado de tránsfugas en Madrid pasen a ser de nuevo tus aliados. Claro, que acusar de transfuguismo a Belarra y sus diputados no dejaba de ser un brindis al sol, puesto que si el Pacto Antitransfuguismo —al que el equipo jurídico de Sumar dijo que estaba estudiando acudir para denunciar a Podemos— incluye tomar medidas encaminadas a aislar a los tránsfugas, de hacerse efectiva la denuncia contra los 5 de Podemos el tinglado de Sánchez y Díaz en el Congreso se venía abajo. Así que, pelillos a la mar. A fin de cuentas irse al Grupo Mixto es menos grave que ser un prófugo de la Justicia, como Puigdemont.
La realidad de Sumar medio año después del 23-J
Pero mientras en el norte gallego Yolanda Díaz teje, aunque sea con partidos que no pintan nada, en Madrid Sumar sigue tensionándose y se abren cada vez más vías de agua. El malestar en Sumar, y más concretamente con Yolanda Díaz, no queda limitado a Podemos y sus cinco diputados en el Congreso.
Por volver al pacto gallego, es reseñable que también se integra en el mismo Alianza Verde, el mini partido ecologista de Juantxo López de Uralde. Pues ocurre lo mismo que con Podemos. Alianza Verde está más fuera que dentro de Sumar. El partido de López de Uralde se siente agraviado no sólo por su marginación en las listas electorales sino porque Yolanda Díaz ha favorecido al otro partido verde de la coalición, Equo, que se ha hecho con la Dirección de Derechos de los Animales.
Otro tanto se puede decir de Izquierda Unida, también en el pacto gallego, que ya hace meses, por boca de Alberto Garzón, expresó su malestar por la poca democracia interna en Sumar y por el reparto de las cuotas de poder.
Si dejamos de lado el caso de las autonómicas de Galicia, la situación tampoco es muy halagüeña. Drago Canarias que encabeza Alberto Rodríguez —exdiputado y ex secretario de Organización de Podemos— también se ha quejado la semana pasada de que Sumar seguía "un método de funcionamiento centralizado" y "homogeneizador". De hecho están valorando con quién irán las elecciones europeas y, aunque queda muy lejos, amenaza con apearse de la alianza de Yolanda Díaz en las generales de 2027 si no hay cambios.
Además de los canarios y los verdes, valencianos (Compromís) y andaluces (Iniciativa del Pueblo Andaluz) también han manifestado su disconformidad por diferentes asuntos. En Compromís ha sentado muy mal que Yolanda Díaz no haya frenado en el Consejo de Ministros la aprobación del Puerto de Valencia. Tampoco le gustan los movimientos de Sumar en Alicante, donde está tratando de captar a exmiembros de su formación.
El malestar de Iniciativa del Pueblo Andaluz lo provoca que se han quedado fuera del reparto de portavocías adjuntas y reivindican que Andalucía tenga voz propia, como Baleares y Aragón.
En cuanto a uno de los partidos que más favorecido ha salido de su inclusión en la coalición, Más Madrid, que ha conseguido colocar a Mónica García de ministra de Sanidad, las relaciones con el que fuera su líder, Íñigo Errejón, son prácticamente inexistentes. La corriente errejonista que surge en 2017, y que llevó a la ruptura con Pablo Iglesias, ha sido fagocitada por la líder en Madrid, bregada en su batalla con Isabel Díaz Ayuso mientras Errejón languidecía en el Congreso de los Diputados.
Actualmente Errejón es diputado nacional por Sumar, forma parte de la dirección del grupo parlamentario y presidirá la Comisión Constitucional del Congreso. Mientras, Mónica García, con la que apenas tiene relación, ha sido encumbrada a lo más alto en el segundo Gobierno de coalición encabezado por Pedro Sánchez. Por este motivo, y quizás pensando en su futuro, Íñigo Errejón ha iniciado un acercamiento estratégico a Yolanda Díaz. En su entorno señalan que está implicado totalmente en la construcción de "una identidad política" de la coalición de Sumar, de la que dice sentirse muy próximo.
A nadie se le escapa que la inmensa mayoría de estos flujos y reflujos, odios y amores en la extrema izquierda nada tienen que ver con los programas ni los objetivos políticos. Son reyertas personales derivadas de desencuentros, traiciones y luchas de poder descarnadas, en las que Yolanda Díaz se mueve como pez en el agua.





