
Hace mucho tiempo que Pedro Sánchez busca una anulación de la capacidad operativa e investigadora de la Guardia Civil y de su independencia. Los ataques al que fuera coronel jefe de la UCO, Manuel Sánchez Corbí, o al coronel Pérez de los Cobos por negarse a dar información secreta judicial; la eliminación de la unidad antidroga OCON-Sur; la retirada de sus competencias en Navarra; o su devaluación en las costas —y no costas— catalanas avalan la evidencia de que la Guardia Civil y su labor no es bienvenida en Moncloa. En medio de todo ello, Libertad Digital ha aportado documentación que ha acreditado el constante ofrecimiento por parte de una de las líderes de la cloaca, Leire Díez, de favores que procederían directamente de la "directora de la Guardia Civil".
Las reuniones -en las que se hicieron esos ofrecimientos de trato preferente de la Guardia Civil o de recibir un cargo de asesor personal de la citada directora- se desarrollaron en marzo de 2025, cuando la mencionada directora era Mercedes González, que ocupa ese cargo desde el 17 de septiembre de 2024. De hecho, ella llega como sustituta de Leonardo Marcos, a quien Koldo García Izaguirre acusó de ser uno de sus informadores. Esa afirmación fue más tarde desmentida, pero no el hecho de que con otra directora de la Guardia Civil -previa a Marcos y González, pero también de la era Sánchez-, María Gámez, Koldo entraba en la principal sede de la Guardia Civil "como Pedro por su casa", como afirmaron a Libertad Digital testigos directos y continuos.
Y hay que recordar dos cosas más. La primera, que Gámez fue apartada tras ser imputado su marido y cuñado por una ramificación del caso ERE. Y la segunda, que la cloaca también pretendió conseguir información de un comandante de la Guardia Civil, Rubén Villalba, quien, a su vez, funcionó como topo de la trama Koldo para avisarles de los movimientos del resto de guardias civiles y de la Justicia que investigaban a la presunta "organización criminal". Y alguien tuvo que dar ese poder y capacidad a Villalba.
La Guardia Civil sigue en pie
Los continuos movimientos de Pedro Sánchez por penetrar en la Guardia Civil no han conseguido acabar, ni mucho menos, con la independencia de la Guardia Civil. Pero sí parece que han abierto una brecha política que ha usado información para restar poder de actuación y efectivos al cuerpo.
Toda la información que está saliendo a la luz sobre la cloaca demuestra varias cosas. La primera, la obsesión por anular a la UCO y a la Guardia Civil en general. La segunda, el deseo de tumbar su prestigio y la labor de mandos de la UCO, como el teniente coronel Balas. La tercera, que la cloaca alardeaba de sus contactos e influencia con la directora de la Guardia Civil. Y la última, que Leire Díez estaba convencida de que podía contar con el favor de quien ya había sido usado como topo de la trama PSOE-Koldo, el comandante Villalba.
Hay que recordar que Koldo contó con este comandante de la Guardia Civil ahora imputado para recibir chivatazos y esquivar la acción de la Justicia. Es más, Koldo realizaba peticiones de acceso a datos policiales por medio de él y lo hizo hasta de empresarios "amigos". Las entradas en datos policiales están certificadas por las grabaciones y comprobaciones de la UCO: el uso —para advertir o para tener información de los empresarios— se desconoce.
La UCO ha plasmado en sus informes la siguiente afirmación: "Koldo demandaba información a Rubén de análoga naturaleza. Estas consultas eran relativas a vehículos, personas o denuncias". Por petición de la trama se sabe que esos espionajes de los datos policiales incluyeron, por ejemplo, al inspector de la Agencia Tributaria que destapó inicialmente y sin saberlo el caso Koldo-PSOE —lo hizo al detectar un incremento injustificado de los beneficios de las sociedades de la trama—.


