Las fuerzas vivas del independentismo están soliviantadas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En Junts y ERC había calado el mensaje socialista de que su líder iba a arrojar la toalla acuciado por las informaciones sobre las actividades profesionales de su esposa, Begoña Gómez, y la judicialización del caso. Ante esa hipótesis habían pedido garantías de que la amnistía se aprobaría antes de un abrupto final de la legislatura y las habían obtenido, pero con independencia del futuro de Pedro Sánchez.
Ahora, desvelada la continuidad del presidente del Gobierno, en Junts y en ERC se sienten estafados y dolidos puesto que habían expresado su solidaridad con Sánchez, aunque también habían aprovechado para realzar su propio victimismo con los casos de los expresos separatistas y los fugados.
Carles Puigdemont ha delegado la respuesta en el secretario general de Junts, Jordi Turull, porque ha suspendido toda su actividad hasta el próximo miércoles por el fallecimiento de su madre. Turull se ha mostrado sumamente enojado y ha reprochado a Sánchez que abriera una crisis "en plena campaña electoral catalana y en la que su partido se presenta para pasar página y anular las reivindicaciones nacionales catalanas".
El dirigente independentista ha señalado además que "es una grave irresponsabilidad utilizar las emociones sobre el sufrimiento que representa el acoso mediático y judicial para hacer tacticismo electoral e interferir en las elecciones catalanas".
Muy duro se ha mostrado también el aspirante republicano a revalidar la presidencia de la Generalidad, Pere Aragonès, que ha tachado la peripecia de Sánchez de "comedia" y de "jugada maestra" en tono despectivo y en alusión a las maniobras que realizaba Artur Mas durante el "Procés" y que eran calificadas así por sus críticos en el seno del independentismo.
Tapar la corrupción
Para Aragonès, mantener la incertidumbre como ha hecho Sánchez es una "frivolidad absoluta" y una "irresponsabilidad". También ha aprovechado para recordar el supuesto espionaje que dice sufrir a cargo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y para reclamar al presidente del Gobierno medidas concretas contra la derecha y la ultraderecha. Pero ha ido un paso más allá al acusar a Sánchez de haber montado este número, una "cortina de humo", para "ocultar los casos de corrupción en la gestión de la pandemia", una "indirecta" contra Salvador Illa, el candidato socialista a la presidencia de la Generalidad y exministro de Sanidad durante la época en la que se efectuaron las compras bajo sospecha.
Además, ERC ha anunciado que llevará ante la Junta Electoral la maniobra de Sánchez y exige que se prohíba su entrevista en TVE.