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La prensa de un vistazo

Los "problemas psicológicos" de Sánchez van en aumento: le corroe la "envidia"

A tío más poderoso de España, Pedro Sánchez, le ha dado ahora por ir de víctima mientras intenta machacar al Rey.

A tío más poderoso de España, Pedro Sánchez, le ha dado ahora por ir de víctima mientras intenta machacar al Rey.
Sánchez, Felipe VI, Letizia y Mazón tras la visita a Paiporta. | EFE

El Mundo

"Ábalos niega el cobro de comisiones y descarga la responsabilidad en Koldo en su declaración de tres horas en el Supremo". Ahora a ver qué dice Koldo. Ha sido él, mentira, has sido tu. Como niños.

Mientras la banda criminal socialista responde ante la justicia, sigue coleando lo de Notre Dame, el circo de Urtasun y el odio africano de Sánchez al Rey, sólo comparable con el que le tiene a Ayuso. Odio o envidia, que para el caso viene a ser lo mismo. Ay, la envidia, el más dañino de los pecados capitales. Dice Javier Redondo que el psicópata no le perdona a Felipe VI que aguantara el tipo en Paiporta mientras él huía como la rata de alcantarilla que es. "Sánchez no le perdona a Felipe VI que sea Rey. Tampoco le perdona que su presencia y coraje contrastara tan nítidamente con su gurrumina fuga: Sánchez "presenta un cuadro fóbico ante todo lo que exija experimentar en vivo el rechazo explícito de su persona por parte de los ciudadanos", escribió ayer el periodista Ignacio Varela". Sánchez, ya lo hemos dicho muchas veces, necesita medicación. Pues que se jorobe Sánchez, por no decir tacos en horario infantil. "España, en la cima de los países mejor valorados por los europeos, con el Rey Felipe VI como la personalidad 'top' del continente". El Rey, no Sánchez.

"Felipe VI articuló ayer ante el Congreso y el Senado italianos un discurso trascendental. Lo hizo en una sesión conjunta de ambas cámaras, un privilegio que sólo se ha dispensado en democracia a otros dos jefes de Estado: a su padre, Juan Carlos I, y al Papa Juan Pablo II", dice el editorial. Hala, Pedro, chincha, a ti no quiere nadie salvo tu amada esposa, y por ahora.

David Jiménez Torres habla de la memoria, que tan de moda ha puesto ahora Sánchez con su arrebato antifranquista a 50 años vista. "El martes, por ejemplo, se anunció que el Gobierno celebrará actos en 2025 para conmemorar el fallecimiento de Franco; el objetivo es festejar «50 años de libertad». El problema, como han señalado muchas voces, es que difícilmente se puede presentar la muerte del dictador por causas naturales como un episodio de la lucha por la democracia. Si acaso, lo que esa efeméride recuerda es el fracaso de quienes habrían querido derribar la dictadura mientras Franco estuvo vivo. Si se quería conmemorar el proceso democratizador, se debería haber esperado, como poco, al aniversario del referéndum de 1976 sobre la Ley de Reforma Política; votación que clausuró el franquismo e inició el proceso constituyente, y encima con una alta participación (77%) y un apoyo masivo (97% de votos a favor). Pero no; en lugar de celebrar el momento en que el pueblo español refrendó activamente el impulso democrático, se celebrará el momento en que una hemorragia interna se llevó por delante a un anciano. Uno pensaría que una democracia, incluso una que se respeta tan poco a sí misma como la española, merece algo más de épica".

"Al tiempo que Sánchez hacía sus anuncios, el Gobierno balear -del PP- renunciaba a derogar la Ley de Memoria autonómica aprobada por el Ejecutivo anterior -del PSOE y nacionalistas-. Lo llamativo no es solo que los populares renuncien a uno de sus compromisos, ni que haya una disonancia entre aquellas comunidades regidas por el PP que han sustituido leyes de memoria por leyes de concordia y aquellas que no lo han hecho. La cuestión es preguntarse por qué hay leyes de memoria autonómicas, cuando el pasado al que aluden es evidentemente nacional. ¿Qué sentido tiene haber fragmentado las políticas de memoria sobre una Guerra Civil y una dictadura que afectaron a todo el país? Nuestra sociedad ha tenido más de 20 años para afinar su relación con los episodios más traumáticos de nuestro pasado; y hay días en los que parece que cada vez lo hacemos peor". Habría cosas que sería mejor no tocar, pero ya se sabe lo que hacen los políticos con la pasta que no es suya.

