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Con los dirigentes históricos fuera, ¿quién queda en Vox diez años después?

Vox ha enseñado la puerta de salida a pesos pesados del partido por no sucumbir a Abascal y ser fieles a sus principios.

Vox ha enseñado la puerta de salida a pesos pesados del partido por no sucumbir a Abascal y ser fieles a sus principios.
LD

El camino de Vox en su primera década de vida no ha estado exento de una gran purga interna que se han cobrado con las expulsiones de algunas de sus figuras más relevantes y presentes en la fundación del partido cuando se presentó en sociedad el 16 de enero de 2014. En ese momento Santiago Abascal decidió lanzarse a la arena política, tras integrarse en el PP vasco, para lanzar un proyecto cuyo objetivo era preservar la democracia interna y ser independientes económicamente absteniéndose de servirse de dinero público. Estos valores se han ido perdiendo al tiempo que el partido ha ido dejando un reguero de exdirigentes por el camino.

De la misma forma que Vox promueve el acoso en redes sociales a los medios de comunicación, el señalamiento a aquellos dirigentes críticos con las ideas vertidas por Abascal es constante. En este sentido Vox ha enseñado la puerta de salida a pesos pesados del partido que tienen a sus espaldas un gran bagaje por el simple hecho de no sucumbir y ser fieles a sus principios, siendo Rocío Monasterio la última integrante fundadora de Vox en salir del partido.

La descomposición de Vox comenzó con la exdiputada Macarena Olona cuya buena relación con Abascal se vio rota tras los resultados en las elecciones de Andalucía de 2022 en las que el partido sumó 14 escaños, quedándose muy lejos de las expectativas.

A ella le sucedieron los exdiputados Víctor Sánchez del Real y Rubén Manso que fueron expulsados de la primera línea política tras las elecciones de 2023. Otros representantes del sector más liberal de Vox decidieron abandonar el partido como es el caso del exportavoz parlamentario y marido de Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros y el exdiputado Juan Luis Steegmann que salió de Vox advirtiendo del cambio de rumbo ante una "deriva antiliberal y anticientífica". Uno de los cargos más importantes en las instituciones europeas, la exeurodiputada Mazaly Aguilar decidió romper su carnet número 8 como afiliada de Vox cuando vio como viraba el partido en Europa: de una inicial vocación europeísta a una alianza con partidos pro-Putin.

A esta lista además hay que sumar al todavía diputado y uno de los abogados en la acusación popular del 1-0, Pedro Fernández, que el pasado mes de agosto se dio de baja del partido alegando "motivos profesionales", pero manteniendo su escaño en el Congreso de los Diputados.

El foco está ahora puesto en Javier Ortega Smith al que se le relegó de la secretaría general tras criticar públicamente la deriva del partido cuando todavía no se había digerido la salida de Espinosa de los Monteros. Su actitud cambió cuando le incluyeron en el Comité Ejecutivo Nacional de Vox, renovado en enero. "Se vendió por un plato de lentejas", sostienen a Libertad Digital miembros que participaron en la creación de Vox.

En este contexto, el que fuera el embrión de Vox, se ha quedado acotado en Abascal que prefiere consolidar una nueva guardia de cargos "que no den problemas". Entre ellos destacan rostros muy jóvenes, con edades comprendidas entre los 29 y 40 años, como José María Figaredo, Pepa Millán, Ignacio Hoces o la propia Isabel Pérez Moñino que sustituye como portavoz a Rocío Monasterio en la Asamblea de Madrid.

Estas figuras forman la nueva generación del partido que acompañan a Santiago Abascal siempre escudado por Enrique Cabanas, Kiko Méndez-Monasterio y Gabriel Ariza.

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