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Jaime Alfonsín dice que "nuestra Constitución se incumple" y pide una reforma que garantice la continuidad de la Corona

El exjefe de la Casa del Rey apuesta por fortalecer las instituciones y garantizar el equilibrio de poderes ante los ataques que sufre la Carta Magna.

El exjefe de la Casa del Rey apuesta por fortalecer las instituciones y garantizar el equilibrio de poderes ante los ataques que sufre la Carta Magna.
Casa de S.M. el Rey

Jaime Alfonsín, anterior jefe de la Casa de S.M. el Rey durante una década, ha asegurado, durante su ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, que sería necesario acometer una reforma de la Constitución "que asegure su cumplimiento" y "garantice la efectividad de nuestro Estado de derecho" y "la imparcialidad, la independencia y el equilibrio de los Poderes". Pero ha añadido que "pretender hoy su reforma es una quimera, un imposible".

En un acto solemne presidido por Felipe VI, en el que ha estado acompañado por Fernando Grande-Marlaska y Benigno Pendás, presidente de la academia, Alfonsín se ha referido a "la falta de respeto a nuestra Constitución: nuestra Constitución se incumple, sin más, en determinadas ocasiones; se inaplica en otras; se interpreta alejada de sus principios fundacionales; o se instrumentaliza, en fin, con fines ajenos a su espíritu". Según Alfonsín, "ese proceso de erosión, además de otras razones distintas y de relevancia, debería conducir a su reforma, si queremos preservar los principios fundacionales del orden constitucional vigente y que Doña Leonor —y antes y todavía Don Felipe— reine sobre una Constitución que sea plenamente vigente".

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Alfonsín, durante su intervención

En su intervención, ha defendido una reforma de la Constitución para preservar sus principios fundacionales y "fortalecer al Estado". Una modificación que garantice "la imparcialidad, la independencia y el equilibrio de poderes". El objetivo, según ha dicho, es que la princesa Leonor reine sobre una Constitución "plenamente vigente".

Entre las reformas concretas, ha citado la supresión de la preferencia del varón en la sucesión a la Corona y la aprobación de una ley de abdicaciones. Esta última serviría para blindar a la institución de debates políticos sobre su continuidad, evitando lo que ha calificado como un "despropósito en términos constitucionales". En su opinión, "se precisa, desde el necesario consenso constitucional, propósito, voluntad política, coraje y visión de Estado para llevar a cabo el proyecto de una España renovada que devuelva la confianza a los españoles y dé esperanza en el futuro a los jóvenes, como nos la dio a mi generación la Constitución de 1978. Pero no porque hoy no sea factible, se debe guardar silencio sobre esta cuestión".

Esa reforma debería asegurar "su cumplimiento y que a las cuestiones apuntadas en el Dictamen del Consejo de Estado de 16 de Febrero de 2006, se sume la de garantizar la efectividad de nuestro Estado de Derecho". "Una reforma que fortalezca a nuestras instituciones —que es fortalecer al Estado— y garantice, en términos políticos y jurídicos, la imparcialidad, la independencia y el equilibrio de los Poderes en nuestra democracia parlamentaria y en la que el Parlamento sea en verdad el eje central de la vida nacional", afirmó.

Uno de los aspectos que se debería suprimir de la Constitución, según Alfonsín, es "la preferencia del varón sobre la mujer en la sucesión a la Corona, lo que daría una mayor plenitud y autenticidad a nuestra Monarquía Parlamentaria". Pero ha explicado que esta reforma no debería "llevarse a efecto aisladamente" sino en unión de las que anteriormente había mencionado. Esta reforma, ha dicho, hoy "está en el olvido hasta que el matrimonio de la Princesa ponga de nuevo en el debate político la cuestión relativa al orden sucesorio".

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También ha considerado "muy recomendable la aprobación de la ley reguladora de las abdicaciones y de las renuncias prevista en el artículo 57.5 de la Constitución", porque "la fórmula utilizada con motivo de la abdicación de Don Juan Carlos" somete a "la institución de facto, aunque no de iure, a una discusión que desnaturaliza el hecho mismo de la abdicación y que lleva a una suerte de debate sobre la renovación, en términos políticos, de la confianza del Parlamento en la Monarquía Parlamentaria a través de la persona del futuro nuevo Rey. Y ello es un despropósito en términos constitucionales".

Alfonsín también dedicó parte de su discurso a la Princesa Leonor, a la que animó a trabajar por la unidad de España, ya que a su juicio el pueblo identifica a la Corona como "símbolo de esa unidad". En este sentido, ha destacado que los primeros pasos de la heredera, que goza de una extraordinaria acogida, "invitan a la esperanza".

En un texto titulado "La educación de la Heredera de la Corona y el oficio de reinar", Alfonsín ha abordado la formación de la Princesa Leonor como "una cuestión de Estado" y "una responsabilidad compartida por la Corona, la familia y la sociedad española". "La educación de la Heredera no es un asunto privado, sino una tarea pública", mientras insistió en que esa formación no puede reducirse a un expediente académico ni a una sucesión de títulos, sino que debe orientarse a la adquisición de un "sentido del deber, de una conciencia institucional y de un compromiso con España".

El nuevo académico cerró su intervención con una afirmación de confianza y esperanza institucional: "La Monarquía Parlamentaria ha demostrado su capacidad de adaptación y su fidelidad a la Constitución. Mantenerla viva es tarea de todos, pero especialmente de quien está llamada a encarnarla en la próxima generación".

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