
Cada vez está más lejos la reconciliación de Podemos y Sumar cuando se cumple un año de la decisión que tomaron los morados el pasado 5 de diciembre de 2023, de abandonar el grupo parlamentario de Yolanda Díaz y anunciar su paso al grupo mixto. Los de Ione Belarra se sienten satisfechos con la ruptura viendo como recuperan terreno mientras el socio minoritario del Gobierno, con una tendencia a la baja, se va desgastando tras varios periodos de reconstrucción con tres portavoces parlamentarios en lo que va de legislatura, siendo la última Verónica M. Barbero en sustitución de Íñigo Errejón tras las acusaciones por acoso sexual.
Apenas duraron cinco meses juntos en los que en lugar de firmar una guerra fría, protagonizaron una cruel batalla entre descalificaciones y vetos. Sumar quería imponerse a Podemos, en su estrategia por aglutinar el voto a la izquierda del PSOE. Un movimiento que para los de Ione Belarra tenía una clara intención: pisotear a Podemos.
Juntos el 23-J
Sobre la bocina, Podemos y Sumar firmaron un acuerdo de coalición para concurrir de manera conjunta en las elecciones generales del 23J. Después de meses de largas negociaciones, los morados pasaron por el aro y accedieron a formar parte de Sumar pese a las quejas por el veto a Irene Montero y a la escasa representación en las listas electorales. Sus malas relaciones se plasmaron durante la campaña electoral que en vez de mostrar el deshielo, la frialdad entre ambas formaciones quedó más que patente.
Mientras que Sumar se sintió orgulloso de salvar los muebles el 23J, los morados fueron muy críticos con los resultados. Haciendo valer sus cinco diputados, ahora cuatro, tras la marcha de Lilith Verstrynge, Podemos quiso ejercer autonomía política, lo que unido a otros motivos de confrontación desató su marcha al Grupo Mixto, algo con lo que Podemos se siente cómodo.
Sumar vs Podemos
Su primera batalla por separado la libraron en Galicia, donde como en el País Vasco evidenciaron una debacle. Escenario muy parecido al que vivieron en las elecciones europeas donde obtuvieron un pobre resultado aunque a Sumar le quedó el consuelo de quedar por encima de Podemos. Sin embargo esta cita desató un terremoto en Sumar dejando a Izquierda Unida sin representación en el Parlamento Europeo por primera vez en 25 años. Los de Antonio Maíllo serían los únicos en poder pivotar la reconstrucción de la izquierda, ya que mantienen comunicaciones con ambas formaciones y defienden una izquierda "unida" y "sin vetos".
Liderar la izquierda
Desde una posición más autónoma, Podemos aprovecha la moderación de Sumar para hacer ruido y diferenciarse. La presión de los morados ha sido prácticamente constante teniendo como ejemplo el decreto de subsidio por desempleo por el que votaron en contra al incluir un recorte para los mayores de 52 años, que hizo a Díaz revertir el texto. Recientemente Podemos también ha forzado hasta el último momento el acuerdo sobre la reforma fiscal. Aceptaron la condición de celebrar una mesa negociadora para el impuesto a las energéticas con el resto de grupos y que el PSOE, dos semanas después, continúa sin convocar.
Ahora con un Podemos en ascenso ganando cuota en la izquierda, Sumar trata exprimir cualquier oportunidad para posicionarse a la izquierda del PSOE, siendo la última, el borrado del término ‘queer’ en las siglas LGTBI.
Dos personalidades muy diferentes que luchan por la supervivencia sin tregua un año después de su ruptura. Podemos defiende que los avances no se logran callando, mientras Sumar apuesta por la discreción y las negociaciones.

