Bildu no pierde el tiempo en plena investidura del gobierno del País Vasco. En primer lugar, ya ha llevado a esa sesión a su candidato, Pello Otxandiano, como prueba de sus aspiraciones de poder. Y, en segundo lugar, ha reclamado abiertamente el reconocimiento del País Vasco como nación. Y hay que recordar que el mando del Parlamento Vasco corresponde al denominado como Pacto de Progreso -que incluye al PSE-PSOE y Bildu y no al PNV-.
Las exigencias de los proetarras son variadas. Hay peticiones sociales, de vivienda, económicas, educativas y, por supuesto, territoriales. "La cuestión del nuevo estatus es fundamental. El acuerdo de bases es un buen punto de inicio y se debe afrontar en los primeros meses de la legislatura", señalan oficialmente desde Bildu. Y afirman que "se tiene que reconocer que somos una nación y fijar una nueva relación con el Estado". Y la exigencia será directa para mantener el acuerdo con el PSOE.
Hay que recordar que ese acuerdo de bases al que hace referencia Bildu lleva en su seno una bomba de relojería: el texto incluye una referencia indirecta a la disposición adicional del Estatuto de Guernica, un punto que se desempolva en el peor momento -justo cuando Bildu, ERC y Junts reclaman un referéndum separatista- y que consagra la aceptación de los supuestos "derechos históricos" de los vascos para superar el "régimen de autonomía". Y más allá de la autonomía sólo hay ruptura de España.
Traición al PNV
Y hay que introducir otra pieza más en el contexto de la estrategia de Bildu -la misma formación que ya aplicó la moción de censura en Pamplona para quedarse el feudo al que parecía haber renunciado meses antes-: mientras Pedro Sánchez hacía gala de su capacidad engaño a la población con sus períodos de baja por "reflexión" porque "está profundamente enamorado" de Begoña Gómez, sus socios proetarras aprovecharon para enviarle un mensaje.
Los hombres del condenado por pertenencia a ETA Arnaldo Otegi recordaron al presidente del Gobierno que los resultados de las vascas arrojan dos mensajes. El primero, que Bildu es la fuerza de izquierdas soberanista predominante en el País Vasco. Y el segundo, que el voto en esta comunidad muestra un predominio de separatismo e izquierda. Y que, por lo tanto, con apariencia o sin ella, debe mandar en la realidad de la política vasca Bildu. ¿Cómo? Por medio del control de ese gobierno vasco desde el Parlamento. Porque los partidos de izquierdas sumas 40 diputados, dos más de la mayoría absoluta. Traducido: que ya deslizan la posibilidad de que el PSOE traicione de facto al PNV, porque lo puede sentar en el Gobierno pero en el Parlamento vasco apoyaría las exigencias de los de Bildu, contrarias en materia económica, laboral, empresarial, etc. a las del PNV.
"Un paso de gigante"
En resumen, que mandaría Bildu hasta que el propio Bildu, y ya fuera de terreno electoral, decidiera exigir al PSOE-PSE que le entregue el Gobierno vasco por medio de una moción de censura, opción que ya se aplicó en el Ayuntamiento de Pamplona.
El líder de Bildu, Pello Otxandiano, de hecho, ya ha explicado que "Bildu y la izquierda soberanista han dado un paso de gigante" y que el "empate histórico inédito en el Parlamento entre las dos fuerzas políticas abertzales" los sitúa "en otro escenario político, en una situación que es nueva. Estamos ante un mapa político que es inédito".
Otxandiano ha matizado que "toca ahora interpretar los resultados de las elecciones y plantear el ejercicio que nos tiene que llevar a un nuevo gobierno, a una nueva gobernabilidad y a plantear un proyecto de país que responda a los retos que tenemos en el corto plazo y en el medio y largo plazo". "Existe también una mayoría absoluta de izquierdas con 40 escaños. […] Es el momento de construir un proyecto de país que recoja ese mandato popular, que articule esas dos mayorías cualificadas y sobre eso construya un proyecto de país que haga frente a los retos sociales de los siguientes años", ha añadido el candidato de Bildu.