Cuando Pedro Sánchez era líder de la oposición, en 2014, concedió una entrevista a El Mundo en la que afirmó que eliminaría el Ministerio de Defensa. Ahora, una vez en el poder, está teniendo que ejecutar el mayor aumento militar de las últimas décadas.
El presidente del Gobierno tiene muy presente esta frase de la hemeroteca de ahí que este martes, durante la comparecencia ante los medios para presentar el plan de defensa, admitiese "con toda franqueza" que si hace años le hubiesen preguntado por sus prioridades en inversión, "mi respuesta habría sido distinta". El arranque de sinceridad lo completó con una justificación. "No es que nuestros valores hayan cambiado, es el mundo", ha terciado.
Once años después de aquellas declaraciones, se ha encontrado rebañando entre las partidas no ejecutadas, el ahorro de intereses y los fondos comunitarios para sacar 10.400 millones y destinarlos a Defensa , en línea con la exigencia del 2% del PIB, pese a que luego matizaba que sólo un 19% iría a la compra de armas.
Tampoco Yolanda Díaz, ni Ernest Urtasun, ni Mónica García, ni Sira Rego, ni Pablo Bustinduy se imaginaban que el mayor plan de defensa se aprobaría con sus votos en un Consejo de Ministros pero esto es lo que sucedió este martes en La Moncloa.
Los ministros de Sumar sabían que se iba a aprobar un rearme, ya habían tenido constancia gracias a la Comisión de Secretarios de Estado y subsecretarios. De ahí que este martes se presentasen con unas objeciones escritas a la compra de armamento.
"Sumar ha presentado observaciones con la adquisición de productos de Defensa", admitía Sánchez en su comparecencia para luego restarle importancia porque hay otras partes del plan que ambos socios comparten. "Lo hemos gestionado desde las discrepancias desde el respeto y el diálogo", afirmaba el presidente del Gobierno.
Lo que le sorprendió a varios ministros es que el encargado de presentarlas no fuese la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, sino el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. En el sector socialista admiten que cada vez es más habitual que el catalán hable por el resto de ministro de Sumar, como sucedió este martes en el Consejo de Ministros, donde, tras presentar las objeciones, Urtasun realizó una breve crítica.
En teoría, las labores de coordinación de las carteras del socio minoritario le corresponden a Díaz como vicepresidenta segunda. La gallega no ha abdicado de su responsabilidad y suele intervenir en los Consejos de Ministros. No fue el caso de este martes. Tampoco es la primera vez que, según fuentes presentes, el titular de Cultura ejerce de portavoz del resto de ministros de Sumar y confronta con Sánchez.
El doble juego de Díaz
La proyección interna de Urtasun coincide con la debilidad de Díaz en las encuestas tras los escándalos de Errejón o la marcha de Podemos al grupo Mixto. En el sector socialista creen que la competencia con los morados es lo que más condiciona a Sumar a la hora de presentar objeciones al gasto militar. "No quieren perder esa bandera", admiten en el Ejecutivo.
La rapidez del Gobierno a la hora de aprobar de este plan, pese a no tener Presupuestos, la explican porque tienen nueves meses para ejecutarlo y a la OTAN no le vale lo presupuestado, sino el gasto total. Esto es lo que computará a la hora de saber si se ha alcanzado el 2% del PIB en gasto militar y que Sánchez ha prometido alcanzar durante este 2025.
Una ingente inversión que se hará, pese a las objeciones, con el apoyo de Sumar y el silencio cómplice de Díaz pese a que luego, sólo unos minutos antes de que el presidentes compareciese, filtrase las objeciones de su coalición a la compra de armamento. Un papel que, en cambio, presentó Urtasun ante el resto de ministros socialistas.