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Las trampas de la Ley Trans: de la violencia de género a las ventajas en oposiciones para hombres que se declaren mujer

La facilidad con la que uno podrá cambiar de sexo abre la puerta al cambio interesado para aprovecharse de los beneficios reservados para las mujeres.

La facilidad con la que uno podrá cambiar de sexo abre la puerta al cambio interesado para aprovecharse de los beneficios reservados para las mujeres.
La ministra de Igualdad, Irene Montero | EFE

El pasado mes de enero, la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, se burlaba de los críticos con la Ley Trans por dar a entender que "las personas van a ir al Registro para cambiarse de sexo todas las mañanas". Con independencia de que sean muchos o pocos, la exageración de la frase esconde, no obstante, una realidad incuestionable: la facilidad de los trámites al suprimir la necesidad de informes médicos, y la gran cantidad de beneficios que obtendrán aquellos hombres que se autodeterminen mujer y que ya no necesitarán ni siquiera iniciar un proceso de hormonación. Entre ellos, ventajas en oposiciones y becas, o enfrentarse a penas mucho menores en caso de que una mujer les denuncie por una supuesta agresión.

¿Adiós a la Violencia de Género?

La redacción de la norma deja claro que las personas que se cambien de sexo en el Registro Civil tienen derecho a ser tratadas conforme a su nueva identidad a todos los efectos. Esto significa que un hombre que se autodetermine mujer no podrá ser denunciando en el marco de la Ley de Violencia de Género. Precisamente por eso, hombres que están siendo denunciados constantemente por sus exparejas en falso ya han advertido de su intención de acudir al Registro Civil para cambiar de sexo y frenar así esta dinámica.

"Una mujer trans es una mujer, así que si esa mujer le pega a otra mujer no estaríamos hablando de violencia de género", reconocía hace unos días Ángela Rodríguez Pam ante las preguntas que le planteaban sus seguidores en redes sociales. En su lugar, "estaríamos hablando de violencia intragénero o de violencia intrafamiliar, según la relación que tengan".

El trato y las penas son sensiblemente inferiores, de ahí el interés del cambio de sexo tanto para posibles maltratadores como para hombres que simplemente son víctimas habituales de denuncias falsas para, por ejemplo, evitar una custodia compartida en caso de divorcio. No obstante, cabe aclarar que el cambio de sexo en ningún caso será retroactivo, por lo que solo afectará a las denuncias y delitos que se produzcan a partir de ese momento.

Oposiciones totalmente desvirtuadas

Partiendo de la premisa de que aquel que cambie de sexo en el Registro tendrá derecho a ser tratado conforme a su nueva identidad a todos los efectos, los hombres que se autodeterminen mujer pasarán a regirse por los baremos pensados para las féminas en todas las oposiciones, algo que se traducirá en una clara ventaja para todos ellos.

Al no exigir que la persona en cuestión haya iniciado ni siquiera un proceso de hormonación, el hombre mantendrá la fuerza inherente a su sexo biológico, compitiendo con mujeres a las que podrá superar con mayor facilidad. Las ventajas se ven claramente a la hora de analizar los procesos selectivos de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, en los que las pruebas físicas contemplan marcas diferentes en función de si el aspirante es hombre o mujer.

Pruebas físicas más sencillas

En el caso de la Policía, por ejemplo, las mujeres cuentan con más tiempo para superar el circuito de obstáculos o concluir la carrera de los 1.000 metros, pero, además, se enfrentan a una prueba de dominadas radicalmente distinta. Mientras a ellos se les puntúa en función del número de dominadas que son capaces de hacer, a ellas se les evalúa en función del tiempo que aguantan en suspensión, sin necesidad de hacer movimiento alguno. De esta forma, los hombres que se autodeterminen trans, competirán en la categoría femenina, beneficiándose de las facilidades que se les otorga a las mujeres al considerar las diferencias biológicas entre un sexo y otro.

Algo parecido sucede en el caso de la Guardia Civil, donde las marcas para hombres y mujeres también son distintas. Sin embargo, en este cuerpo, la polémica amenaza con ser mayor si cabe, ya que, en su obsesión por atraer a más mujeres, el Ministerio del Interior trabaja en una nueva Ley de Personal que contempla que éstas puedan entrar al cuerpo con menos nota. Concretamente, las féminas tendrán preferencia sobre los candidatos varones siempre que, superado el aprobado, la diferencia de puntos entre ambos no sea superior al 15%.

El objetivo del Gobierno es conseguir que las mujeres representen el 40% de la plantilla en 2030. La pregunta que muchos se hacen ahora es si, de conseguirse, gran parte de ese porcentaje acabarán siendo hombres que, al verse incapaces de lograr una plaza compitiendo con otros hombres, optarán por cambiarse de sexo en el Registro.

¿Cómo de fácil es cambiarse de sexo?

La despatologización de lo trans que consagra la nueva ley hace que los trámites sean mucho más sencillos de lo que parece, ya que, de ahora en adelante, ya no será necesario aportar informes médicos ni demostrar que uno está inmerso en tratamientos hormonales o esperando una cirugía. La persona que así lo desee deberá solicitar el cambio ante un encargado del Registro Civil y rellenar un formulario en el que manifieste su disconformidad con el sexo que consta en sus documentos. Nadie cuestionará sus sentimientos ni le exigirá probar nada, simplemente se le dará un tiempo para reflexionar. Así, pasados tres meses, se volverá a convocar al solicitante para que reafirme su petición y, en el plazo de un mes, se procederá al cambio.

La propia Ley Trans contempla que, en caso de arrepentimiento, la persona en cuestión podrá volver a cambiar de sexo pasados seis meses. A priori, no hay límite de cambios, pero, a partir del tercero, la norma establece que solo podrá hacerse con el beneplácito de un juez.

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