
El ataque registrado el pasado sábado en el Monasterio de Santo Espíritu del Monte de Gilet (Valencia) se ha saldado de la peor forma posible: el fraile de 76 años que permanecía en estado muy grave en el Hospital Clínico de Valencia ha fallecido este lunes como consecuencia e los fuertes golpes que recibió en la cabeza.
Se trata del religioso que inicialmente se dio por muerto. La Guardia Civil lo desmintió después y explicó que aún tenía un hilo de vida cuando fue encontrado. No obstante, el pronóstico de los médicos que le asistían fue desfavorable desde el primer momento. El padre Juan Antonio LLorente -natural de Murcia- llevaba sólo dos meses en el monasterio franciscano.
El atacante, de 46 años, se ensañó con él tras colarse en el cenobio y llegar a la zona de las habitaciones en uno de los pisos superiores. Agredió a un total de siete religiosos de la congregación al grito de "soy Jesucristo" y "voy a matar a los frailes". Otros dos de los heridos, de 96 y 66 años, permanecen ingresados en el Hospital de Sagunto.
El relato del guardian
El resto de los monjes atacados, que presentaban contusiones y traumatismos, fuero dados de alta y volvieron al convento. Uno de ellos, el guardián Fernando Hueso, ha relatado a Levante-EMV cómo vivió el asalto al monasterio, que el agresor perpetró con varios objetos contundentes y una botella de cristal.
"Entró de forma sigilosa", señala, "y atacó a los frailes de uno en uno". "Yo estaba sentado, leyendo y solo", indica, "oí el ruido de arrastrar algo, pero pensé que sería el padre Carlos con su andador", añade. "Se abrió la puerta de mi cuarto y tuve ante mí a un hombre de mediana edad", apunta. "Iba bien vestido, con ropa deportiva. Su mirada era normal e incluso sonreía".
¿Quién es el agresor?
El atacante, de 46 años y nacionalidad española, fue detenido e domingo y pasa este martes a disposición judicial. Según ha trascendido, es un vecino del Port de Sagunt y cuenta con numerosos antecedentes policiales. Aunque, por el momento, se desconoce el móvil del asalto.
Cuando le vio, Fernando Hueso pensó que se trataba de un electricista o un fontanero que hubiera acudido al monasterio para realizar algún trabajo. "Me preguntó si le conocía (...). ‘Soy Jesucristo', me dijo" y "sin mediar palabra, empezó a golpearme con lo que resultó ser un báculo".
Según fray Ángel Ramón, cocinero del monasterio y otro de los monjes agredidos, ninguno de ellos le conoce. Lo único que tiene claro es que "vino a buscar a los frailes" porque "no se llevó nada" y tampoco "rompió nada". "Era una persona enajenada, yo creo que no tenemos que bucear en más motivos", ha señalado a las puertas del cenobio.

