
El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, está "preocupado" por cómo pasará a la historia judicial de España tras su papel en el 'problema catalán'.
Tal y como desveló este diario, Conde-Pumpido confesó a sus amigos y a sus compañeros del Tribunal Constitucional antes de ser elegido presidente lo siguiente: "Fui designado fiscal general del Estado para arreglar el problema del terrorismo y lo arreglé. Voy a ser designado presidente del Tribunal Constitucional para arreglar el problema de Cataluña, y lo arreglaré".
Fuentes del TC consultadas por Libertad Digital afirman que "Conde-Pumpido pasó un final de año muy complicado debido a los problemas judiciales y médicos de su hijo. Su aspecto era desmejorado e incluso se llegó a dormir en algún pleno. Tras este bache, el presidente del Tribunal de Garantías está preocupado ahora por la imagen como jurista que dejará en la historia de España tras su paso por la presidencia del TC y su intervención en el ‘problema catalán’".
Las mismas fuentes consultadas por LD subrayan que "Conde-Pumpido cree ser víctima de una crítica injustificada. Por un lado, quiere cumplir su pacto con Pedro Sánchez y avalar la Ley de amnistía, pero por otro lado no acepta ser cuestionado o criticado ante la opinión pública. Cree tener una misión para salvar a los españoles y arreglar el problema de Cataluña y por tanto, no entiende las críticas que recibe del ámbito político, judicial y mediático".
"Conde-Pumpido es especialmente sensible ante las noticias críticas de los medios de comunicación. Muchas de ellas relacionadas con el papel que está jugando en el seno del tribunal sobre el asunto catalán y también por la polémica mayoría izquierdista que él lidera con la que gana todas la votaciones del pleno imponiéndose siempre por 7 votos a 4", añaden.
En los últimos meses, han sido habituales los llamamientos a la "lealtad" del presidente del Constitucional hacia los magistrados. Una petición para que guarden silencio y evitar que estos denuncien ante los medios sus polémicas decisiones. En este contexto, Conde-Pumpido considera que todos los miembros del Tribunal de Garantías deben estar juntos y cohesionados por el bien de la propia institución.
Tal y como publicó este diario, Conde-Pumpido se convirtió en juez y parte de la Ley de amnistía sobre el 1-O colaborando directamente en su elaboración con el Ejecutivo a través del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. La consigna dada entonces en la mesa negociadora fue clara: "El texto no podía correr ningún riesgo en el Tribunal Constitucional".
Tanto Junts, partido del expresidente catalán fugado Carles Puigdemont, como ERC, la formación de Pere Aragonés, aceptaron retrasar la presentación de la Ley de amnistía hasta que Conde-Pumpido diese el visto bueno final, ya que eran sabedores de que así pasaría sin problemas el filtro del Constitucional. Recordamos que el propio Pedro Sánchez aseguró que los acuerdos que el PSOE alcanzase para conseguir su investidura serían "validados" por el TC con "plena normalidad democrática". Es decir, Sánchez anticipaba el veredicto del tribunal sobre la Ley de amnistía.
El 'excusatio non petita’ de la Ley de amnistía
La Ley de amnistía elaborada por el Gobierno para conseguir los votos de Junts y ERC el pasado mes de noviembre recogía un sorprendente 'excusatio non petita, accusatio manifesta'. En sus 23 páginas, la norma hacía 8 referencias directas a su supuesta ‘constitucionalidad’. Además, este argumento era repetido una y otra vez en su exposición de motivos recurriendo a diversas fórmulas.
Cabe destacar que no tiene ningún sentido que una Ley esté justificando en su texto de forma reiterada que es una norma constitucional, ya que se presupone que el legislador que la ha elaborado debe considerarla como tal antes de presentarla.
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