El País


"Ábalos niega en el Supremo las acusaciones contra él y señala a Aldama y Koldo García". Nadie se lo esperaba. "Ábalos retrata a Aldama como un "impostor" que falsifica documentos para acusar al Gobierno de corrupción". Como toda la banda mafiosa sanchista y sus medios a sueldo (que pagamos todos). Ahora le toca el turno a Koldo y Aldama. A ver cuándo citan al capo.

Luz Sánchez Mellado defiende a Ayuso por las críticas sobre su cuerpo en una columna en la que parece que el subsconsciente la delata y define a Sánchez. "Sin ser santa de mi devoción, tengo que salir en defensa de Ayuso. Hay docenas de motivos por los que criticarla implacablemente. Por su política de desmantelamiento de lo público. Por su prepotencia y su falta de compasión con el prójimo. Por su victimismo de virgen y mártir mientras crucifica al adversario. Por su afán de ser la niña en el bautizo, la novia en la boda y la viuda en el entierro". Y el Rey en el Reino. Sí Luz, ni un antisanchista hubiera descrito mejor a Sánchez.

ABC

"Ábalos, tras declarar en el Supremo: «Nada ha quedado en el tintero. No hubo comisiones»". No hay nada, el argumentario sanchista. "El presidente del Gobierno no se apea de la pinza conspiranoica entre la judicatura y el PP. Introdujo el 'lawfare' -la persecución judicial del adversario- en la agenda de la legislatura para ganarse los votos de Puigdemont y ha acabado por creerse semejante mentira. Es algo más que el desahogo de un político cercado por los casos de corrupción familiar y política directamente relacionados con él. Es un bulo para inocular en la opinión pública el virus de la deslegitimación de la justicia. Si los jueces hacen política con el PP, no son respetables; y si no son respetables, todo vale contra ellos", dice el editorial.

Según Ignacio Camacho , "el discurso de la victimización le sirve para aglutinar a la militancia y a los votantes de vocación más sectaria", que son todos sus votantes. Porque hay que ser sectario y mala gente para votar a semejante psicópata. Recuerdan a los votantes de Hitler. "Cuando el presidente en persona señala a las togas como adversarios encubiertos está prefigurando la coartada de una eventual rebeldía del estamento político contra el Supremo: la independencia judicial cuestionada en el nombre sagrado del pueblo. ¿Imposible? Veremos. El instinto de supervivencia es un vértigo que no obedece a ningún freno cuando anda el poder por medio". No hay nada imposible con este golfo y su banda criminal en Moncloa y los medios.

Rebeca Argudo dice sobre el homenaje de Sánchez al dictador que le precedió que "ni en sus mejores sueños fantaseó Franco con tales honores: un año de celebraciones porque hace cincuenta años que murió en su camita". "Pero a Sánchez, cuando se enfurruña y le da el nervio, primero es el bruxismo y luego las prisas. Y lo mismo escribe una carta (o dos) declarándose enamorado y se toma cinco días libres, que anuncia la construcción de doscientas mil viviendas, el reconocimiento de Palestina como Estado o las bodas de oro de un deceso por fracaso renal agudo y choque endotóxico". Como un cencerro. Y tiene todo el Poder.

La Razón

"Ábalos niega ante el juez las comisiones y se desmarca de Aldama y Koldo". Como ven, nuestros periodistas rezuman originalidad. "No hay una conspiración de los jueces, algo que sabe perfectamente Sánchez, pero no le importa porque no le importa mentir si sirve a sus intereses. Nunca ha existido un acoso judicial en su contra. No es más que propaganda para presentarse como una víctima indefensa de una conspiración y movilizar a su partido". Pero si no tiene partido, tiene un rebaño de mansos borreguitos.

En El Debate, no repetimos más que Ábalos niega comisiones, etc, Antonio Naranjo también señala los problemas psiquiátricos del zumbado de Moncloa. "Sánchez, que a sus múltiples errores y problemas de origen psicológico le añade el pecado de la envidia, no ha debido superar la foto que le hicieron Felipe y Letizia en el fango, que es el lugar simbólico donde vive el líder socialista desde la noche de los tiempos. Y movilizar a su mozo de espadas, el pequeño Albares, es un aviso a navegantes de que para él no hay nada sagrado si por haberlo él sufre daños: al Rey no le han expuesto por no ir a una catedral, que para Sánchez es un espacio franquista probablemente, sino por dejar desnudo al Emperador. Que otra cosa no, pero en memoria para la vendetta es el mejor y ya parece haberle echado el ojo definitivamente a Felipe VI". Eso viene de lejos, pero Felipe parece mil veces más listo que él. Y tiene la ventaja de que no está loco y le tiene cogida la medida al jefe de la mafia.

En España

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