
Rodalies, el servicio de cercanías de Renfe en Cataluña, no ha logrado restablecer el servicio. La infraestructura ferroviaria determinante en las comunicaciones internas de la región ha emitido un mensaje a través de la red social X en el que señala que la "inestabilidad de la tensión en la red eléctrica" ha causado la suspensión del servicio.
La normalidad está lejos de recuperarse en una Cataluña con las autoridades en estado de estupefacción y a la espera de las reacciones de Pedro Sánchez para comparecer ante los medios. El gran apagón todavía no ha terminado. La confusión sobre el origen del episodio es absoluta. Que todas las hipótesis están abiertas y las menciones a los contactos de Sánchez con la OTAN han sembrado un estado de desinformación, el apagón informativo al que se refería ayer Alberto Núñez Feijóo.
La Guardia Urbana de Barcelona y los Mossos d'Esquadra reforzaron este lunes sus servicios, pero el operativo no fue anunciado hasta mucho después de las seis de la tarde. Las autoridades daban muestras de estupor sólo a través de X o en los medios públicos de la Generalidad y el Ayuntamiento. La Generalidad se avanzó con Núria Parlon, la consejera de Interior, que dijo que los niños podrían quedarse en los colegios hasta que sus padres pudieran ir a buscarlos. Nada más.
Ya entrada la noche se empezó a difundir la movilización de 7.200 agentes de los Mossos d'Esquadra para afrontar una noche analógica, con la electricidad recuperada en grandes áreas de Barcelona pero con una incertidumbre total sobre la fiabilidad del sistema.
Caos absoluto. Cero energético y cero comunicación por parte de las administraciones catalanes.