El PP empieza a salir del letargo en el que parecía sumido desde el resultado del 23-J. El shock inicial ante la amarga victoria dio paso a una negociación desesperada para intentar una investidura que se antoja imposible. Sin embargo, el rugido que se escuchó ayer en Madrid contra la amnistía pone de manifiesto que Alberto Núñez Feijóo ha asumido que deberá liderar una oposición muy dura para hacer frente a un gobierno dispuesto a todo para seguir en el poder.
"Es el acto más multitudinario del PP, hemos superado Mestalla", presumían ayer desde el partido tras comprobar cómo miles de personas respondían a la llamada para respaldar a su líder y, sobre todo, clamar contra la amnistía y en defensa de la igualdad de los españoles, la Constitución y la unidad de España. El partido logró congregar a más de 65.000 asistentes, superando las 55.000 que hace 27 años se dieron cita en Valencia para arropar a José María Aznar antes de su primera victoria frente a Felipe González.
El éxito de convocatoria anticipa lo que podría ocurrir el próximo 8 de octubre en Barcelona, donde Sociedad Civil Catalana ha llamado a la movilización de todos los españoles para protestar contra una amnistía que está provocando heridas incluso en el PSOE, tras el rechazo de históricos del partido como Felipe González y Alfonso Guerra, y que le han acarreado la expulsión a Nicolás Redondo. En 2017 se dieron cita contra el golpe del 1-0 un millón de españoles.
Gran éxito de convocatoria
Los de Feijóo habían previsto celebrar el acto en un primer momento en la Plaza de España, con capacidad para acoger al doble de personas que la Plaza Felipe II, donde finalmente acabó celebrándose. Desde el primer momento, el partido se mostró sorprendido ante unas previsiones completamente desbordadas ya horas antes de que diera comienzo hablaban de reunir a 5.000 personas sentadas en sillas, que después descartaron al comprobar cómo iba llegando la gente. "Puede que lleguemos a 10.000, quizá 20.000 si llenamos toda la avenida", comentaban desde la organización.
"Vienen autobuses completamente llenos desde todas las ciudades, se ha tenido que quedar gente sin poder subir", relataba personal del partido al ver las riadas de personas que iban llegando desde las calles Goya, O’Donnell o Fernán González, que conectan con la Avenida Felipe II. Portando banderas de España y carteles críticos con Pedro Sánchez, miles de personas inundaban ya la zona desde las 11.00 de la mañana, cuando todavía faltaba una hora para que dieran comienzo las intervenciones de los líderes del PP.
Los accesos, colapsados
A mediodía, la Policía cerró los alrededores, impidiendo el paso a más personas "por motivos de seguridad", según informó el PP, que fue elevando la cifra de asistentes desde los 30.000 iniciales, después 45.000, hasta llegar a las 65.000 que finalmente calcularon al dar comienzo el acto.
El primero en tomar la palabra fue José Luis Martínez Almeida, con un breve saludo de bienvenida, al que siguió un potente discurso de Isabel Díaz Ayuso que levantó pasiones entre los asistentes al proclamar que los españoles "ya no tragamos más ¡de ninguna manera!" frente a los privilegios separatistas. "Nos duele España", dijo la presidenta de Madrid, emocionada ante las miles de personas que inundaban la zona.
Después fue el turno de José María Aznar que, lejos de mostrarse comedido para no soliviantar a la izquierda como ocurrió con su discurso en el Campus Faes, elevó el tono crítico y advirtió de que "utilizarán todos los medios democráticos a su alcance" para intentar frenar a Sánchez. Le siguió Mariano Rajoy, con un discurso más sosegado, en el que defendió la actuación de las instituciones en 2017 frente al golpe de Estado, cuando siendo presidente aplicó el artículo 155 de la Constitución, con tibiezas.
El acto lo cerró Alberto Núñez Feijóo que subió al escenario al grito de "presidente, presidente", ovacionado por el público que rabiaba contra Pedro Sánchez, al que no dejaron de abuchear cada vez que aparecía en las pantallas que el PP utilizó para amenizar los momentos previos al acto y retransmitir después su desarrollo. "En lo que a mí respecta, lo que quedará para España será libertad, igualdad y dignidad ¡Viva España!" fueron las últimas palabras de su discurso durante el acto que concluyó haciendo sonar el himno de España.