La OPA que el PSOE está haciendo a sus socios de Sumar es cada día más hostil. Ya no se trata solo de arrebatarle algunas de sus banderas, y no sólo de manera metafórica, ya que este viernes en el cierre de campaña se ondeó en la grada una de Palestina. También algunas de las caras más emblemáticas del socio minoritario se van sumando a las filas socialistas.
La cuota catalana de Unidas Podemos en el Gobierno durante buena parte de la pasada legislatura, el exministro de Universidades Manuel Castells, asistía al cierre de campaña de la campaña de Salvador Illa en primera fila, como si fuese un histórico más del PSC. Al nivel del expresidente catalán, José Montilla, o la riestra de líderes efímeros que tuvieron durante el procés, como Miquel Iceta o Pere Navarro.
¿Frenando a Puigdemont?
Desde este lunes, no se pueden publicar las encuestas pero los partidos siguen haciendo sus sondeos. Las últimas tendencias muestran que Carles Puigdemont se va a acercando cada vez más a Salvador Illa y que el escenario de gobernabilidad se complica.
En pleno auge de los del prófugo, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, endurecía su discurso contra los "pseudomedios" y se vendían como víctima de una conspiración de unos grandes poderes que luchan por derrocarlo. "Hay intereses con mucho dinero que pagan a esos pseudomedios que tienen a unos políticos a sus servicio, que crean bulos y tratan al adversario como un enemigo al que hay que destruir", añadía Sánchez ampliando su teoría sobre "la desinformación".
El líder socialista socialista también aprovechaba para ridiculizar la estrategia de los partidos derechas y sembraba dudas sobre quién quedará por delante. "PP y Vox están ahí a ver quién queda cuarto", recalcaba Sánchez mientras preguntaba: "¿Para qué están pidiendo el voto? ¿Para ver quien queda delante de quién? ¿El PP delante de Vox y Vox del PP?".
Al igual que hizo el jueves en Villanueva la Geltrú, afeaba a Vox y PP utilizar la inmigración como baza electoral. "Este es un país abierto y tolerante", exclamaba mientras en el graderío del fondo se veía a una simpatizante socialista con un llamativo velo islámico verde, situada de manera estratégica para que saliese en el plano detrás del presidente del Gobierno, en un mitin masivo con 3.500 asistentes dentro del Pabellón del Valle de Hebrón y otras 500 fuera del recinto siguiendo el acto con una pantalla gigante.
Sánchez, relajado
Pese a los últimos trackings, aireados más por los separatistas que por el PSC, Pedro Sánchez, se mostraba relajado durante el cierre de campaña, lejos de la frialdad que suele mostrar en sus mítines. Incluso se abría a improvisar y mostrar cierta naturalidad, algo inusual en sus actos, al pedir al público que le prestase una camiseta con la silueta facial de Illa, haciendo de su peinado y sus gafas un rasgo distintivo.
Tras coger una que le arrojaron desde el gradería, Sánchez se la ponía por encima de su camisa vaquera. "Se nota que te sientes a gusto en Cataluña y Cataluña se siente a gusto contigo", le respondía Illa que recordaba el paseo improvisado que este viernes se daba el presidente del Gobierno por el centro de Tarragona, donde se mostraba sonriente, repartiendo selfies y besos en el mercado Central.
Illa pide el voto
En lo que coincidían Illa y Sánchez es en arremeter contra la gestión de los últimos años de los separatistas, algo a lo que, hasta ahora, el presidente del Gobierno se habría mostrado al margen. "Hoy Cataluña está a la cola de los informes PISA", afirmaba Sánchez antes de pedir "un cambio. El primer secretario del PSC se centraba en preguntarse cómo una comunidad que fue "pionera en materia educativa, ahora esté a la cola".
El candidato también animaba a preguntar por la decadencia en materia sanitaria, de infraestructuras y hasta de intelectuales. "Quien quiera más de lo mismo tiene muchas papeletas, incluso la abstención, quien quiera abrir una nueva etapa sólo tiene una opción: votar socialista", incidía Illa en su última llamada a la participación